Verdades Ocultas. (Hidden Truths)

Capítulo 17. Esas palabras.

¿Recuerdan que la primera vez que me corté fue porque todo estaba mal para mi y por haber escuchado unas palabras la noche anterior? (Si no lo recuerdan regresen al capítulo donde hablo de eso, es el capítulo 10.)

Esas palabras de algún modo sabía que saldrían de su boca, pero aún así me dolió el golpe. Mis padres discutían como de costumbre y esa noche no podía conciliar el sueño. Me paré de mi cama y salí de mi cuarto. Ni siquiera se porque lo hice, en esas raras ocaciones en las que me despertaba a mitad de la noche me quedaba acostada en compañía de mis demonios hasta que amaneciera o hasta que cayera dormida. Esa vez algo me hizo levantarme de mi cama y salir.

Los gritos se tornaron susurros llenos de odio, los golpes cesaron y el llanto se iba apagando. Me acerqué a la puerta de su habitación y estaba dispuesta a abrirla para que dejaran de pelear o por lo menos para que la proxima vez se pelearan en otro lado que no fuera en donde vivíamos. Al acercarme más me di cuenta de que la habitación no se encontraba cerrada. iba a dar un paso más hacia adelante cuando las palabras de mi padre me hicieron parar en seco. Aún las recuerdo y aún duelen como si las hubiera dicho ayer...

"Haber, entiendelo de una buena vez. A las niñas las mantengo porque las tuvimos y acepté la responsabilidad; pero eso no quita el hecho de que si tuviera que elegir entre ellas o tú, así sea cuestión de vida o muerte, sin pensarlo dos veces te salvo a ti. Así que deja de decir estupideces y de ser una paranóica."

Me petrifiqué. No me sorprendió, pero me petrifiqué porque aunque ya me esperaba algo parecido realmente duele escucharlo claro y fuerte de su boca. Duele como la chingada saber que una vez más acerté y confirmé que mi padre nunca me quiso, nunca me ha querido y nunca me va a querer. En algun rincón de mi mente ya sabía todo, pero se vale soñar, ¿No?

Siempre trataba de hacerle caso a mi madre cuando me decía que él si nos quería, que mi padre nos quería de verdad. Sabía que era mentira y aún así me dolió más escuchar esas palabras salir de su propia boca que aquellas patadas en mi estomago que me dieron esas niñas estúpidas aquella vez que me bullearon.

Nunca recuerdo sobre qué peleaban noche tras noche, sólo esas palabras se quedaron plazmadas en mi mente de por vida. Recuerdo que regresé sigilosamente a la cama y me quedé el resto de la noche sin dormir, viendo el techo como si ahí se encontraran todas las respuestas del mundo. Ni podía llorar de todo el dolor que me causaba su manera de pensar. No sé, como que todavía tenía algo de esperanza de que no fuera real todo eso.

Al terminar de amanecer llegué a la conclusión de que estaba más jodida que antes y fueron esas palabras las que me dieron el ultimo empujón para comenzar a flajelarme.

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Este capítulo va dedicado a todas aquellas personas que el primer hombre en romperles el corazón fue su padre y no un chico cualquiera del cual estuvieran enamorad@s y se ganara aparte el título de primer amor. Se los dedico porque duele como la chingada y eso está jodido.