DE TU PROPIA MEDICINA

479 50 17
                                    

Esta noche te quiero en mi cama... por cierto me llamo Zee

No pude responderle, no solo por la conmoción que me produjo su proposición. Sino por algo peor, mucho peor ...

A penas terminó la frase escuché un fuerte impacto de cristales ... El chico se apartó de mí, dando un paso hacia atrás, desorientado, rápidamente una mano hacia su ojo derecho. Estaba sangrando, algo lo había mojado y había cristales rotos en el suelo y en su ropa ...

Todo fue tan rápido y yo estaba tan desconcertado y borracho que me costó comprender lo que había pasado: alguien había roto un vaso en su cara, y el mundo se me vino al suelo cuando ese alguien me agarró con fuerza por el pelo, empujándome hacia él, dejando mi cara a unos centímetros de la suya ...

- ¿¡ESTO ES LO QUE HACES CADA VEZ QUE DISCUTIMOS!? - Era Perth, estaba rojo de ira, con la mirada llena de odio y aferraba mi pelo cada vez con más fuerza, me estaba haciendo mucho daño.

- ¡¡Perth, basta !! ¡Me haces daño! - Intento hacer que soltara mi cabello, de verdad parecia querer arrancarmelo, nunca lo había visto así, tan agresivo.

El chico alto logró enfocarlo desde un escalón cercano en el que se había sentado para recuperar la orientación. Su mirada era colérica, estaba dispuesto a llegar hasta donde estaban, era como quisiera matar a Perth, y este último lo sabía ...

- Tú te vienes conmigo.- Esta vez lo dijo en mi oído, con un susurro lleno de ira.

Por fin soltó mi pelo para atrapar mi brazo firmemente y tirar de mí, arrastrándome hacia la salida. Puedo asegurar que mis pies apenas tocaron el suelo durante ese trayecto, porque él tomaba mi brazo tan fuerte e iba tan deprisa hacia la puerta, que no me dio tiempo de caminar, tan solo  tiraba de mí. Yo miraba insistentemente detrás de nosotros, el chico aun nos seguía, aunque con dificultad, la discoteca estaba muy llena y él era demasiado grande para pasar con facilidad entre las personas que nos inundaban.

Yo no conocía al tipo de nada, pero rezaba para que nos alcanzara, no quería quedarme a solas con Perth, me daba verdadero miedo ... Pero no lo conseguí.

Salimos de la discoteca, Perth disimulaba para que los porteros no sospecharan, aunque no estaban atentos, ya que si lo hubieran estado hubieran visto mis lágrimas. No había parado de llorar desde que Perth me agarró del cabello. Llegamos a su coche, un BMW M135i en color negro, me empujó dentro de él y arrancó el motor.

- Perth ... por favor, llévame a mi casa.- Lo dije en un susurro, temiendo que si lo dijera más alto, estallaría en cólera otra vez.

- ¡¡¡Cállate !!! - Conducía iracundo ya toda velocidad, ignorando señales de stop, semáforos y pasos de peatón, si no hubieran sido las 2 de la madrugada y la calle no estaría desierta, ya habríamos chocado. No me atreví a decir nada más.

Llegamos a su apartamento y entramos al salón, estaba aparentemente más calmado y decidí hablarle otra vez.

- Perth, dejame que te expli ...

No terminé la frase, me abofeteó con tal fuerza que caí al suelo de un solo golpe, y pude saborear algo metálico en mi boca: me había destrozado y llenado de sangre  el labio.

- Eres un fácil  ¿verdad? - Sonrió, ya pesar de que sus sonrisas siempre me resultaron cálidas, aquella me dio terror.- Bien, pues voy a tratarte como tal.

Me levantó del suelo agarrándome del brazo sin ninguna delicadeza y me arrastró a la cocina. Empecé a llorar otra vez, le suplicaba que me soltara, que se tranquilizara y que no me hiciera daño, pero era como si no me estuviera escuchando. Tenía la mirada perdida y sospeché que no se necesitaba solo al monumental cabreo, había bebido demasiado después de todo, él también estaba en la discoteca, vestido para la ocasión con una camisa de botones y un pantalón completamente blanco que quedaban con su pelo oscuro y su piel.

Junto a Mi ADAPTACIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora