S... is for SUFFERING

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La fuerte lluvia de la tarde ocasionó que la noche se presentara un poco más temprano de lo usual. Las personas conducían de regreso a sus casas después de un agitado día de trabajo en La Ciudad. Victoria manejaba cuidadosamente a través de  los charcos observando la oscuridad del cielo acercarse. Su reloj marcaba las seis en punto. Sacar dinero del banco había consumido gran parte de su tiempo, pero aún estaba a buena hora para buscar las evidencias y realizar los últimos preparativos de los niños... tenía dos horas antes de encontrarse con el detective y esperaba con todas sus fuerzas poder abandonar la casa sin ningún inconveniente. Revisó la pantalla de su celular y suspiró mas tranquila. No había ningún mensaje de Renzo todavía. Con mucha suerte ella y sus niños ya se habrían ido para cuando el italiano llegara del club.

Avanzó unos metros por su refinada urbe, para finalmente estacionar el auto en la entrada de su hogar. Observó las luces de la sala iluminadas, pero no las habitaciones. Seguramente Alexa estaba abajo con los niños, preparando la cena. Escondió los rollos de efectivo en la guantera del auto y debajo de los asientos. Conteniendo la respiración, caminó hacia la puerta y trató de hacer el menor ruido posible, dando pasos taciturnos.

Tal como lo imaginó, Alexa se encontraba con los niños en la cocina, sirviéndoles un tazón de leche con un plato de cereal azucarado. Los pequeños distraídos conversaban animadamente entre ellos de un vago tema infantil.

Sin pensarlo demasiado caminó hacia las escaleras, observando silenciosamente cada movimiento de la pelirroja en la cocina. Solo tenía que subir al despacho y sacar las evidencias lo más rápido posible. ¿Pan comido no?

Se quitó rápidamente sus botas negras de tacón y subió las escaleras descalza y en puntillas. Los oscuros pasillos lucían tenebrosos teniendo en cuenta su creciente nerviosismo. Tratando de mirar en la oscuridad, tanteó las paredes con las manos y buscó la perilla de la puerta.

¡Diablos!

Estaba cerrada... ¡Completamente cerrada y no había manera de abrirla! No tenía la llave. A menos que...

Rebuscó en su cabello recogido y sacó un pequeño sujetador negro el cual introdujo en la cerradura moviéndolo de un lado a otro.

Eso debía funcionar...

Intentando desesperada abrir la puerta, no escuchó los silenciosos pasos que se aproximaban detrás de ella.

-¿Buscabas esto?- la profunda voz de Renzo la hizo pegar un salto y girarse a la defensiva. Su esposo sonreia mientras mostraba burlonamente una pequeña llave entre sus dedos.

-A-amor... que, ¿qué estás haciendo aquí? No vi tu auto afuera...- Renzo se acercó amenazadoramente y Victoria retrocedió unos pasos pegando su espalda a la puerta.

-Decidí volver temprano, pero la pregunta es "amor"... ¿qué estás haciendo tú aquí?- apretó la mano en un puño y escondió la llave en el bolsillo de su chaqueta. Los ojos de Victoria se humedecieron mirando con apremio el pequeño compartimiento que contenía su esperada salvación.

Adiós evidencias.

-Yo...yo estaba...- las palabras se ahogaban en su garganta pensando que decir-Estaba buscando un-unos papeles de... una copia del... certificado de nacimiento de Piero-respondió no muy segura.

-¿Si?, ¿en mi oficina?-murmuró por lo bajo sin creerle. La furia de Renzo era palpable en su rostro y su voz estremecía cada poro de su piel.

-Así es... no encontraba una copia y fu-fui...a la ciudad, a resolver algunos asuntos pendientes...seguro ya lo sabes -tartamudeó insegura.

-¿Debería?- preguntó inquisidor.

-La, la... - trató de pensar en una mentira creíble pero sabía que de nada serviría, estaba perdida. Un silencio se hizo presente y Renzo arqueo una ceja- La inscripción de Piero- soltó de repente- Empezará la escuela a finales de este mes, te lo dije... y-y los profesores... ellos...convocaron, una reunión para padres... tenía que ir y... llevar el certificado.

S FOR SILENCEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora