Pensé que sería peor.

Prólogo

—Ahora que tus padres han muerto por tu culpa, te quedaste sola y no hay nadie que pueda protegerte —dijo aquella mujer que se hacía llamar su madrastra.

—No tienes porque lastimarme —sollozo la pequeña rubia.

—Me quedaré con todo el dinero de tu papi y tú, jamás volver a salir de esta casa por el resto de tu vida; serás mi sirvienta y si yo quiero hasta te prostituyo para que generes dinero y que por lo menos sirvas para algo —escupió en su cara con disgusto—. Este cabellito de oro me dará mucho dinero —jaló el cabello de aquella niña con tanto odio que hacía que sus ojos dieran miedo.

—No me hagas daño, por favor —rogó con temor.

—Esto solo va empezando princesita.

Solo era una niña indefensa de 12 años que acababa de quedar huérfana y a cargo de un total monstruo. Aquí fue donde empezó todo, una vida que no deseó, una vida que no pidió pero sin embargo, le tocó.

Quién habría dicho que esa niña mimada con una familia perfecta y millonaria acabaría años después en una persona completamente diferente. Una niña a la cual le arrebatan su adolescencia sólo por la avaricia del dinero. Porque muchas veces, el dinero es el que mueve el mundo.

Ya no era esa niña alegre, ya no más.