CIRCUITO, capitulo 3

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NICHOLAS

Cuando desperté me habían cambiado las zapatillas y el pantalón por algo limpio y más caliente, me habían lavado las heridas y las habían vendado y cocido muy desinfectadas, la capa había sido reemplazada por otra más limpia y con brazos y mi cara había sido parchada en los lugares donde tenía diferentes cortes y moretones, me habían salvado.

-¿Cuanto falta para llegar? Necesito acomodarlo para evitar que crezcan más sus lesiones internas- Dijo la voz femenina a alguien más.

-Ya estamos por llegar joven, yo me encargare de revisarlo- Suspiro la otra persona respondiéndole, toque a mis costados y me encontré acostado en un colchón suave y delicado, mis piernas estaban cubiertas por una manta y lo que supuse que era un automóvil se movía irregularmente dando saltos de un lado a otro, me toque el vientre cuando pensé que vomitaría si seguía aquí.

-Oh ya has despertado, ¿como te sientes?- Mire hacia la persona que me hablaba y encontré sus ojos, parecía perdida aun, como si la estuviera viendo a través de una nebulosa, forcé una mueca y la mire pasarse desde el asiento del copiloto a la parte de atrás donde me encontraba yo.

-Mejor supongo- Respondí simplemente.

-¿Te duele algo?- Aparto con delicadeza mis manos de donde las tenia y me observo delicadamente, cerré los ojos y negué con la cabeza como la había visto hacer quizá cuanto tiempo antes.

-Te he medicado para evitar el dolor pero es probable que sientas nauseas, de todas formas vas a dormirte en unos minutos, ¿quieres algo?- Me lleve la mano a la cara y descubrí el pequeño catéter ubicado cuidadosamente en la parte interior de mi muñeca, intente sacármelo.

-No, no puedes quitártelo, lo siento- Tomo nuevamente mi mano y la acaricio delicadamente, no sabía si era efecto de la medicación o de mi mente aturdida pero me sentí relajar por unos instantes al dejar de forcejear.

-¿Cuanto tiempo?- Mi voz sonaba rasposa y mis labios seguían agrietados por el hielo.

-¿En total? Una semana creo- Suspiro, miro mi mano entre la suya e inserto una jeringa con un liquido ambarino en el catéter sin que pudiera hacer nada más que balbucear.

-¿Dónde estamos?- Me las arregle para decir, se revolvió un poco a mi lado y se paso las manos por las mejillas como cuando estábamos en la nieve, sin sangre ahora.

-Alemania Nic, ahora duérmete- La espesura negra comenzó a arrastrarse sobre mis ojos y mis parpados cayeron. Esa niñita iba a volverme loco. Necesitaba respuestas.

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