Law, mi lindo gatito

14 | «Tacto |2|»

A la mañana siguiente desperté con la sensación de estar atravesando una fuerte turbulencia. Un déjà vu tamborileo mi sien al ritmo de los fuertes golpes que azotaban la puerta principal.

Irritada, repare en la hora marcada en el reloj a un lado de mi cama -pasando olímpicamente de Law quien en su forma gatuna se había escurrido de mi pecho-. Eran las seis quince, ¿Quién demonios llamaría a las seis quince de la mañana en pleno fin de semana? Me levanté con pereza, refunfuñado al cabo que iba planta abajo sin molestarme en lavar mi cara y comprobar que luciera por lo menos un poco presentable. ¡Al diablo, era la culpa del -o la- idiota que venía a fastidiarme tan temprano en la mañana!

-¡Un segundo! -Expresé sin molestarme en sonar cordial, fue cuando quite el seguro de la puerta que recordé la conversación de anoche.

La mafia para la cual mi papá trabaja, el Joker, los experimentos ilegales, uno de sus más valiosos sujetos dado a la fuga... la posibilidad que nos estén buscando.

Chillé horrorizada cuando una mano desde el exterior terminó por abrir la puerta con brusquedad. Estuve a punto de soltar una horda de palabrotas al darme cuenta de que se trataba de Luffy.

-¡¿Estas loco?!

-Lo siento, no quería asustarte... -Artículo, sin la usual actitud relajada con la que solía estar. Una arrugase había formado entre sus cejas, sus ojos no dejaban de moverse y parecía ser incapaz de dejar sus manos quietas. ¿Por qué estaba tan ansioso...? Y aún más importante... ¿Qué debió suceder como para hacer que Luffy madrugara?

-¿Estas bien?

-No... -Confesó con la voz ronca y los ojos al borde de las lágrimas. Me hice a un lado para dejarlo entrar, no notó este detalle debía a la consternación que hacían castañear sus dientes... por lo que coloque una mano en su espalda y lo guíe al mueble más cercano. Dejé un vaso de agua en la mesa del centro, notando que el sudor empapaba su pijama. -No ha regresado...

El pánico sacudió mis huesos.

-¿Quién...? -Me atreví a preguntar, aún cuando ya sabía la respuesta.

-Ace desapareció... no volvió anoche a casa, tampoco tomó ninguna de nuestras llamadas y los mensajes no le llegan. Sabo llamo a la policía pero no pueden hacer nada si no lleva veinticuatro horas fuera... -La voz de Luffy se deshacía a medida que dejaba salir sus palabras. Me miró, pálido. -Tú fuiste la última con quien estuvo ayer... y se que cuando se trata de mujeres Ace puede ser un completo idiota, pero no es una mala persona... ¿tienes alguna idea de dónde podría estar? La única pista que encontramos es esta -Me extendió una tarjeta de color lila oscuro, tirando a un tono vino. Uno de sus lados no decía absolutamente nada, pero al voltearlo la piel de mi nuca se erizó. El diseño de la cara sonriente era tan simple como un círculo negro relleno de dos más pequeños y una curvatura con un patrón de pequeños cuadrados: una escalofriante sonrisa, con una raya que marcaba desde el borde del ojo derecho hasta pasar por encima de la sonrisa. La piel se me puso de gallina.

¿Dónde he visto este diseño antes?

Por inercia mire hacia la escalera. La pequeña silueta de Law nos observaba, de forma penetrante y atenta. Luffy continuó:

-Sé lo que significa... -Pude sentir un deje de rabia en su voz. Su mirada irradiaba un fuego arrollador deshaciéndose de las lágrimas. Su expresión abatida se había transformado a una salvaje e iracunda. Jamás lo había visto así. -nunca te lo dije, pero soy líder de una "pandilla" que trata de deshacerse de los pequeños grupos que trafican droga. -Mis labios se abrieron cargados de pánico, Law no parecía sorprendido. -Nami también está dentro... lo siento, sabemos lo estricto que es tu viejo y por eso lo ocultamos. Y es por eso que no entiendo que quieren de Ace... ¡él no está involucrado en nada! Quizás... ¡¿quizás están tratando se amenazarme?!

-Luffy primero deberías calmarte... -Intente consolarlo y pese que sus ojos estaban sobre mí, no me miraba. Estuvimos ahí por alrededor de cuarenta minutos más, acariciaba su espalda de forma reconfortante mientras él se esforzaba por no llorar... no eran palabras lo que le hacían falta, tan solo buscaba algo de compañía. Lo animé a que se comunicara con Nami y tratará de no involucrarse en cosas peligrosas hasta que la policía les diera un veredicto final. Le ofrecí una galleta que rechazo, tuvo que literalmente pelear con él para que terminará por llevársela. Al menos cuando se fue sus ojos parecían haber recuperado algo de brillo.

-Se trata de ellos... ¿no? -Deje la pregunta flotando en él aire, sintiendo la presencia de Law en mi espalda. Era tanta la ira que me carcomía que ignore el hecho de que se había vuelto a transformar en humano.  

-Si... -Lo encaré directamente sintiendo pura determinación fluyendo por mis venas. No había necesidad de que le explicara nada, él tenía la misma llama danzando en sus ojos. -Dile a Mugiwara-ya que nos encontraremos en el parque a las doce en punto... y que se asegure de llevar a toda su pandilla. -Peino las puntas rebeldes de su cabello hacía atrás. -Ya es hora de actuar.