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Shaka puede estar muy enamorado al punto de quedarse entre las nubes por un tiempo considerable, perdiendo el hilo de algunas clases, conversaciones y en general de su entorno, pero a pesar de eso, es palpable la tensión entre Ángelo y Shura, el ambiente es lo suficientemente incómodo para sacarlo del nirvana.

Han pasado tres días en los cuales ambos se comportan de una manera extraña. No son una pareja melosa, pero, aun así, se les puede ver tomados de las manos en ocasiones o permanecer juntos el mayor tiempo posible sin estar invadiendo el espacio personal del otro, y eso es lo raro, se están evitando, apenas si intercambian monosílabos e incluso Ángelo se muestra molesto por momentos y después cambia ha melancólico.

Aprovecha que el maestro salió del salón y gira su cuerpo para encontrarse con zombi Milo, mala elección, regresa a su posición y le toca el hombro a Aioria.

- ¿sí?

- ¿Qué le pasa a ese par? – le hace un gesto al castaño con los ojos.

- No lo sé ¿le preguntamos a Shura?

- Es muy reservado.

- ¿Ángelo?

- Probemos suerte. Quizás está a la defensiva. – Aioria le iba a decir algo cuando el maestro entro y no les quedo de otra que postergar su conversación hasta el receso.

Shura observa por el rabillo del ojo al de cabellos azules, muerde sus labios por nerviosismo y terror, desde hace tres días no hablan, decidió poner distancia por un tiempo para dejar que Ángelo decida lo que hará, si de él depende hubiera propuesto desde un inicio borrón y cuenta nueva, pero no puede tomar una decisión en nombre de los dos.

El timbre del receso retumba en todo el instituto, sacando comentarios y expresiones de alivio en todos, incluso en el maestro, quien fue el primero en abandonar el salón.

- Ángelo. – el mencionado voltea para observar al azabache con una expresión neutral en el rostro. – ¿podemos hablar?

- Te veo en la tarde. ¿te parece en el parque del centro?

- Si. A las cuatro.

- Bien.

Aioria y Shaka pasaron junto a la pareja escuchando el intercambio de palabras cortas, secas y carentes de un tono amable, bromista y jovial como las que intercambiaban en el pasado la pareja. La situación para ambos es extraña y la curiosidad a la vez que la preocupación se los carcome por dentro.

- ¿deberíamos preguntar o esperar que algunos de ellos nos cuenten lo que pasa?

- No lo sé. – Aioria se muerde las uñas.

- Esperemos un día. – ambos son tan reservados en sus asuntos que ir y preguntarle algo sin que ellos deseen hablar del tema lo más seguro es que evadan el asunto.

Salieron del salón y se dirigieron a la cafetería.

Tomaron asiento junto a Milo y Shaina, quienes ya habían apartado una mesa en el patio.

- Querido diario hoy es el día número cinco en cual debo morder mis uñas (que por cierto ya no tengo) en un intento desesperante para no llamar a Camus, he tomado una decisión y la mantendré como buen niño grande, que en unos meses cumplirá 18, además, que me pueden meter a la cárcel, y no gracias, soy un bichito sabrosón y ahí me violan.

- Milo, eres patético.

- Querido diario, la cagada de mi vida por ser el solterón del grupo. Aioria esta contento como gato con caja nueva, Shaka está en el nirvana, Ángelo y Shura tienen sus propios asuntos y pues, en mi caso querido diario, me toca compartir mi tiempo con una víbora.

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