Me congelas con tu amor

Capítulo 5: Aquí estoy

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Elsa

Me quedo quieta en donde estoy, Anna se va después de un rato sollozando contra mi puerta. Simplemente me cuesta creer que mis padres... que ellos... No pueden estar muertos. Por favor. Sollozo encerrada en mis miedos, mi tristeza y mi soledad hasta que Jack cruza la ventana de mi alcoba. 

—Hola— comenta despreocupado, haciéndome alzar la cabeza. —Elsa, ¿por qué lloras? ¿Qué pasa?—.

No digo nada, no he podido articular palabra desde ayer. Estoy demasiado triste como para que me importe algo más.

—¿Eso es escarcha? — pregunta en voz baja cuando su vista se clava en el resto de mi habitación.

No tengo tiempo para hablar de eso con él, no quiero que se burle o se vaya, ya tengo suficiente con mis sentimientos. Guardo silencio en lo que se acerca a mí, esperando que eso sea distracción suficiente. Calmo mis lágrimas por un momento antes de tomar una bocanada de aire para darme valor.

—Mis padres murieron— pronuncio en voz baja. —Ayer me lo comunicaron... Su funeral fue hace rato— la voz se me corta

En dos zancadas está parado frente a mí, me levanta como si no pesara y me estruja contra su pecho en un abrazo reconfortante. Mi tristeza aumenta y me suelto a llorar por completo en sus brazos en lo que me calma. Lo rodeo con mis brazos para aferrarme a él, siento que me voy a derrumbar y agradezco que él esté aquí por si eso llega a pasar.

—Ya, tranquila— me consuela. —No necesitas hablar más... no ahora. Ahora sólo concéntrate en mi voz y cálmate— arrulla.

Eso me hizo enfurecer. No tengo permitido sentir. No puedo calmarme o mis poderes se salen de control, no puedo alterarme o se salen de control. De cualquier manera, no puedo hacer nada.

Me separo bruscamente de él, aún con lágrimas en los ojos. —¡No me puedo relajar Jack! — espeto. —No quiero hacerle daño a nadie, mucho menos a ti y a Anna. Mis padres murieron, mis miedos crecen. Soy una prisionera, prisionera de mis miedos más profundos. Todo lo que vez que soy, es fingido...— me altero.

—Cálmate, Elsa— me corta de tajo. —No me importa lo que finjas ser o digas ser una persona que lástima a sus seres queridos. Sé que no es así— hace una pausa. —Pase lo que pase seguiré siendo tu amigo...— deja la frase en el aire.

Lo miro detenidamente, esperando a que termine de decir lo que tenía planeado. Sin embargo, se queda callado hasta que sacude la cabeza.

—... Así pueda arriesgar mi propia vida— termina.

Sus palabras me estremecen por la seguridad en su voz. Mis lágrimas se detienen de inmediato, me controlo por un momento, aún con la vista fija en su rostro y de un momento a otro, me lanzo a su regazo para abrazarlo. No estoy sola.

—Gracias...— farfullo contra su cuello, sonriendo.

—De nada— me abraza. —No te preocupes, aquí estoy para lo que necesites—.

—Eres el único amigo que tengo— confieso en voz baja. —Prométeme algo—.

—Lo que sea— responde en seguida.

Me quedo en silencio un momento. Es la única persona que no me hace sentir tan diferente y puede sacarme de mi soledad. Perderlo significaría perder una parte de mí misma y no quiero hacerlo. No quiero volver a estar sola.

—No te separes de mí—.

Él me aparta ligeramente para mirarme a los ojos, y me da miedo que se haya asustado, pero una mirada suya me tranquiliza. —Aunque pasen miles de años... seguiré contigo. No te dejaré—.

—Gracias—.

Nuestros ojos se quedan fijos un momento. Siento que me ruborizo, así que bajo la vista un momento antes de que me sorprenda al dejar un beso en mi mejilla. Vuelve a abrazarme y me deja llorar contra su hombro para pasar el duelo de mis padres.

Me hace sentir tan cómoda, que no me importa sentir durante un momento, y por fortuna, mis poderes son controlados.

Se qué es corto pero no se me ocurrió nada más aparte después de esto sigue la coronación así que...ya saben. Si son lectores sólo de esta novela les agradecería que se pasaran por mi perfil para leer mi otra novela (que sigo escribiendo) esta bonita según algunas opiniones que he escuchado pero no se. Gracias.