Faute ❀ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ

06

Había sido una noche exhaustiva, su espalda baja dolía y sentía su piel sensible, era como si luego de haber tenido aquella noche de pasión todos sus sentidos estuvieran alerta. Abrió los ojos, encontrándose con TaeHyung, que dormía a una distancia considerable de él, desnudo.

Su corazón empezó a galopar con fuerza, un sentimiento cálido pero distante se albergaba en su pecho. Cerró los ojos un poco, mientras los recuerdos de las manos de aquel hombre rubio recorriendo su piel, los movimientos de las caderas de ambos y todo lo que pasaba entre ello se venía a su mente.

—Tae...—susurró a penas con voz, no queriendo despertarlo o que lo escuchara llamándole.

Trató de girarse un poco, mientras que su adolorido cuerpo le respondía con cada acción. ¿Cómo debería actuar de ahora en adelante? No sabía si sería capaz de ver a TaeHyung de otro modo que no fuera el de un tonto enamoradizo, pues a pesar del tiempo sabía que ese sentimiento en su corazón no se apagaba.

Sintió el lado contrario removerse, sabiendo muy bien lo que eso significaba, poniéndose rígido no estaba listo para encararlo. Pero no pudo evitar dar un pequeño sobresalto cuando la mano ajena tocó a modo de caricia su brazo.

—Lo siento, no quería despertarte—musitó, no sabiendo que el castaño lo había hecho primero—. JungKook, yo...

—No hay problema—se giró despacio, encarando a aquel rubio que le robaba tanto de su corazón años atrás—. Sobre lo otro, no era importante.

—Joder, ¿cómo no va a ser importante? —bufó con frustración, para luego mirar a quien había sido su más grande amor—. ¿Por qué no me dijiste que eras virgen?

— ¿Por qué debería de hacerlo? —Indagó un poco molesto, aunque no sabía si era más porque había caído a las seducciones de aquel hombre—. Tú ya habías hecho un concepto de mí sobre ese tema, no cambiaría tu opinión con solo decirte.

Se quedó congelado, sabiendo que tenía razón y que quizá todo lo que creía de ese chico delante de él era falso.

—JungKook, pero yo...

—No, no te preocupes—inspiró profundamente y se dio en su mente un pequeño golpe de realidad—. La relación profesional no va a ser afectada con eso, seré lo más profesional que se pueda.

—Esto no es algo de lo que deba tomarse a la maldita ligera—musitó con cólera, para luego pensar en aquel plan en el que se había asomado en el en la noche—. Nos acostamos y ni siquiera sabía que lo eras, pude haberte herido, pero también...

— ¿También?

—Bien, ¿no sentiste algo anoche? —el sonrojo en el menor le dio la respuesta que quería el rubio, quien ahora ejecutaría su plan—. Ahora me pregunto tanto por ti, por lo que has pasado.

—Bueno, vendiendo mi cuerpo es claro que no—inspiró profundo, sintiendo la cercanía del contrario y el nerviosismo que esta le causara—. Y, ahora pido que olvidemos este tema, de verdad estoy bien.