5.- The Call

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Eran las nueve y veinte de esa mañana.

El menor esperaba impaciente al lado de la puerta junto a Dylan. Richard se tardaba demasiado y Nikolas ya había calentado el motor del auto, esperando que la "señorita" Erick se digne a aparecer.

–¡Por dios, pareces una mujer por todo lo que demoras! –le gritó Dylan al ver que el causante del retraso temporal bajaba de las escaleras haciendo una mueca de burla.

–Piricis ini mijir pir tidi li qui dimiris –lo imitó dramatizando todo, cerrando la puerta para luego caminar junto a los chicos hacia el auto.

•••


–¡Dylan ven aquí, deja de correr por todos lados! –gritó el rubio medio histérico, el nombrado hizo un puchero, regresando a su lado.

–¡Vamos a la montaña rusa! –sugirió el pelirrojo, siendo apoyado por el pelinegro y el menor.

–Luego estarán vomitando el desayuno y marcharán sus zapatos –regañó Richard, yendo hacia la boletería y siendo perseguido por los otros tres.

–Por favor, por favor por favor –rogó Colón, jalando de su camisa.

–No estaré sujetando sus pertenencias hasta que salgan –advirtió.

–Claro que no lo harás porque subirás con nosotros –habló Nik, pidiendo los boletos.

–Oh no, eso si que no –negó rápidamente haciendo un ademán de negación con su mano.

–¡Sujetate fuerte Richard! –gritó Dylan dos segundos antes de que el juego comience y empiecen a avanzar, el rubio sintió que se le iría el corazón en cualquier momento.

Las risas y gritos se oyeron por diez minutos, lo que duró el juego. Más tarde, cuando tuvieron que bajarse, todos se sentían mareados y por poco el rubio vomitaba en el suelo.

Al ver el algodón de azúcar, Dylan y Erick fueron corriendo hacia el puesto que los vendía, logrando poner nervioso a Richard una vez más, quien los siguió con la mirada para no perderlos.

Nikolas llegó al poco tiempo junto a aquellos dos ansiosos, pagando lo que debían. Erick se les unió y los cuatro caminaron viendo a qué otro juego subir.

Luego de estar en los autitos chocones, el órbita, la casa fantasma y la rueda gigante, decidieron que era hora de regresar, sus estómagos rugían de hambre, reclamando comida.

•••


21:00

El menor había estado mensajeándose con Christopher toda la tarde discretamente. Aquel chico era realmente divertido y le hacía pasar un buen rato.

Joel llegó completamente ebrio y él recién había tomado una ducha hace no más de cinco minutos.

El rizado llegaba tarde como casi siempre, ese día se había follado a Abraham más de tres veces, bebieron juntos en la última hora y tuvieron sexo, estaba completamente cansado, pareciera que ese chico nunca tenía suficiente.

Lo que le gustaba de su secretario era esa actitud sumisa y un tanto acaramelada que poseía, siendo lo contrario al niño de orbes verdes que tenía, prácticamente, secuestrado en su casa. Pero aun así, Pimentel prefería cien mil veces más follar a Erick que a cualquier otra persona en el mundo.

Luego de una ducha, la que bajó un poco su estado de ebriedad, se acostó al lado de Colón, suponiendo que ya se encontraba durmiendo. Pasó su mano por el abdomen del menor, atrayéndolo a su cuerpo, sintiendo su calor.

BAD DADDY | JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora