CONOCIENDO

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¿Por qué estaba allí? ¿Qué hacia él allí? ¿Quería reclamarme por el golpe que le había dado Perth? Seguramente quería vengarse de aquello pero ¿cómo me había encontrado? ¿Debería salir corriendo? ¿Debería acercarme casualmente, como si nada hubiera pasado? ¿Debería fingir que no lo recordaba o ser honesto y decirle que lo sentía? Después de todo, yo tampoco quise  que aquello sucediera.

Aquella y mil preguntas más se agolparon en mi cerebro, interrumpiendo las unas a las otras, maldiciendo a los segundos que pasaban demasiado rápido como para que no se notara que intentaba por todos los medios retrasar ​​el momento de llegar hasta él.

Por lo visto los huesos de mis piernas se habrán puesto en huelga y decidieron que serían mucho más interesantes hacerme caminar como si fuera un pato mareado. ¡Qué vergüenza!

- Hola Saint ... - Me extrañó un poco que supiera mi nombre, ya que no recordaba habérselo mencionado, aunque esa noche iba borracho, vaya yo a saber ...

- Hola ... emm.- Enarcó las cejas, divertido, como esperando a que termine la frase, pero sabiendo que no podría hacerlo: ¿no recordaba su nombre, es más ¿llegó a decírmelo ?, tierra trágame.

- Zee - Sonrió ladino, estaba intentando ponerme en un apuro y ya estaba enojado.

- Sí, como sea ... - Hice un ademán con la mano para quitarle importancia.- Antes que nada, quiero pedirte perdón, aunque realmente no tuve la culpa de lo que pasó, pero me sentí muy responsable. Si hubiera sabido que sucedería algo así, ni siquiera habría salido aquella noche, así que espero que me perdones y que pueda olvidar el molesto incidente. - Ladeé mi cabeza y le sonreí con inocencia fingida, nadie podría decirme que no cuando sonreía así ...

- Eso no va a poder ser. - Dijo tajante, sin abandonar la postura con los brazos cruzados al pecho.

- Emmm ... ¿El qué no va a poder ser? - La sonrisa se me tensó, aunque intenté por todos los medios que no se me desdibujara. El tal Zee tenía una actitud que me desconcertaba ... y el momento se había vuelto insufriblemente incómodo.

- Lo de olvidar el "molesto incidente", digo que no va a poder ser. - Rodé mis ojos hacia la derecha por un instante, como intentando encontrar el sentido a lo que había dicho, para luego volver a posarlos en él ... y en su maldita y atractiva sonrisa. Tengo que relajarme o estallaré.

- Y ... ¿Entonces? ¿Puedo hacer algo por ti? - Tranquilidad y sosiego, no permitas que me exaspere, tengo que ser más listo que él, si pierdo la calma ...

- ¿Hacer algo por mí? – Acentuó su sonrisa. – Déjame pensar... - Se llevó los dedos de la mano a los labios, mirando al cielo con los ojos entrecerrados, como si estuviera pensando. Aunque yo sabía que no lo estaba haciendo. – Verás... ¿Ves esta horrible cicatriz? – Se señaló la ceja, en verdad era horrible, tenía puntos. – Pues esta horrible cicatriz es cosa tuya, así que, ¿te haces una idea de lo que tendría que pedirte para que compensaras esto? – Se mordió labio inferior y me repasó de arriba abajo con la mirada. Mientras yo notaba como mi sonrisa desaparecía al mismo ritmo que mi entrecejo se fruncía y mi mirada se tornaba iracunda.

- Mira idiota, estas acabando con mi paciencia. - Den la bienvenida a mi otro yo, el que tiene un carácter horrible ... - No sé qué es lo que pretendes viniendo aquí, pero ten muy claro que no tengo ni por qué pedirte perdón. Recuerda que no te agredí, solo dime ya qué has venido para poder desesperarme e irme a mi casa.

- Wow, por fin ha salido el conejito agresivo! . - Su cara era de asombro, de uno teatral, adornado por una sonrisa aún más socarrona y triunfante que la anterior, por supuesto que alguien como yo no podía intimidarle. - Bien, mi turno: estoy aquí porque eres un conejito muy lindo, la otra noche me dejaste con las ganas y yo nunca me quedo con las ganas, así que vengo a que me compenses el incidente con una cita. - Sonrisa de anuncio.

Junto a Mi ADAPTACIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora