La legendaria mascota del cazador

Capítulo 8: La leyenda

Los nervios y la ansiedad se manifestaban en mi rostro lobuno.

Jadeaba y daba vueltas sobre el suelo mientras la humana fea contaba las bolsas de hierbas de la misión.

—Veintidos hierbas riola y unas bayas de enebro extras. ¡Excelente! Les daré los puntos de la misión y dinero de bonificación.

La chica sonrió y yo me pare sobre dos patas para ver la mesa. Admiré el dinero, era tosco, metálico y con el olor de la sangre. Luego de olfatearlo un poco espere mis puntos de experiencia.

En mi mente había un pensamiento que me agobiaba más y más.

¡Con ese dinero me podrían comprar una salchicha!

Voltee a ver a Kato, el niño tenía los ojos llorosos y su típica sonrisa tonta. Me vio con alegría. Le gruñi y lo jale del pantalón.

—Ya, ya Sponchi espera un momento. Gracias Mirna, esto de verdad significa mucho para nosotros. ¡Nos vemos luego!

Kato apenas podía hablar mientras lo jalaba de la pierna al puesto de salchichas. Ya no podía resistir más.

—Aqui tienen, dos salchichas extra jugosas de cerdo con manzana.

La baba resbaló lentamente mientras saboreaba cada bocado. La dulzura y aroma eran simplemente exquisitos, la carne era lo mejor, con un perfecto balance de proteína-grasa en cada partícula.

Un momento. Se supone que el dinero era para comprar equipo. ¡Otra vez fui víctima del hambre!

—Oye Sponchi, está salchicha está deliciosa... ¿Sponchi? ¡Esperaaa!

Arrastre al cazador irresponsable hasta el granero donde dormía.

—¡Inepto! ¡Ese dinero era para comprar mejor armamento y herramientas! Ya no nos queda mucho.

—Pero tu fuiste el que miro el puesto de salchichas con ojitos de cachorro hambriento nada más llegando a la ciudadela.

Me sentí increíblemente humillado y le di la espalda.

—¡Callate! Esto es serio muchacho tonto. No podemos desperdiciar los valiosos recursos que tenemos.

Kato dijo que se llamaba pobreza. ¡Soy pobre a mucha honra!

—Al menos con esto completo la licencia de rare. Bien por lo menos tenemos algo de provisiones extra.

Eso me recordó, guardamos el hígado del cerdo. Obligue a Kato a hervirlo con hierbas, también puso a secar los conos de enebro para crear especias, igualmente conservó las bayas, con ella le enseñé a fabricar medicina que podría vender en la posada.

—Escucha bien muchacho, podemos ahorrar dinero si comemos este hígado en conserva, almacena bien en esos frascos todo, durará bastante tiempo si realizaste bien el procedimiento. La medicina también te será útil ya que eres un débil humano. En cuanto a las especias, esas son para la comida, exijo que me alimentes como es debido, este cuerpo mortal necesita alimentos fáciles de digerir hasta que sea más grande y resistente.

Kato admiraba cada nueva creación. Incluso si eran tácticas muy básicas de supervivencia, agradecía cada nuevo conocimiento adquirido.

Pero no solo eso. Con cada nueva aptitud, ambos obteníamos experiencia. Aún si era muy poca, cada mínimo puntito sumaba. Apenas teníamos un 25% de avance. Había mucho camino por delante para alcanzar en nivel 2.

Amenos que...

—Oye chico, vamos a la biblioteca esa que mencionaste.

El lugar era una inmensa bóveda con olor a árboles muertos, en mi opinión, un tétrico cementerio de árboles y pieles.