CAPÍTULO 9 (Lorrain)

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31/12/14 Londres, Inglaterra.

Me lavanto muy temprano, y me voy del apartamento de Sam dejándole una nota en la mesa.

"Te veo a la una en mi casa. Te quiero, Lorrain".

Salgo del apartamento y tomo la tarjeta que mamá me dió para gastar cuando necesite y hoy sería ese día.

Decido ir a una peluquería. Al entrar espero unos instantes y me atienden.

La peluquera quita mi cabello de la colita y dice- Que hermoso cabello-. Comenta- ¿Qué quieres hacer con él?-. Me pregunta.

Le respondo- Darle vida y cortarlo en dos capas-. La chica mira analizadolo y comienza manos a la obra.

Veo como los mechones caen uno a uno. Poco a poco mi pelo va tomando su forma en dos capas, una que llega hasta mis hombros y la otra hasta la cintura.

Luego de eso, me llevan a un confortable asiento, donde me lavan el cabello, un baño de crema, me quitan los cabellos sobrantes del corte que quedan en mi cabeza para que no me molesten. Luego me secan el pelo con un secador y me pasan la planchita. Al cabo de una hora me encuentro lista con mi mejorado pelo.

Camino hasta casa bastante rápido ya que quiero estar lista para cuando Sam mi Sam llegue.

Al llegar mi madre está levantada cocinado, así que no la interrumpo porque es la tarta que va a hacer para llevar a la casa de Sam.

Subo a mi cuarto, me doy una relajante ducha en mi bañera, pero antes me puse una gorra para no estropear el cabello recién arreglado.

Pongo un espumante en la bañera, con un líquido que dejaba en la piel aroma a rosas.

Luego de un largo rato que no tengo ni idea cuanto demoré, salgo de la bañera, me seco con una toalla lo que más puedo para no estropear lo que elija usar.

Al salir en mi cama encuentro una caja rosa con un gran moño. Encima había una tarjeta que decía: "Debes estar radiante. Mamá".

Destapo a caja y tocó la suave tela rosa que se encuentra en el interior. Lo tomo y lo levanto admirando, ese vestido es hermoso. Es de seda rosa, con una tela que es una gasa que recubre la seda y lo hace más suave y fino. Debajo del vestido habían un par de balerinas blancas con brillitos rosas a tono con el rosa clarito del vestido.

Me paro frente al espejo del ropero y me coloco el vestido. Tiene unas pequeñas manguitas que cubren mis hombros, es ajustado en el busto y suelto desde la copa del busto hasta las rodillas, un mínimo viento y se volaría. Es como estar desnuda. Me pongo las balerinas y doy pequeños giros en círculos porque me siento una niña, una princesa, de hecho conserva mi naturalidad dándole un toque de inocencia.

Me coloco una bincha finita con brillitos y pongo todo el pelo hacia atrás y la vez tomo una gomita de pelo y la ato justo a la mitad para que parezca que el pelo está suelto pero no. Delineo mis ojos apenas, para profundizar el color de mis ojos y un labial rosa clarito. Lo único que espero es que a Sam le parezca linda. Al bajar las escaleras mamá se encuentra mirandome detenidamente.

Sonriendo me dice- Te vez hermosa-. Comenta.

Yo sonriendo le respondo- Gracias a tí-. Y la abrazo- Te amo, mamá-. Le susurro.

Ella me dice- Yo también, aún falta el toque-. Desaparece en una habitación y viene con un abrigo largo blanco.

Me lo coloco la campera, y me cubre desde los hombros hasta las rodillas. Pero prefiero usarlo desprendido para que Sam me vea como estoy vestida.

Dos deseos de navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora