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𝕼𝖚𝖎𝖓𝖊𝖑𝖑𝖆

Por instinto se separaron mientras ella intentaba cubrirse.

—Cariño... ¿Qué significa esto?— preguntó su madre, intentando no atorarse con sus palabras.

—Es... Lo que parece— esa fue la respuesta de la emperatriz.

—¿Esto es por amor o por placer?

—¿A ti qué te parece?

—¡No lo sé!— gritó, sorprendiendo a los dos —¡No esperaba encontrarme así a mi hija y diciéndome que--!

—Es por amor— respondió ella finalmente a su pregunta, dejando a su madre en blanco y ahora jugueteando con los mechones dorados de Eugeo.

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—Esto no va nada bien— declaró con una voz muy baja, la más pequeña.

—¿Y qué es lo que planes hacer?— preguntó la rubia, con una gran impaciencia.

La más baja suspiró alargadamente mientras tomaba su taza de té, estando repleta de dicho lácteo. Bebió de su taza.

—¿Y bien?— siguió presionándola con más preguntas.

La pequeña castaña luego de ingerir el amargo lácteo, color marrón. Miró a Alice con una enorme tristeza y comprensión.

—Alice.... Sé perfectamente como te sientes, pero por mucho ímpetu que tengas, no somos rivales para Quinella.

—¡Eso no debe ser así!— espetó molesta, golpeado la mesa. Ganándose la mirada sorpresiva de todos —No podemos seguir siempre así, sino la enfrentamos nunca lo lograremos, nunca podremos vivir tranquilos mientras vivamos bajo este régimen tiránico— le declaró calmando un poco su tono de voz.

La más baja apartó la mirada de la de ojos azulados para abajo.

—Cardinal.... Tú eres quien peor lo ha pasado por culpa de la Clérigo mayor, todos entendemos ese dolor que recuerdas en tus hombros, pero quedarse de brazos cruzados y no hacer nada, no conseguiremos nada nunca así— le dijó tocando su hombro —¿Qué dices?— ánimo la más alta.

Luego de varios minutos transcurridos, los ojos de Cardinal se empaparon de lágrimas y terminó por levantarse, no sin antes retirar la mano de Alice de su hombro.

—Lo siento, pero no os pediré que desperdicies vuestras vidas solo por hacerse los valerosos.

Se retiró, dejando a los demás sin palabras.

—Está asustada— decía Bercouli, poniéndose en el lugar de Cardinal.

—Es comprensible, últimamente lo ha estado pasando peor que de costumbre y sus pesadillas con Administrator van empeorando cada vez más— agregó Kirito, también poniéndose en el lugar de Cardinal.

—Y todavía con eso, no podemos quedarnos aquí, así, sin hacer nada— dijo Alice, manteniendo su punto de vista.

—¿De verdad vas a ir contra Administrator?— le preguntó el de cabello carbón, mirándola.

𝔗𝔥𝔢 𝔦𝔠𝔢 𝔱𝔶𝔯𝔞𝔫𝔱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora