13 | «Tacto»

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-¿Law?

-Dime

-Sabes que te aprecio mucho y estoy dispuesta ayudarte en todo lo que pueda... ¿no?

-Ajá.

-Y eso incluye pelear contra el jefe de mi papá y encontrar la forma de hacerte volver a la normalidad...

-¿Tu punto?

Giré hacía su dirección con una mueca avergonzada, quedando muy cerca de su rostro hasta el grado que nuestras respiraciones chocaban. Entre en pánico, hice todo lo posible para alejarme de su cuerpo pero por desgracia sus brazos me lo impidieron.

-¡Mi punto es que salgas de mi cama! -Chille contra él, a lo que Law respondió con una risita ahogada.

-¿Quieres que duerma en el suelo? -Respondió con tono teatral. -¡Que cruel eres!

-¡Te he dicho que la habitación de mi padre esta disponible! -Le recordé con una mirada fulminante, a lo que él solo bufaría e ignoraría como las veces anteriores murmurando un No eres divertida... Eran alrededor de las once y media de la noche, habían pasado unas cuatro horas desde que descubrí la verdadera identidad de Gatito, la inesperada visita de Luffy y Nami y la confesión por parte de Law. 

De un momento para otro mi vida había dado un vuelco terrible. Al principio me sentí bastante asustada y furiosa al descubrir la verdad tras el trabajo de mi padre, ¡su vida corría peligro! Todo el resentimiento que alguna vez sentí hacía el había desaparecido... ahora entendía a que se debían todas esas reglas con las que creía que me enjaulaba. Tan solo... tan solo trataba de protegerme. Necesitaba saber la verdad, ¿Cómo fue que termino trabajando para el bajo mundo...? ¿Qué fue exactamente lo que mató a mi madre? Ahora que sabía todo esto, ¡se había vuelto mi pelea! Pero, por desgracia... Law no estuvo muy de acuerdo al principio.

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-No. -Me había dicho con una fría firmeza. -Si te conté todo fue como una muestra de mi confianza... y de saber que tu padre estaba involucrado en todo esto me lo habría callado. No conoces al Joker tanto como yo... los patanes de hoy no son nada en comparación a sus hombres, son asesinos de sangre fría que no dudaran en matarte. -Me tomó de los hombros, suavizando su expresión a uno más suplicante. -No quiero que nada te pase. Déjamelo a mi Ritsu, yo me haré cargo y...

-¡No! -De una sacudida aparte sus manos. -¡¿Cómo podría quedarme tranquila sabiendo que tú y él podrían morir?! ¡Es imposible! Durante mucho tiempo odie su forma de ser y cuestione cada una de las decisiones que tomaba... lo culpe de todo... -Un nudo estrujo mi garganta. Mis ojos se llenaron de lágrimas y mi nariz moqueaba sin control, dificultándome el poder hablar. -¡Ya estoy cansada de esconderme sin poder hacer nada!

Yo no me di cuenta debido a mi propio malestar, pero esas palabras fueron suficiente para traer a la memoria un recuerdo doloroso muy profundo en los recuerdos de Law.

«¡Déjalo en paz, él merece ser libre!»

Esas palabras estaban grabados en su memoria con fuego, seguidas de seis disparos que extinguieron la vida de la persona que alguna vez llego a amar como al padre que había perdido muchísimos años atrás. La noche que fue carcomido por frustración, la noche que fue condenado a callar y contemplar sin hacer nada la muerte de su tan preciado... Cora-san.

Estaba dispuesta a insistir más e incluso ir sin el consentimiento de Law. Pero en cuanto levanté mi rostro aún mojado por las lágrimas dispuesta a enfrentarlo, me lleve una sorpresa que flaqueo toda mi seguridad. Una solitaria lágrima caía muerta en el pómulo de Law. Su rostro manifestaba dolor y, de alguna forma, pude ver en sus ojos que sabía a la perfección lo angustioso que es ver sufrir a quien más sin poder hacer nada.

-¿L-Law...? -Lo llamé. Parpadeó un par de veces, retomando la compostura y limpiando con el dorso de sus brazo la prueba de su lloró. Me miró con una sonrisa, limpiando la humedad de mi cara con sus dedos.

-Esta bien... me convenciste. -Suspiro pesadamente. A lo que yo sonreía y, sin medir mi emoción, lo abrace con fuerza mientras chillaba de alegría. Me separé al cabo de un rato, dándome cuenta que no conté el tiempo que llevaba pegada a él.

-L-lo siento por eso... me emocione un poco.

-Me doy cuenta. Sería bueno que te emociones más seguido.

-¿Y cuál es plan? -Ignore su insinuación para así evitar avergonzarme más. -¿Nos colaremos como espías o nos infiltraremos como trabajadores del lugar?

-Wow, wow, wow... primero necesitas relajarte 007. -Me dijo, haciendo una ademan con las manos. -Hoy ha sido un día largo y estas herida. Necesitas descansar, ya hablaremos de una estrategia en la mañana.

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Y eso nos lleva a la actualidad. Donde me encontraba peleando contra mis deseos de dormirme sobre el cómodo y perfumado pecho de Law, o arrojar su presencia con olor a jabón a la otra habitación. Estaba demasiado avergonzada y lo más probable es que mi cuerpo se negara a descansa teniendo a un muchacho tan... ya saben, a alguien como Law en la misma cama.

-¿Y si me transformo en gato te sentirás mas cómoda? -Cuestiono finalmente, cansado de que no le dirigiera la palabra o me atreviera a mirarlo. Levante tímidamente mi rostro a su dirección.

-Solo si no intentas algo raro... -El bufó, liberándome y sentándose sobre la cama. Con los ojos cerrados, las piernas cruzadas y apoyando sus manos sobre sus rodillas. Lo mire curiosa.

-¿Qué se supone que haces?

-Silencio, necesito concentrarme... -Rodee los ojos, estando a punto de preguntarle el porqué. Mi respuesta llego por si sola mucho antes de que formulara la interrogante. En abrir y cerrar de ojos tenía frente a mi la pequeña y esponjosa silueta de Gatito.

-¡Gatito! -Chille abrazándolo contra mi cara. Estaba con todas las intenciones de besarlo por toda su pequeña y adorable carita pero... mi subconsciente me pidió a gritos que no me dejara engañar. Y eso hice. Law me miro con los ojos bien abiertos, casi hasta podía oír sus voz decirme: Adelante, tu sigue. Fue mi turno de bufar, ahora que sabía que detrás de esa caria tan linda se encontraba en molestoso -e increíblemente sexy- Law... no me atrevía a besarlo. Es más, ¡ahora más que nunca debía vigilarlo! Lo acerque un poco a mi rostro con las cejas fruncidas. -Más te vale no hacer nada por la noche o... te voy a castrar. -Me reí a carcajadas al notar el espanto en su cara. Me miró furioso, con las orejas gachas y los ojos fulminantes. De un salto se alejó de mis manos y se acomodo en la esquina más alejada de mi, meciendo su cola con clara irritación. Reí un poco, se tomaba muy enserio el papel de gato. -Pero que exagerado. ¡Tan solo bromeaba, no te pongas así! -Volteo su rostro, ignorándome descaradamente. Volvía a reír. -Descansa, Law.

Apagué la lampara de noche junto a mi cama y me acomode entre mis sabanas, relajando mi cuerpo y vaciando mi mente hasta poder quedar profundamente dormida. No fue muy difícil gracias a lo exhausta que estaba, y... fue gracias a eso que tampoco noté en que momento Law abandonó su lugar al borde del colchón y se acomodo a mi lado.

Law, mi lindo gatitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora