ROMANCE O AMBICIÓN

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SAINT...

- Pienso robarle al amor de su vida ...

Abrí los ojos de la impresión y como si una corriente hubiera activado el mecanismo del raciocinio en mi cerebro, comprendiendo todo al instante. Y empecé a reírme, a carcajadas, completamente decepcionado conmigo mismo. Realmente me consideró tan... estúpido. Zee había logrado que me sintiera un poco especial, en una sola noche. Halagándome, con su amabilidad, con ciertas bromas picantes que a pesar de que me avergonzaban un poco, también me gustaban en un sentido retorcido. Pero la realidad había salido a la luz con solo una frase suya ...

¿Soy tan fácil de utilizar?

- Ahora lo entiendo todo. - No puedo parar de reír, amargamente. - Por eso estas aquí conmigo ¿verdad? Porque eres demasiado macho como para que otro tipo te haya tumbado de un solo golpe y te haya destruido la noche que esperabas ¿No es eso? De verdad que soy estúpido. - Lo empujé con toda la fuerza que pude para bajarme del muro y alejarme de él, estaba furioso, más conmigo que con Zee ...

- ¿Que? ¿De qué demonios hablas? ¡Quieto! - Me agarró con fuerza del brazo, provocando que me volteara y quedara otra vez frente a él, esta vez, sin forma de salir de allí. - ¿Se puede saber que rayos estas diciendo?

- ¡Ya sé que soy estúpido! Pero no tanto como para no darme cuenta de que me estas usando para subir tu ego. No puedes soportar que Perth te golpeara, y que esa noche, encima, no tuvieras sexo. ¿Tus amigos se han reído mucho de ti? ¡Debieron hacerlo para que te tomes tantas molestias en buscar revancha! - Esta vez tenía un nudo en la garganta, me ardían los ojos, y ya no tenía dudas. Me había puesto a llorar. - ¡¡Estoy harto de que me utilicen y de que se rían de mí !! A Perth se lo aguanté porque lo quería, pero a ti no tengo porqué soportarte ¡no eres nadie para mí!

Zee escuchó todo aquello con los ojos abiertos de par en par, si estaba fingiendo asombro, lo hacía realmente bien. Pero no contestó nada, simplemente me cogió en brazos, y una ola de miedo y vértigo por la velocidad de su acción me encogieron el estómago. Me llevaba como si fuera un saco de papas, al hombro. Al llegar al coche abrió sólo la puerta del copiloto, se sentó en él dejándome a mí encima, sin cerrar la puerta. Mis piernas descansaban sobre las suyas. Su cuerpo estaba girado hacia mí y me sentí irremediablemente atrapado. Me miraba fijamente, con el ceño fruncido y sus manos agarrándome la cara, con sus dedos enredados en mi cabello*.

- No vuelvas a decir eso. - No había dulzura en sus palabras, era era más bien una amenaza y daba verdadero miedo, no necesitaba gritarlo para dejar claro que no le había gustado lo que le había dicho. - Escúchame bien, si solo quisiera vengarme de él, tu querido Perth ya estaría conectado a un montón de tubos en el hospital, yo estoy aquí por ti. - De repente ablandó la mirada y ya no fruncía el ceño ... Llevó sus labios a mi frente y la besó con dulzura, tan tiernamente que mi miedo por las represalias que podría tomar contra mí se transformó en mariposas en el estómago.

Me besó la frente, los ojos, la nariz, las mejillas ... fue tan lento y suave. Y finalmente los labios, fueron besos sin agresión solo sus labios sobre los míos, me dieron pequeños picos, cortos, leves roces, como si no quisiera desdibujar la forma de mis labios al presionarlos con los suyos. Mirándome a los ojos de vez en cuando, de forma casi suplicante y entonces comencé a corresponder esos besos.

Zee me agarró de la cintura con su brazo, estrechándome contra él, a la vez que con sus labios atrapaba los míos, mordiéndolos ligeramente. Abrí la boca sutilmente, cosa que no pasó por alto, ya que aprovecho para introducir su lengua haciéndome exhalar el aire sonoramente, un suspiro de placer y nervios al sentirlo tan cerca.

Junto a Mi ADAPTACIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora