Epílogo

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Dos meses después.

Se bajó con una increíble rapidez de aquel jet privado, y olisqueó ligeramente el aire de la ciudad, hasta que este pudiera quemarle los pulmones. Asintió con ligera educación hacia el chofer que lo esperaba en la puerta del aeropuerto y este de inmediato puso el lujoso Mercedes en marcha. Aquel muchacho miraba con impaciencia por la ventanilla del auto, las luces destellantes, el tráfico, los edificios imponentes le brindaban una frívola bienvenida.

       Sacudió un poco las plataformas de los zapatos que llevaba, y de verdad esperaba no llegar tarde al casino que inauguraba esa noche.

       Agradeció internamente cuando divisó las letras brillantes del exclusivo hotel, y suspiró suavemente, no iba a dejar que el nerviosismo lo consumiera, no ahora que ya estaba aquí. Había una fila enorme en la entrada, pero claro, él estaba en el vip access, sonríe cuando los guardias se hacen a un lado para dejarle pasar, observando triunfante a los demás que quizá llevaban horas parados ahí.

         Lo primero que hace es tomar una copa de las elegantes mesas que se encontraban en la zona exclusiva y degusta satisfecho aquella bebida alcohólica sin color, dejando de lado la increíble cantidad de mojitos, ron y cervezas frías que había. La música retumbaba en sus oídos, el ambiente estaba en pleno apogeo y las personas allí presentes lo miraban con disimulada atención. Reconocía algunas caras pero no estaba para cordialidades ahora. Las luces coloridas giraban a su alrededor, se sentía como un endógeno sistema solar. Aunque él se consideraba una simple estrella.

        Su corazón latía rápido, con una increíble sed de lujuria y diversión, se encontraba hambriento de sentimientos y emociones desenfrenadas. Y solo miraba a su alrededor buscando una alma pagana que demandara sus mismos deseos, algo temporal, tener un buen rato, sin pedirse perdón.

        Se levantó de aquella mesa donde descansaba la botella que había pedido para esa cita que claramente no consiguió, y dedico otra rápida mirada al lugar donde se encontraba. Sus labios rojos de tanto mordisquearlos, sus manos aun temblaban, y sus ojos brillaban por el alcohol que quemaba su torrente sanguíneo.

         Logró exhalar profundamente y dirigió su caminar hacia el balcón, las verdaderas estrellas y el cielo oscurecido solo lo hicieron sentir más mareado y ansioso.

       Estaba deseoso, extasiado y tristemente solo, ¿qué era lo peor que podía suceder aquella noche? ¿Encontrar nuevamente a alguien que lo hiciera llegar a ese éxtasis que tanto anhelaba?

        Las puertas de vidrio se deslizaron de forma lenta, dándole paso a una figura imponente que desprendía un exquisito aroma masculino, que estando a unos pocos metros de distancia lo había enloquecido. Escuchó como resonaban sus zapatos.

        Esas grandes manos lo invadieron por completo, arrastrándolo, iniciando entonces un intenso besuqueo que le hicieron jadear.

         Sus dedos se aferraron bruscamente a la espalda contraria, y el roce se volvió poco delicado. Gimió al caer en cuenta que sus plegarias habían sido escuchadas.

—¿Por qué no terminas con tu novio? Estoy aburrido —murmuró con esa voz enronquecida, lo que hizo reír al más bajo.

        Aun así, negó rotundamente, el contrario sonrío al sentir como el más bajo lo tomaba con más fuerza de los cortos y lacios cabellos, enredando sus dedos en estos. Halándolos suavemente.

        El más alto lo encerró nuevamente entre sus brazos, dejando un camino de mojados besos hasta sus rojos labios, se sentía tan bien, pero si, estaba bastante mal.

        Solo necesitaba un beso, lento, con leves mordidas, y eso fue lo que recibió.

—Sabes muy bien que tú novio y yo no tenemos comparación...—volvió a besarlo con rudeza.

         Louis intentaba controlar en vano su respiración, mientras el otro que se encontraba frente a él se burlaba tiernamente. Era sostenido dócilmente de la cadera, y para ese punto quería más, le urgía tener más.

—Oh vamos, Harry si eres mejor que esto —dijo acercándolo aún más si acaso aquello era posible.

        El mencionado carcajeó, mientras acunaba entre sus grandes manos, las mejillas de su amado.

—Te extrañé idiota arrogante —le dijo.

—Y yo a ti enano —sonrío, enamorado hasta más no poder.

        Dos meses sin tenerse cara a cara representó un vil reto para ambos, todo aquello orquestado por la madre de Louis al enterarse que este rompió con Danielle. Y si, logró mantenerlo bastante ocupado en las oficinas de Manhattan, que eran dirigidas por Johannah. Tuvo que ser claro con ella, él amaba a Harry, no iba a seguir ahí más tiempo.

         Y aunque Harry se hubiese deshecho de su increíble melena de rizos, esa que tanto adoraba, la melena que lloro por días cuando este lo llamo para contarle, lo seguía amando con cada fibra de su patético ser. Seguía siendo encantador e intimidante, solo que quizá ya no tan arrogante desde que habían empezado a estar juntos.

—¿Nos vamos a quedar aquí? —lo hala el más bajo del brazo.

—Vaya, ¿tan impaciente estás? —ríe en su dirección.

—Es porque te amo, sé que al principio todo fue...ya sabes, intenso, atracción física tal vez.

—Sexo —afirmó Harry mientras tomaba su pequeña mano entre las suyas.

—Eso también —sonrío burlonamente—. Pero te amo Hazz, siempre estás en mi corazón, siempre seré tuyo.

       Harry muerde su labio enternecido, no podía con tanto amor que esa dulce criatura le brindaba, a él, que había sido bastante malo a decir verdad, seguía sin creer en la vida que le había regalado Louis. Prácticamente se le arrodilló para tenerlo.

—También te amo, tanto que me duele a decir verdad, no pensaba admitirlo en voz alta pero... —suelta una carcajada.

—¿Ves cómo lo arruinas?—dijo Louis a punto de empezar un berrinche.

—Ya, ya, lo siento —besó su mano para volver a prestarle toda la atención—, continúa mi amor.

        Louis suspiró, de nuevo, porque planeaba pasar toda su vida junto a esta persona y a veces quería golpearlo, y después llenarle la cara de besos, pero así era esto.

—Bien, como arruinaste mi discurso iré al punto. ¿Quieres ser mi novio? Mi novio formal, ya sabes, ¿mudarte conmigo?

         Harry asintió feliz, enrolló nuevamente entre sus brazos a su pequeño, manifestándole todo el amor y devoción que sentía.

         Ya no había nada en medio, ya no habían espacios entre ellos.

        Todo lo que alguna vez los separaba...terminó.

***


¡HOLAAAA! 

es que estoy tan pero tan feliz, de haber culminado esto por fin, gracias a todxs por votar y comentar siempre siempreee

probablemente escriba unos extras, haganme saber aqui si les parece cool la idea.

mil besitos, abrazos y amor.

cuídense, gracias y siguiente.


break up with your girlfriend, i'm boredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora