8.

3K 160 21
                                    


-Mujer cálmate, no es como si alguien sepa que se lo has echo tú.

¿Era posible pasarse una mañana entera sonrojada? Marie estaba comprobando que sí.

- No lo entiendes Johnny, en serio siento que todo el mundo está atando cabos en su cabeza.- Se golpeó la parte del cuerpo mencionada.

-¿Que cabos ni que cabos? Si no fuese porque tú me lo has explicado estoy seguro de que ni yo me hubiese enterado de que te follas al prof...- Ella le tapó la boca de un golpe y le chistó. Él levantó las manos en señal de inocencia.

Pasaba que a primera hora del viernes Jung YoonOh, el profesor de historia contemporánea, su amante y ahora el ganador del premio al más despistado, apareció con una marca morada asomando por el cuello de su camisa. Un jodido chupetón, visible para todos, y obviamente todos hablaban de ello.

¿La peor parte? O como mínimo para Marie. Que ella también llevaba uno adornando su garganta. Y aquello, por supuesto, era una clara evidencia de su relación.

Se había vuelto paranoica, sentía todas las miradas en ella, juzgándola y fulminándola. Todos los intentos de John por hacerle ver que no era más que producto de su imaginación fueron tirados por la borda en la hora del almuerzo y la situación fue a peor.

Justo en la mesa de al lado dos chicas cuchicheaban en un tono de voz lo suficientemente alto como para ser escuchadas por ellos.

- No me puedo creer que el serio y pulcro profesor Jung tenga un chupetón.- Marie tampoco podía creerlo.- ¿Será que está casado?

- ¿Quién lo aguantaría?- Respondió la otra. Unas risitas se escucharon después.- Oh, parece ser que Jung no es el único que obtuvo diversión ayer. Mira a la extranjera.

Ellas eran tan poco disimuladas que tuvieron el descaro de señalarla, por supuesto que se iba a dar cuenta, mucho mas si iba con alarmas activadas a todo lo que pasaba a su alrededor.

-¿Te imaginas que...?- Su amiga se tapó la boca sorprendida.

-Sería muy fuerte.

Y eso fue todo. De un bote se levantó dando un golpe con la mano en la mesa y las miro determinada.

-¿Que coño estáis insinuando eh? Buscaros una vida y dejad de difamar a los demás.

Las chicas se quedaron atónitas y sorprendidas, no parecían tener intención de defenderse pero aunque la hubiesen tenido ella no les habría dado la oportunidad, salió de la cafetería nada más decir las palabras como alma que lleva el diablo, seguida de un agitado Johnny llamando su nombre.

Golpeó sin cesar y con fuerza la puerta del despacho. Sabía que él seguía ahí.

En pocos segundos abrió la puerta con el ceño fruncido y notable expresión de molestia. La agarró del brazo y la metió corriendo dentro. No fue hasta entonces que vio la situación de la chica. Roja en cólera e inquieta, parecía no poder dejar de moverse.

-¿Te has mirado al espejo antes de salir de casa?

Dobló la cabeza extrañado.

-No sabía que podías ser así de despistado. Un maldito chupetón, ahí en tu cuello. ¡Mío!- Bramó. Él empezó a entender todo.- ¿Que será lo próximo? ¿Comerme la boca delante de todos?

No recordaba haber visto nunca a la menor hablándole con tanta confianza y en un tono tan elevado.

- A veces me gustaría.- Contestó. Ella pareció que se le iba a tirar encima.

La agarró de los brazos para mantenerla quieta.- A ver, relájate pequeña. ¿Que te pone así? ¿Que ambos llevamos un chupetón y por eso podrían relacionarnos? No va a pasar, ¿A ti se te pasaría por la cabeza si no se tratase de ti y de mí?

•mr.jung•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora