🍁05🍁

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Quienes quedaron en la cafetería no pueden dejar de pensar en los jóvenes que acaban de conocer, la impresión que les han dejado los mantiene encantados, y la idea de la posibilidad de mantenerse en contacto con ellos los emociona, y ¿quién sabe? Quizás lleguen a ser algo más que amigos con el tiempo.

Kanon siente emoción al contemplar sus posibilidades con Sorrento, pues ambos están solteros, se agradan. Solo un poco más de interacción para conocerse mejor y listo, el gemelo menor tiene en lista un lindo e interesante futuro esposo.

Kanon junta sus dedos y sonríe maquiavélico. – excelente.

- ¿Qué? – pregunto curioso Death Mask.

- Tengo hambre.

Milo, la tiene algo difícil con Camus, desde que se conocen ha habido una serie de malos entendidos y pésimas impresiones que han dejado al rubio como una compañía indeseable para el de cabellos rojos.

El rubio debe ignorar los impulsos de pedirle consejos a Minos para conquistar. Eso solo lo meterá en problemas, aunque el albino tenga un hermoso joven de hebras celestes como pareja, esa relación solo se logró por la intervención de un tercero, pues por su cuenta, el mayor, era, es y será un desastre en temas de romanticismo.

Por último, Ángelo y Shura deben pensar y encontrarle una respuesta a lo que el de cabellos celestes les hiso sentir, pues no pueden negar que les llamó la atención, pero eso no desaparece el amor y cariño que se tienen, así que, necesitan buscarle respuesta a la confusión de emociones y sentimientos que ambos están experimentaron.

- Daría mi alma a Hades por una oportunidad. – el rubio se recostó sobre la mesa, cruzado de brazos.

- ¿Me hablabas? – Milo dio un salto en su silla por el tétrico susurro en su oído

- ¡Ha...! ¡maldito emo, hijo de la... fruta...! – El rubio sostiene su pecho con notable pánico en su rostro, en lo que el azabache le sonríe. Como disfruta molestarlo.

- Yo solo escuché mi nombre y vine a ver que se les ofrecía. Como buen anfitrión, mi deber es complacer a los clientes.

- No me refería a ti, hablaba de Hades, señor del inframundo.

El azabache se encogió de hombros y dejo al rubio con su dramatismo. Hades, propietario del local, conoce perfectamente a los jóvenes sentados en esa mesa, incluso a los que se retiraron.

Uno de sus peculiares pasatiempos es molestar a los adolescentes presentes, en especial a sus hermanos mayores, quienes estudiaron con su hermano menor.

- Deja de exagerar Milo. – Ángelo trato de cortar el teatro que había montado el rubio.

- Ese maldito siempre hace lo mismo, un día de esto moriré por su culpa.

- Tú tienes la culpa, lo invocaste. – Kanon se burla abiertamente del menor, verlo simplemente es divertido, últimamente el rubio estaba más escandaloso y dramático de lo normal.

El motivo por el cual se quedaron ahí, no era muy claro para ninguno de los presentes, lo único en lo que estaban concentrados era en hacerse bromas, incluso pidieron una tercera ronda de malteadas, aprovechando la compañía y comentando cosas acerca de quienes les gustaron, de paso llamaron a Aioria para que los acompañe, suponiendo que esa hora ya había termino de ayudar a su hermano en la tienda de artículos deportivos.

Cada vez que el nombre de Aphrodite aparece en la conversación, Shura y Ángelo, experimentan la incomodidad de una posible traición con el pensamiento.

Evitan mirarse a la cara por la vergüenza y culpa de haber sido infiel con el pensamiento.

Los que realmente disfrutan de ese intercambio de agresiones amistosas son Kanon y Milo.

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