2.- Game Over

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Esa mañana Erick había despertado con el dolor de trasero que sufría cada vez que tenía relaciones con el castaño.

Joel levantó al menor con brusquedad, diciéndole que iría a su trabajo. El ojiverde se sintió un tanto triste ya que no vería a los chicos, también porque no quería estar en esa aburrida oficina, siendo como la puta personal del Señor Pimentel.

Se vistió con sus bragas rosas, minifalda gris, camisa blanca, chaqueta de jean celeste grisácea más sus vans blancas.

•••


El camino hacia el trabajo de Pimentel fue un tanto aburrido para Colón, oyó como el castaño coqueteaba con alguien por teléfono, como le gruñía al chófer para que no mire por el retrovisor, pensando que miraba al menor y como alardeaba su nivel social en algunas cortas llamadas.

Joel era el típico estúpido hijo con traje perfecto y porte altanero.

Al momento de bajar, el menor sacudió sus mechones y se dejó llevar por la fuerza con la que la mano de Joel lo jalaba.

Le dolía no poder sentir nada por el mayor y aún así seguir con él.

Todos en el lugar lo ignoraba, el castaño los amenazó a todos que los despediría si miraban a su Baby el primer día que lo llevó.

Subieron por el ascensor hasta el piso número dieciséis, donde estaba la oficina del mayor.

Erick se sentía como una puta personal, eso le dañaba un poco, él no quería a ese sujeto, él quería seguir estudiando y tener a un Daddy que lo quiera.

La vida entre lujos no era tan buena si había falta de amor.

Pero es que, ¿Quién en su sano juicio podría a amar a ese monstruo sin corazón?

Entró, esperó que su Daddy se sentara y se sentó sobre su regazo, como este se lo había indicado ya varias veces anteriores.

Era realmente molesto para él tener que mirar esa asquerosa pantalla, la cual casi siempre reflejaba los chats en los que muchos Baby's le pedían a Pimentel que les den atención, y el castaño les respondía con gusto.

Él también quería poder salir con más personas, conocer gente nueva, tener sexo con otros hombres, emborracharse hasta perder el conocimiento, fumar como loco y luego amanecer con una resaca horrible.

Suspiró haciendo una mueca, el hombre bajo su cuerpo estaba escribiendo un mail a uno de los administradores de sistemas operativos con una erección en sus pantalones. La cual presionaba con fuerza contra el trasero de Erick.

Una de las grandes manos de Joel tomaba con algo de fuerza la cintura del menor, sabiendo perfectamente que este lo sentía en su totalidad y que tenía ganas de huir.

Sonrió para sus adentros, susurrando en el oído de éste.

Daddy está muy caliente, bebé –mordió el lóbulo de la oreja del pálido chico, quien se removió algo tenso.

–Estás en el trabajo, Joel –frunció el ceño, sabiendo que su excusa era una total mierda porque aquel hombre ya lo había hecho morir de placer en esa misma habitación en miles de posiciones y lugares.

–Eso lo pone más interesante, Erick –ronroneó llevando sus manos alrededor de sus caderas, llevándolo de adelante hacia atrás, frotando el trasero del pequeño contra su erección.

–A-ah n-no –trató de voltearse, pero el otro lo detuvo.

–Se bueno para papi, ¿si? –Erick asintió, cerrando los ojos–. Muy bien –sonrió adentrando su mano por debajo de la falda de su Baby, tomando su miembro semi erecto–. Creo que alguien quiere jugar –rió entre dientes, deslizando lentamente sus dedos sobre los marcados testículos del azabache, quien gimió en alto–. Me gusta esto –habló tomando el pene de Erick por debajo de sus bragas rosas, pasando su pulgar por el glande con delicadeza, sintiendo ya su humedad–. Veo que no aguantas mucho –susurró.

BAD DADDY | JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora