HABLANDO DE AMOR

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A trompezones ... a toda prisa y desesperados. Entramos en una de las habitaciones de la casa y cerramos la puerta con llave a duras penas, Zee me tenía sujeto por el trasero y yo abrazaba su cintura con mis piernas y lo besaba ansioso, él me correspondía los besos mientras me posaba sobre la enorme cama de la habitación. Nos clavamos los ojos y sin dejar de mirarnos, nos desnudamos a toda prisa, para mí hace tiempo que la ropa sobraba y a juzgar por la urgencia de mi pareja, para él también sobraba. Como la primera vez ... me quedé embobado mirándolo, había algo en su cuerpo que me impedía dejar de observarlo, cada vez que lo veía me parecía aún más perfecto, supongo que se debía también a que mis sentimientos por él y no eran de simple atracción ...

- Quiero pasar la noche entera contigo. - Ambos estábamos desnudos y  el se había posicionado sobre mí, volvía a besarme, esta vez eran sólo pequeños picos que a pesar de ser muy suaves a mí, me hacían jadear. - De verdad te extrañé.

Se retiró y comenzó a quitarme la bolita, desesperado mientras yo intentaba cerrar las rodillas porque a pesar de que llevaba un calentón monumental, era un poco vergonzoso. Una vez fuera  lo apartó a un lado y comenzó a besar suavemente el interior de mis muslos, dando de vez en cuando algún mordisco que haciéndome sisear para luego lamer la zona y chupar la piel, él dejó claro que quería dejar marcas y al hacerlo enviaba chispazos de placer a través de mi columna vertebral. Estaba empezando a hacerme adicto a todas sus acciones.

Mi espalda se arqueaba y aunque no quería apartar la vista de él, a veces las sensaciones eran tan abrumadoras que no me quedaba más remedio que cerrar los ojos y suspirar. Poco a poco, la presión que tenia en mi miembro se fue suavizando, me estaba desatando, lo que fue un gran alivio.

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ZEE

Por fin, aquella ansiedad que tenía desde desde hace  días había desaparecido nada más con ver su carita de enojo, de verdad no entendía cómo alguien podía verse tan endemoniadamente bonito mientras estaba celoso. Saint había logrado que mis días pasaran insufriblemente despacio, había logrado quitarme el sueño y porque no decirlo, también las ganas de comer. Había estado de un  humor de perros y el peso de la  angustia que sentía en la boca del estómago, no me abandonó ni por un instante. Pero después, como por arte de magia y como si fuera el antídoto a todos mis males, aquella sensación había desaparecido, en un solo instante. El amor era una cosa increíble.

Tenía a la cosita mas sexy del mundo tumbado en la cama, desnudo, con los labios hinchados de tanto besarlo y los ojos entrecerrados de placer,  me tenía entre sus piernas, liberándolo del justo castigo que se merecía por haberme hecho sufrir tanto. Pero yo sabía que no podría aguantar más, aunque realmente me gustaba tener a Saint a mi merced, la espera por tenerlo entre mis brazos había sido poco menos que insufrible, mi paciencia había llegado a su fin, ¿cómo iba a seguir aguantando mientras el conejito no hacía más que gemirme al oído? Imposible

- Bebe... - Volví a posicionarme sobre el pequeño, dejando nuestros rostros a la misma altura. - Voy a entrar, no aguanto más. - Saint solo dió un asentimiento como respuesta.

Agarré uno de los muslos del pequeño,  e hice que rodeara con sus piernas mi cintura. Iba a ser algo difícil, porque a pesar de que ya estaba lubricado y un poco dilatado, no era suficiente. Sólo rezaba para que esta vez no perdiera la cordura y le hiciera daño, la vez anterior casi lo había partido en dos. Posicioné mi ya más que erecto pene sobre su entrada y con suavidad comencé a presionar, escudriñando las expresiones faciales de mi pareja mientras lo hacía, atento a las muecas de dolor no demasiado exageradas.

- Ah ... nghh ... Zee ... des-depacio ...

- Shh ... lo siento, aguanta un poco ... - Me detuve a mitad de camino, repitiendo en mi cabeza constantemente "Relájate Zee". - Ahh ... mierda bebe ... es que eres tan estrecho ... - me acerqué a su oído ... - Estás tan calentito ... - esta noche por fin le haría entender que él no es otra aventura y lo que siento por él es de verdad ...

Junto a Mi ADAPTACIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora