CAPÍTULO 1 (Sam)

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23/12/14 Londres, Inglaterra.

A lo lejos escucho el solo de mi canción favorita, Nothing Else Matters de Metallica, escuchando bien, ese es mi teléfono. Abro los ojos de golpe al notar que me dormí completamente vestido en mi sillón, rápidamente me levanto a contestar la llamada sin mirar quien demonios es.

-Hola-Saludo cortés esperando una voz del otro lado de la línea.

- Sam, lo siento tanto- Mis ojos salen de su lugar, mierda, esta loca me acosa- Perdoname amor- Cuando Lilian término de hablar me enfurecí tanto ¿Cómo es capaz de llamarme ahora?.

- Mira primero que nada no me digas amor ¿Si?-Suspiro pesadamente y continuo- Segundo, no me llames más, olvidate que existo- Terminó cortante.

Se pone a llorar, volteo los ojos, ¿Hasta cuando va a ser así? Pregunté en mis adentros.

- Sam no me hagas ésto por favor- Suplicó la muy chanta. Suelto una carcajada irónica.

- ¿Me dices eso luego de lo que me hiciste?, no entiendo como te pude amar, deja de molestar por favor-Dicho esto corte la llamada, fui a la agenda busqué su número y la bloquee. Cuando lo hice tiré el teléfono lo más lejos posible, haciéndose añicos. Mierda mi teléfono nuevo.

Frustrado me senté en el suelo de la cocina, mientras tarareaba Let her go de Passanger, maldita canción. A los segundos noto mis lagrimas caer por mis mejillas. Yo le daba todo, ¿Porqué me lo devuelve así? Preguntas con respuestas que no voy a entender nunca. Me limpio las lagrimas rápidamente y me levanto. Me dirijo a mi habitación a preparar mi bolso para ir a lo de mis padres a pasar navidad. Mientras lo armo no puedo prohibirle a esas gotas de agua que quieren marcar presencia. Media hora después me encontraba tirado en mi cama llorando como un bebé cuando quiere comer. Esto es horrible, enamorarse es divertido decían, si claro, esto es una mierda inútil. Devastado levanto mi mochila, me coloco mi campera y me dirijo a mi antigua casa donde se encuentran mis padres y hermanos.

Luego de tomar un ómnibus en un viaje de 15 minutos llegué, quiero verlos, la parada queda a una cuadra. Corrí prácticamente, al llegar golpeo la puerta la cual se abre unos segundos después dejando ver una de mis mujeres preferidas, mi madre. La cual me dió un abrazo que tanto anhelaba.

Saludé a todos mis hermanos y me fuí al fondo donde estaba mi padre.

- Ya estas viejo para correr con los perros-Dije bromenante.

Se dió vuelta en una milésima de segundo y corrió a donde estaba y me abrazó. Ya se pensarán que hace mucho no los veo a todos, pero fue hace dos días la última vez que nos vimos todos. Somos muy cariñosos y me gusta.

-Hijo-Me sonrió-¿Te quedarás hasta las fiestas?-Preguntó.

-Hasta el 26 para ser claros-Contesté. Asintió.

- Vamos adentro-Me "ordenó".

Luego de un rato nos encontrábamos todos jugando al dígalo con mímica. Me siento felíz con ellos pero a quien engaño, quiero a Lilian aquí, sacudí la cabeza negando para borrar esos sentimientos.

Cuando mi equipo ganó mi madre nos mandó hacer los mandados navideños con mi padre. Mala idea mamá.

Mi dos hermanas mellizas peleando con el más pequeño por un pedazo de carne de esos que dan como bocado en los hipermercados. Mis otros dos hermanos llenando el carro de bebidas alcohólicas. Mi hermana junto con mi otra hermana Marie. peleando con una anciana porque le piso el pie con un carro. Mi padre buscando un helado de sabor raro y bueno yo acá parado mirando las aceitunas. Luego de que papá encontrará el helado y vió el escándalo que se armó, gritó un poco y todos nos pusimos en fila como soldados. Como siempre.

Terminandas las compras fuimos a casa y mi madre me regaló un teléfono nuevo ya que hoy temprano le conte que el otro cayó "accidentalmente". Pero este ¡Era un ladrillo! Y no miento, era uno de los antiguos, aunque sea podía llamar. Luego de ponerle una antena de metro y medio para recibir señal. Cenamos y me acosté a dormir mañana será un día largo.

Dos deseos de navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora