S... is for SINCERITY

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La lluvia caía de modo torrencial y las fuertes ventiscas sacudían las ventanas al compás de los vientos huracanados. Dando un suspiro, Victoria se colocó una bufanda de seda negra mientras ajustaba su chaqueta de cuero. Con un poco de pesar observó la penumbra de la tarde. No era un buen día para salir... el mal clima retardaría sus planes, pero no podía desistir de ellos por una simple lluvia.

Había tomado una decisión la noche anterior y se aferraría a ella con todas sus fuerzas, tenía que proteger a su familia... o mejor dicho, a lo que quedaba de ella. Sus hijos siempre serían su prioridad, lo más importante y lo único bueno en su vida.

No dejaría que nadie les hiciera daño... ni siquiera su propio padre. Renzo... tan solo pensar en su nombre le provocaba un sinfín de emociones tan embravecidas como la tormenta de afuera. Sus ojos picaron nuevamente y sacudió la cabeza. No era tiempo de odiar ni tampoco de llorar, tendría tiempo para eso después... Ahora solo debía concentrarse en llegar a su destino lo más pronto posible.

Tomó su pequeño bolso a juego e introdujo su billetera, poseedora de todas sus tarjetas bancarías, incluidas unas cuantas de su esposo. Necesitaría el mayor número de efectivo posible, después de todo, no pasaría una noche más en esa casa.

Visualizó las costosas joyas que su esposo le había regalado en el tocador de su habitación y tomó con delicadeza las de mayor valor. En su dedo anular izquierdo, el costoso anillo de matrimonio, lucía con un enorme diamante de doce quilates correspondiente a su sortija de compromiso. Se quitó ambas prendas y las echó en su bolso... podría venderlas a un buen precio también.

Cerró la maleta y la escondió debajo de la cama. Aún no podía hacer la maleta de los niños pues levantaría sospechas ante Alexa. Renzo no llegaría hasta la noche y por lo tanto tendría tiempo suficiente para organizarla e irse, pero aun así... la parte más difícil estaba por venir, entrar en la oficina de su esposo y conseguir la evidencia sería su mayor reto. No sería fácil obtenerlas, tenía que esmerarse para que todo saliera a la perfección.

Las sensibles cortadas de sus pies aún dolían con cada pisada, asi que se sostuvo del barandal y bajó cuidadosamente las escaleras. No había intercambiado muchas palabras con Alexa desde el incidente de la noche anterior. Al principio estaba temerosa de que la pelirroja le hubiese comentado a Renzo algún atisbo de su "pequeña" crisis, pero después encontrar a su esposo felizmente desayunando en la cocina, pudo saber que la muy astuta había decidido quedarse callada. ¿Por cuál razón?, no lo sabía...

El silencio incomodo se hizo presente en la sala mientras Alexa la miraba sonriente. Era como si tramara algo en su interior y Victoria no sabía que pensar...

Caminó hasta los enormes sillones donde encontró a sus dos hijos plácidamente sentados en las piernas de Alexa, mientras esta les leía un cuento. Apenas la vieron no dudarom el correr hacia ella.

-Mamá un trueno cayó cerca de aquí y las luces se apagaron- dijo apresuradamente Piero mientras la abrazaba por las piernas y escondía el rostro en sus rodillas.

-Estaban asustados por la tormenta- habló Alexa tomando la mano de Lucy- Así que los traje aquí y ofrecí leerles un libro.

Victoria acarició la espalda de Piero y observó la pequeña y falsa sonrisa de Alexa mostrando la más absoluta de las bondades.

Dios, como la odiaba.

No quería dejar a sus niños con ella, pero no tenía opción ahora. Intentaría ser lo más rápida posible y volvería cuanto antes. Esa zorra no tendría a sus hijos ni un minuto más... y Renzo tampoco.

-Todo está bien amor, solo son truenos, no tienes por qué asustarte- habló cariñosamente frotando los cabellos castaños de su hijo- Voy a salir un momento y ustedes se quedarán aquí con ella y terminaran de leer ese cuento ¿sí?- el pequeño se separó de ella y frunció el ceño formando un puchero.

S FOR SILENCEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora