FEAR (JEONGCHEOL)

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Ahí, a la luz de la luna, todo era más simple y transparente para Seungcheol, sólo dos personas teniendo una conversación casual. Se sorprendió a sí mismo cuando habló frente al rubio acerca de su familia, era un completo extraño, ¿Qué más podría darle a él? Y sin embargo, no fue así. Se mostró empático y solidario, probablemente habían empezado con el pie izquierdo cuando se conocieron, ahora que todo su contexto había dado un giro inesperado, probablemente su relación cambiaría.

Ni el mismo príncipe tenía una idea de qué o cuánto tiempo pasaría antes de que todo volviera a la normalidad, ni siquiera tenían idea de si todo volvería a ser igual

- ¿Por qué demonios me miras así? - le dijo el rubio frunciendo el entrecejo

- ¿Por qué eres tan mal hablado?

- ¿Por qué sigues tuteándome? Háblame con respeto bestia

- ¿Por qué debería? - dijo Seungcheol cruzando sus brazos bajo su nuca y recostándose sobre toda la hojarasca, mirando al cielo - Tú no lo haces

- ¡Porque yo soy.... !- se detuvo y suspiró triste - Porque yo soy... - intentó de nuevo aún más triste

- Todavía lo eres - aseguró Seungcheol mirando las estrellas - Un castillo y una corona no te convierten en alguien de la realeza - Jeonghan miró al pelinegro lleno de asombro - Eres quien eres por tu origen, tu familia, el destino que decides forjar y cómo decides vivir... Eso eres - Seungcheol giró para ver su rostro - ¿Quieres ser un príncipe?

- J-jamas tuve otra opción - El corazón del lobo se encogió. Si lo pensaba detenidamente, Jeonghan jamás tuvo otras opciones, desde antes de que naciera ya estaba destinado a gobernar esa gran nación algún día. Probablemente jamás tuvo tiempo para jugar, divertirse, ser un niño como él lo fue en su momento... Seguramente estuvo solo gran parte de su niñez, por sus carácteres vampíricos debió haber tenido aún más restricciones... Y pensar que esa vida... Continuaría por mucho tiempo más... Era bastante triste

- Pues ahora las tienes - le dijo con una sonrisa, se incorporó y se juntó aún más a él, casi rozando sus cuerpos. Jeonghan se inclinó hacia atrás, mucha cercanía era difícil para él, sobre todo si se trataba de un lobo - Estás fuera del castillo, no sabemos por cuánto tiempo, tampoco sabemos lo que pueda pasar... ¡Pero mientras tanto, puedes divertirte, puedes vivir como quieras!

Jeonghan quiso sonreír y emocionarse, pero una sonrisa casi formada se desvaneció de inmediato

- No puedo - dijo serio - No puedo divertirme mientras sé que en el reino muchas personas la deben estar pasando terrible por mi culpa, no tengo cabeza siquiera para pensarlo

- No me digas - se burló el pelinegro - ¿Y qué puedes hacer? ¿Vas a regresar y ayudar a todos? Porque apenas y logramos escapar, nos detuvimos sólo porque todos necesitaban descansar y curar sus heridas - Seungcheol suspiró - Mira Jeonghan, no te digo que abandones a tu gente y al reino... Lo mejor que puedes hacer es seguir las instrucciones de Leeteuk por el momento, hacerte fuerte y convertirte en el Rey que todos creen imposible, pero que todos necesitan... No le temas al cambio o a lo que pueda pasar... Lamento decirlo pero tú mejor que nadie sabe que no puedes hacer nada, deberías enfocarte en lo que sí puedes... Los dioses te han dado la oportunidad de cambiar tu vida, de hacerla tuya, no la desaproveches. Conviértete en lo que desees, haz lo que desees, olvídate de tus modales y el estudio, tu vida es muy larga como para vivir angustiado y aburrido, ¿Cuántos años has desperdiciado ya?

En ese momento Jeonghan lloró, dejó salir toda la frustración que probablemente se estaba acumulando desde hacía ya muchos años, lamentó haberlo hecho frente al lobo, pero en ese momento ya no se sentía como un príncipe, se cuestionó incluso si en algún momento lo había hecho. Esa noche lloraría, lloraría por ser quién era, lloraría por no ser quién él deseaba y por todo lo que había perdido en un día, ese día se lo había permitido así mismo.