-¿Pero qué?- pregunta alucinando.
-¿No querías jugar? Pues toma juego- le digo, estampando mis labios contra los suyos.
-Yo quería jugar allí, aquí quiero otras cosas.
-Pues no te preocupes que las tendrás- le rodeo con mis manos, y él se sienta en el retrete, para que yo me siente encima de él.
-¿Pero qué te ha pasado? De golpe...- quiere hablar, pero no le dejo terminar.
-Con esa mirada, me has obligado a venir hasta aquí, y lo sabes- le beso el cuello con ganas.
-¿Y esta agresividad?- me pregunta.
-Te diría que es por el alcohol, que en parte lo es- digo como puedo.- Pero si te soy sincera. El saber que tu ex está ahí fuera, me da aún más ganas de comerte la boca.
-Y lo que no es la boca- añade él riéndose.
-Cada cosa a su tiempo- le empiezo a desabrochar la camisa que lleva.
-Así que estas celosa- se ríe.
-¿Puedes callarte de una puta vez?- le ordeno, y él me mira, para pocos segundos después estampar sus labios contra los míos.
Le cojo la cara con ambas manos, ejerciendo más presión contra sus labios. Me separo, para besarle por todos sitios, y aprovecho para quitarle las gafas poco a poco.
Tras dejarlas en un sitio seguro, le miro, y veo sus mejillas rosadas, oigo su respiración a mil.
Rápidamente me quito mi jersey, y al ver que lo hago, se acaba de quitar su camisa.
-Sam, estás borrachísima- me dice.
Lo sé, estoy que no me aguanto, pero no puedo más. Las ganas me pueden.
Toda esa rabia que he acumulado hoy con Ada, toda esa furia está saliendo ahora.
-¿Y?- le respondo, poniéndome de rodillas al suelo para empezarle a besar el pecho.
Poco a poco, voy bajando, dejando marca por donde paso, cada vez con más fuerza.
Él aparta mi pelo de mi cara, que va cayendo, más despeinado que otra cosa.
-Samantha, joder. Que ahora no voy a poder salir- me dice, haciendo referencia a lo que he provocado.
-Yo lo arreglo en un momento, no te preocupes.
-No, no quiero, aquí no Sam- me dice.
~¿desde cuándo dice él estas cosas?~ pienso. ~en verdad, él no ha bebido casi nada, por lo que debe estar en su sano juicio.~
-Flavio...- suplico.- ¿Eso es que ya no quieres hacer nada conmigo?
-No hay cosa que quiera más, pero ya me conoces, aquí no.
Me siento en el suelo. Me ha cortado el rollo en seco.
-Joder...
-Sé que quieres, y que sin el alcohol querrías también, pero prefiero que esto pase en otro momento.
-¿Vamos a tu casa hoy?- pregunto.
-Está mi padre Sam- dice, y yo ruedo los ojos.
Definitivamente, ha perdido el interés en mi.
-Ya no te intereso, ha llegado Ada y ya ni me miras a la cara, ¿la quieres? ¿Es eso? ¿Aún la quieres?- me pongo histérica.
-Claro que no, relájate- me dice.
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Un Golpe de Suerte
Teen FictionEsas debían ser las mejores vacaciones de sus vidas. Y todas pensaban que así sería, sin incidentes, sin complicaciones, unos días tranquilas en la montaña. Pero con Sam entre ellas, eso es casi siempre imposible. Debido a algo inesperado, conocer...