17. Final

2.4K 130 31
                                    

Si bien YoonOh era extremadamente tierno y amoroso cuando se trataba de Marie eso no restaba que su personalidad no fuese tan alejada del profesor Jung que había conocido en sus clases. Era serio y sereno, mantenía la compostura y era difícilmente alterable. Es por eso que cuando se echó el segundo cigarro a la boca mientras movia la pierna en un tic nervioso y gruñía al mechero por no encenderse Marie se sorprendió un poquito.

YoonOh solo fumaba cuando estaba o muy estresado, o muy enfadado, y al parecer, o muy nervioso.
Si se paraba a pensar nunca lo había visto nervioso, también parecía una emoción nueva para él. Para ser honestos le provocó una mezcla de ternura y gracia.

- Amor...- murmuró divertida.
- No es gracioso pequeña, estoy desquiciado.- Se pasó la mano por el pelo, despeinandose.

Aunque estaba guapo igual Marie se posicionó delante y le retocó algunos mechones para arreglarlo. Bajó las manos a sus mejillas acariciando la piel y le dedicó una sonrisa que pretendía ser tranquilizadora antes de alzarse de puntillas y besarle castamente en los labios.

- Son solo mis padres.- YoonOh alzó la ceja y respiró hondo.
- Si Marie, son solo tus padres.- Agarró sus manos junto con las menudas de ella.- Si no fuese por el pequeño detalle de que no saben que tu novio es tu profesor y te saca 10 años.- Soltó exasperado y se apartó para dar una calada.
Marie no pudo evitar reírse un poco.

Llevaban un año y medio saliendo juntos, las cosas entre ellos eran más que serias. YoonOh le ayudaba económicamente a pagar el piso (a pesar de que prácticamente vivía en el de YoonOh) de modo que ella solo debía preocuparse de pagar todo lo relacionado con la universidad y las clases de baile que había retomado hacia unos meses. Su relación ya no se basaba en sexo, como es normal, iban a adorables citas y escapadas románticas, citas doble con Johnny y Chittaphon, tardes intensivas de estudio. Pero eso no quitaba que siguiese habiendo sexo, mucho sexo. La confianza y el amor entre ellos había destapado un abanico de oportunidades, lo único que Marie podía decir es que se arrepentía de haberle dicho alguna vez que él no era Christian Grey.

De echo Marie se estaba replanteando en llevarlo a los lavabos del aeropuerto en ese mismo instante y relajarle con un buen y morboso polvo.

Habían aterrizado en Barcelona hacia una media hora, el calor de mediados de junio les dió la bienvenida. Supuestamente sus padres y mejores amigas vendrían a recojerles pero un atasco a la salida de la ciudad les estaba retrasando. Su madre parecía estar igual de histérica que YoonOh, se moría de ganas por conocer al guapísimo novio de su hija. Y sus amigas se morían por volver a babear por él.

Sí, volver. Ellas habían ido de visita a Seoul el verano pasado y fue allí cuando conocieron a "no me puedo creer que este adonis coreano sea tu novio", o así le llamaron durante las dos semanas de viaje. 

A sus padres en cambio no los había visto desde que se fue del país, hablaba constantemente con ellos por llamadas y preguntaban por YoonOh pero si no era cara a cara a Marie se le hacía muy tentador poner alguna excusa para cambiar de tema o irse en vez de afrontar la vergonzosa situación de contarles a sus padres sobre su curiosa relación.
A pesar de saber bien que sus padres no tendrían grandes problemas sabía que no había estado bien procrastinar tanto el momento de la charla, tanto que se la iba a comer de pleno su pobre novio. Se sentía algo culpable, pero siendo sincera también era divertido probar los límites del estirado de YoonOh. Además de que sabía a ciencia cierta de qué era imposible que él se enfadase realmente con ella. Estaba bien tomar ventaja de ello? No mucho. Le importaba? No mucho.

Sus planes de animar a YoonOh con sexo se vieron frustrados cuando escuchó un largo pitido de un clàxon seguido de un aún más largo chillido diciendo su nombre.

•mr.jung•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora