Ausencia

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Por lo general me consideraba una persona afortunada, no es como si no hubiera tenido que luchar por nada en mi vida, era más bien que las cosas que se escapaban de mi control siempre resultaban a mi favor y me salían bien.

Después de desayunar con Saint tendré que pensar en una forma para el imbécil de Perth se enterara de la espectacular noche que pasé con el pequeño. Tuve poco tiempo para inventar un buen plan, podría haber ido yo mismo a contárselo, pero Saint se enfadaría, y mucho, así que la idea quedaba descartada. ¿Cómo hacer que se enterara sin decirlo yo mismo?

Tuve un problema porque en cuanto Saint se fuera de mi casa sin ser visto por Perth, mi oportunidad se perdería, tenia que conseguir que el estúpido lo viera saliendo de aquí. Y me enfadaba el no poder ir alegremente a tocar el timbre de su casa.

Casi se había hecho la hora de llevar al bebe a su casa y yo seguía sin ningún plan decente, mierda, no lo lograría ...

Pero soy un tipo con suerte, y las vecinas entrometidas, de vez en cuando, ayudan.

Pude ver explícitamente como los músculos del rostro de Saint se tensaban, como su cara perdía el color hasta tornarse en un blanco demasiado pálido ... demonios, hasta pude haber  jurado que se le había parado el corazón. No me gustaba verlo así, pero no pude evitar sentir exactamente lo contrario que él. Cuando nos encontramos en el ascensor con la vieja chismosa del tercero sentí ganas de llorar de emoción. Allí estábamos los tres, metidos en ese pequeño espacio, Saint con la cabeza gacha y en estado de shock, la vieja mirando a uno ya otro con la ceja levantada en señal de que algo no le cuadraba y yo intentando que mi cara de felicidad no fuera insultantemente obvia. La diosa fortuna me amaba ...

Problema solucionado, aquella señora se lo contaría a Perth apenas saliéramos del edificio, esa mujer no podría mantener la boca cerrada. Lo sabía y Saint también, de ahí las reacciones de cada uno, radicalmente opuestas la una de la otra.

Cuando llegamos al auto Saint no hizo más que maldecir su suerte, temblaba de los nervios. Sentí lástima, lo quería y no me gustaba verlo de esa manera, pero ya había decidido que tenía que hacer cualquier cosa para alejarlo de su ex novio y era una suerte que las cosas hubieran salido sin necesidad de interferir.

Ahora me tocaría vigilar al pequeño, Perth intentaría comunicarse  con él, lo acosaría literalmente cuando se enterara y no quería que volviera a dañar. Sólo debería estar pendiente del pequeño e intentar que no le quede tiempo libre para ver a su ex novio. Si el plan no funcionaba tenía otras cartas debajo del manga. Soy un tipo con suerte y con recursos. ¿Qué podría salir mal?


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La llamada que había estado esperando desde que salí de casa de Zee llegó ... El teléfono sonaba insistentemente mientras lo sostenía en mi mano, debatiéndome entre contestar o tirar el dispositivo por la ventana. Un nudo de nervios se adueñó de mi estómago ¿qué tenía que hacer? No podría evitar a Perth por mucho tiempo, pasar el día entero esperando esa llamada había sido una tortura y ahora que había llegado, la ansiedad solo se incrementaba.

Desde que aquella bruja nos había encontrado in fraganti en el edificio sabía que la reacción de Perth no se haría esperar, mi ex novio pediría explicaciones y no podría mentir, ninguna mentira resultaría convincente. El sonido del móvil cesó ... durante unos segundos.

No quería enfrentar la situación, la idea me aterraba. Las palabras de Zee eran ciertas, no tenía por qué darle explicaciones a Perth pero es que después de una relación de 3 años tenía que ser sincero.

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