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advertencia; contenido sensible que debe leer bajo su responsabilidad. ahre 

Esto solo le pasaba a él, aquel idiota sabía perfectamente lo que le hacía sentir y tampoco quería que todo acabara.

      Harry sonrío complacido al verse en el espejo, aunque solo podía verla a ella, podía imaginar sus gritos de frustración cuando su novio no llegaba a casa, por estar con él. Muchos pensarían que estaba loco, que estaba enceguecido con esa relación que no era suya. Y en efecto, creyó pues que estaba al borde de la locura misma que representaba amar a alguien que no sabía si alguna vez iba a pertenecerle, sin embargo se arriesgaba. Porque haría todo para poseerlo.

        Se acercó con cuidado, lo único que se escuchaba a parte del notorio estruendo de la música en la parte de abajo, eran los tacones de las botas Chanel que había elegido llevar esa noche. Cubrió los ojos del contrario, incitándolo a adivinar quien se encontraba allí, detrás de él. El mayor como pudo tanteó a sus espaldas y se encontró con aquellas botas, seguidas de lo que parecía ser un hoodie bastante grande.

—¿Danielle? —soltó por fin.

         Harry bufó e hizo una evidente mueca de disgusto, y destapó los ojos oceánicos del contrario. Se cruzó de brazos, y sonrío inocentemente al ver la mirada perpleja de Louis, quien se quedó en silencio por unos minutos.

—H-Harry —tartamudeó.

—¿Y bien? ¿Cómo me veo? —inquirió, aunque claramente se veía estupendo.

       Vestía un hoodie vinotinto que cubría una diminuta falda negra y unas botas Chanel del mismo color, todas las prendas armoniosamente a juego. El cabello lo llevaba alisado con unas leves ondas en las puntas. Louis sentía que se había quedado sin respiración. No había persona en la faz de la tierra más diabólicamente preciosa, que Harry. 

—Increíble, mi amor —respondió con dificultad.

      Harry sonrió ampliamente, sentándose a horcajadas en las piernas del mayor, para así comenzar una guerra de besos y toqueteos imprudentes. Ninguno de los dos sabe en qué momento sucedió todo esto, ni saben cuándo terminará, pero lo disfrutan al máximo, porque la satisfacción que les produce es incomparable. Se necesitan, se desean, y se tienen.

—Harry...mhg —gimió el castaño cuando Harry delineó su labio inferior.

—Dime Lou... ¿Qué necesitas? ¿Qué quieres? —dejó un sonoro beso en el cuello del contrario.

         El más bajo lo toma fuertemente de la cadera, y no sabe en qué manera pedirlo, en qué manera decirle al rizado que lo quiere todo de él. Introduce sus manos en aquella vestimenta ajena de tal manera que logra sacársela, admira todo en la persona que tiene frente a él, y eso solo lo hace gemir aún más, la piel nívea y brillante le hace una autentica invitación. La diminuta falda se contrasta tan bien con las largas piernas que el ojiverde posee, sabe bien que son su perdición, no tiene dudas. Listo para cualquier cosa, atento a sus movimientos, solo lo desea exclusivamente a él. Pasara lo que pasara, se iría con gusto al infierno si esos labios eran los causantes de su condena. Le gustaba sentirse incitado, así que antes de devolverle un fogoso beso, le miró con intensidad. 

—A ti, ahora —responde.

       Y esa noche, una vez más, Harry volvió a conseguir lo que quería.

***

break up with your girlfriend, i'm boredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora