NICHOLAS
Habían transcurrido cuatro días desde la última vez que me drogaron en el desayuno, después les pedí encarecidamente que dejaran de hacerlo alegando que ya me sentía bien y podría dormir, lo que no tuve en cuenta fueron las pesadillas, eran silenciosas a diferencia de las de Gabrielle, ella solía llorar de vez en cuando, pero nunca estando consciente.
Las horas siguientes a su entrenamiento con ese seudo-mayordomo ni siquiera se ducho, cayó como muerta en el sillón al lado de la cama y no se movió hasta bien entrada la madrugada, sus nudillos estaban morados y con nuevos rasguños, su cara estaba rasmillada y estilaba nieve en el traje que llevaba, no habíamos cruzado muchas palabras porque al parecer el cansancio no se lo permitía, se comió un plato tremendo de frutas, desapareció una buena hora y al volver se acomodo en el sillón y se durmió enfundada como una cuncuna en su pijama y frazadas. Se mantuvo saliendo los cinco días durante largas horas, Jules era la que se quedaba conmigo o veíamos televisión, me ayudo a pararme una tarde y pude sentarme al lado de una ventana. El clima estaba horrible, caía fuerte sobre el manto fino de nieve y parecía no dar tregua, asumí que estábamos bien al norte de Alemania.
Cuando este medio día Gabrielle salió se vistió rápidamente y corrió tras Iván, ya habían pasado más de seis horas y aun no regresaban, me sentía ligeramente preocupado al estar mirando nuevamente por la ventana, Jules hacia lagartijas en el piso de la misma hacia más de media hora sin parecer cansarse.
-¿No estarán tardando mucho?- Jules elevo la vista pero no se detuvo.
-No debes preocuparte por ellos, Iván es de completa confianza y Gabrielle está muy bien entrenada, no les ocurrirá nada- Sonrió y se volteo para hacer abdominales, mirándola no sabía si sentirme caliente o inútil sentado como un vejete mirando la ventana.
-¿Ella tiene algún ti...?-
-Es una genio creo yo, sabe mucho, por eso es la favorita de su Agencia, aunque es bastante floja- Murmuro en respuesta a mi pregunta inconclusa. En realidad no sé porque no la asocie nunca a ninguna Agencia, me sorprendió el saber que teníamos el mismo "rubro".
-Nunca me tope con ustedes en ninguna Operación, somos muchos ya sabes, pero aun así debemos habernos visto una o dos veces- Se sentó a tomar agua y me miro detenidamente un rato antes de responder.
-Gabrielle no es parte de la CIA, no está ni cerca de serlo- Se levanto y con la botella en mano salió de la habitación antes de preguntar en cual trabajaba entonces, me mantuve mirando la ventana hasta que vi una figura oscura acercándose a toda velocidad hasta la casa, cuando le faltaban al menos cinco metros distinguí quien era y me levante de un salto mirando con cara casi pegada a la ventana, subió el porche a tres zancadas y golpeo la puerta hasta que esta se abrió.
-Alguien viene, necesitamos... necesito... esconder...- Se oyó desde la puerta, Jules mascullo algo y luego las sentí entrar en la habitación, Gabrielle tenia las mejillas coloradas e iba toda despeinada, Jules se veía igual que antes.
-Los hemos escuchado con Iván en el pueblo, vendrán a vernos, mételo en el ático- Apoyo las manos en sus rodillas y tomo aire frenéticamente, antes de poder decir nada Jules me tomo del brazo y me arrastro hasta la cocina, tiro de la alfombra de un costado y abrió una trampilla metiéndome dentro muy rápidamente.
-Quédate aquí hasta que sea seguro, si alguien nos ha descubierto DEBES mantenerte acá sin chistar, nada de ruidos, compórtate- Con eso cerro la trampilla y debe haber acomodado la alfombra porque luego sus pasos se alejaron. Me logre sentar en una caja y escuche. Hablaban alemán.
-¿A que debo su visita y la de nuestros queridos vigilantes esta tarde Sra. Hunnert?- La voz era tan neutral como si no hubiera corrido como un poseso segundos antes.
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CIRCUITO
AcciónOjos verdes lagrimosos Manos temblorosas Un cierre de ojos El disparo -Despierta porfavor-