S FOR SILENCE

S... is for SHAME

Todo era confuso en la cabeza de Lucy.

Trató de mantener la vista enfocada mientras daba algunos pasos hasta la puerta de su "caluroso" hogar. No sabía que hora era ni como logró llegar sana y salva hasta allí. Solo recordaba vagamente como después de al menos diez tragos de vodka y vino tinto sus sentidos se entumecieron hasta que el dolor se transformo en júbilo y las lágrimas en risas contagiosas.

Sostuvo su pesada frente y tropezó con el primer escalón de la entrada mientras escuchaba el sonido de una insistente bocina en su espalda.

-¡Hey niña! ¿No piensas pagarme?- la voz del taxista enojado terminó por disparar las nauseas y la migraña que tanto había luchado por ignorar.

-¡VETE A LA MIERDA!- gritó compeltamente ebria antes de vomitar escandalósamente en una maceta.

Tosió una y otra vez con ruidosas arcadas, debatiendo internamente si desmayarse o patearle las pelotas al taxista que no callaba la puta bocina. Sentía que le explotaría la cabeza.

-¡Por Dios Lucy!- la puerta de la casa se abrió de par en par y una preocupada Alexa corrió a sostenerla justo a tiempo para apartarle el cabello de su rostro.

-¡No pienses que me iré sin mi dinero mocosa!- volvió a gritar el hombre mirando con asco el desastre de vómito en el suelo. Alexa se alejó de ella y extendió un billete por la ventanilla del taxi.

-Largate de aquí- sentenció sin esperar cambio arrastrando el cuerpo de Lucy como un saco de papas por la entrada.

-¿Dónde carajo estabas?- gritó confrontándola apenas cerró la puerta de un golpe- ¿!Tienes idea de la hora que es?! ¡Deberías estar en el club, tu padre no ha dejado de llamarte!

-¿Qué..?- balbució buscando su teléfono entre los bolsillos de su vestido. Sentía la cabeza tan pesada que apenas podía abrir los ojos para ver la brillante pantalla- No seas.. ridí-cula... apenas, apenas tengo...- tragó en seco cuando vizualizó las diecisiete llamadas perdidas en el móvil. Abrió los ojos y se quedó en silencio confudida, pero Alexa fue más rápida cuando la tomó del brazo y la guió sin delicadeza hacia al baño.

-¡Maldita sea Lucy, va a matarte!- gritó desabrochando rápidamente los botones de su vestido y dejándola completamente desnuda de un solo tirón- Será mejor que te recompongas si no quieres que esta noche acabe peor de lo que ya está.

Lucy suspiró y se sostuvo mas fuerte de los hombros de Alexa. Tal vez beber en exceso no había sido buena idea, pero ya era tarde muy para arrepentimientos. Lo menos que le importaba era la estúpida fiesta de su padre. Solo rogaba que el alcohol en su sistema ayudara a mitigar los golpes que seguro le esperaban.

Antes de poder formular una respuesta coehrente y despreocupada su cuerpo se estremeció ante choque del agua helada y las manos de Alexa sumergiéndola en la tina.

-¡Ahhhggggg! ¿Qué haces? ¡Está fría!- trató inutilmente de liberarse del agarre de la pelirroja pero sus músculos sin cordinación se sentían débiles y flácidos.

-¡Cállate!- la silenció Alexa molesta- No estás en posición de reclamar nada, ahora déjame arreglarte y tratar que luzcas decente.

Tal vez era lo mejor, asi que decidió quedarse en silencio mientras Alexa enjabonaba su cabello y despotricaba sobre su falta de sentido y responsabilidad. Cuando fue el momento de salir del baño se dejo vestir y maquillar como una muñeca de trapo reconstruida desde las cenizas. La brillante sombra de ojos rezaltaba sus parpados abotagados y el labial rojo oscuro hacia juego con su imponente cabellera azabache perfectamente peinada en ondas.

Había vuelto a ser Lucy Salvatore o al menos Lucy, la chica sensual y perfecta que debía ser ante los ojos de mafiosos y socios de su padre.

-Estás lista- anunció Alexa alisando por última vez su elegante vestido de lentejuelas. El delicado escote resaltaba su busto sin llegar a ser vulgar y dejaba su espalda lo suficientemente descubierta para atraer las miradas que debía.