Me congelas con tu amor

Capítulo 18: Va a ser difícil

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*Narra Elsa*
Estuve todo el día patinando con la gente del pueblo y con Anna. Logró presentarme al chico llamado Kristoff. Sinceramente me cayó muy bien así que si Anna se quiere casar con él, no habrá problema. Lo que logra sacarme de mis pensamientos es el hecho de que Jack no estuvo conmigo, no después de que me gritase de esa manera igual que yo. Me duele demasiado estar así con él. El amor que siento por él es tan grande que siento una punzada de mil espadas en mi corazón cada vez más fuertes. Las ideas sobre perderlo se van desvaneciendo poco a poco pues nadie habría llegado tan lejos como él lo ha echo. Tengo que disculparme por actuar así. Iré con él. Comencé a caminar por los pasillos del castillo, debía encontrarlo pronto pues el atardecer amenazaba con caer. Anna iba pasando tranquilamente con Olaf de su lado.
E: Anna, ¿no has visto a Jack?
A: Si. Iba hacia la biblioteca.
E: Gracias.
Me apresuré a llegar a la biblioteca y al llegar a pasillo donde se encontraba ahí estaba, me detuve en seco. Jack caminaba con la cabeza gacha y las manos en el bolsillo de su chamarra.
E: ¡Jack!
J: Elsa...¿qué quieres?
Empecé a acercarme a él lentamente con las manos en la espalda.
E: Quería...disculparme. No debí contestarte así después de que me dijiste que era inmortal.
J: Elsa, no...no tienes porqué disculparte. No debí de decírtelo de esa forma. Debía hacerlo un poco mas discreto.
E: Si tengo.
J: No, Elsa. Debí de haberte dicho que la luna te había escogido desde hace mucho. Lo siento.
E: Yo también lo siento.
Quedamos cara a cara, a pocos centímetros de que nuestros labios se tocaran. Jack me acarició una mejilla hasta llegar a mi barbilla. Lo veía hacia arriba por su gran estatura. Me acercó lentamente hacia él con una mano en mi cintura y la otra en mi barbilla, sosteniéndola. Podía sentir mi respiración peleando con la suya tratando de abrir paso a nuestras bocas. A medio centímetro de rozar sus labios, se detuvo y me abrazó. Me decepcionó el curso que esto había tomado. Respondí titubeante el abrazo. Duró más de lo que pensaba pero aún así, no me gusto que me haya quitado la oportunidad de sentir sus labios fusionándose con los míos. Nos separamos un tanto incómodos. La noche había caído hace pocos segundos. Le miré y le di un beso en la mejilla.
E: Buenas noches.
J: Buenas noches.
Di media vuelta y comencé a caminar a mí alcoba. La tristeza sobre no poder besarlo amenazaba con hacer que mis mejillas quedaran empapadas de mis lágrimas. Hice caso omiso y seguí caminando. Solo quería dormir, el cansancio me consumía a cada momento. Los párpados se me iban cerrando. Al llegar a mi alcoba me cambié al camisón de mi pijama y me recosté en la cama. Por un minuto me quede pensando en Jack, en cómo habrá sido mi vida si él no hubiera llegado a mi vida. Todo era gris hasta que llegó él. Mis sentimientos por él se tornaban mas intensos con cada mirada, tacto y respiración que daba. Desde antes de conocerlo sabia que una parte de mi estaba incompleta, era él quien me faltaba para serlo. Me perdí en mis pensamientos sin darme cuenta de que a los pocos minutos quedaría atrapada en un sueño profundo.

*

*Narra Jack*
Después de que Elsa me dejó a la mitad del pasillo con las ansias de otro beso en la mejilla, me di cuenta de algo. VA A SER DIFÍCIL separarme de ella. No solo por mi amor hacia ella, sino por el dolor que sentiré yo al perder una parte de mi vida. Tendré que olvidarla hasta que el dolor se vaya para siempre. Mi mente podrá olvidar su rostro, su sonrisa, sus ojos, sus abrazos, su cabello, su poder sobre mi, todo; pero mi corazón nunca olvidará sentir esa felicidad al verla, esa sensación hipnótica de su voz, ese control que tuvo sobre mi mucho antes de que la conociera. Me aferro a la idea de tal vez poder volver y mirarla por la ventana en una noche de frialdad pero así solo le haré más daño. Deberé de irme hasta que aprenda a no sentir nada por ella ni que ella sienta algo por mi. Eso no será tan difícil pues no creo que ella llegara a sentir algo por mi alguna vez. El amor que alguna vez sentí por ella se desvanecerá con el tiempo al igual que mi frialdad se desvaneció al primer suspiro de su alma.