6. Unami Omega: Es una metafora

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Por Alexander

Estaba limpiando la barra de la cafetería cuando llego.
Kú era cómo un rayo de luz por donde fuera, y le gustaba ir a muchas partes, a mi me gustaba llevarlo a muchas partes... Cuando era mío. Solía pensar que era el omega más hermoso que hubiese visto, el más dulce, el mas alegre, hasta que deje de pensarlo y nuestro mundo se esfumó. Él estaba muy fuera de mi radar ya, no podría volver a llamar su atención ni aunque pusiera mi vida en ello, él había dicho un día "No me gustas más" y se acabó, no pude hacer nada por arreglar lo que sea que hubiese hecho, habíamos vuelto a ser amigos rápido, a él le gustaba tener un montón de amigos y yo me habría quedado con cualquier sobra que me hubiese lanzado entonces.

¿Entonces? ¿Que era lo que había cambiado tanto desde que habíamos terminado hasta ahora?

Todo. Todo lo que Kú había significado alguna vez en mi vida ya no importaba, todo lo que yo había significado en la suya no estaba seguro si alguna vez había importado.

¿Viste el video? —preguntó con una sonrisa al llegar a mi lado, traía su lazo al descubierto como siempre. No había nada que lo pudiese hacer sentir lo suficientemente avergonzado, no en este mundo— Alexy —ese apodo me perforó el oído y si fuera un animal habría soltado un gemido lastimero, había escuchado todas las variaciones de ese apodo, con todos sus tonos de voz, en todas las circunstancias.

¿Tú lo subiste? —interrogue mirando de reojo a un grupo de chicas mirándome desde su mesa, pensé que necesitaban pedir algo, pero al ver la incómoda forma en que fingían sujetar su celular me volví a mirar al frente— La cafetería se a llenado  de tipas raras...

El resoplo arreglándose la camiseta, me había salido de la escuela hace unas tres semanas; no es que me importara mucho, pero fuera de mis padres nadie de mi antigua vida había llamado para preguntar por mi. No los chicos con los que había jugado rugby por años, no los chicos de mi orquesta, ni las chicas con las que aveces salíamos de fiesta; el único que seguía viniendo aún después de mi pobreza era quien se suponía me quería solo por el dinero– Te di un ligero empujóncito, no me des las gracias y puedes servirme un café si quieres trabajar.

Él tecleaba algo en su teléfono, yo le serví un moca extremadamente dulce como sabía que le gustaba, y lo vi, estaba riendo sonrojado— Su alteza —le tendí la taza, pero ni siquiera parecía haberme escuchado— ¿Es el viejo? —el asintió, me miro todo feliz y aún más rojo al ser descubierto— Muéstrame una foto a ver...

Yo me lo imaginaba bajo, gordo y calvo, justo como todos mis profesores; pero no podía ser así si ponía esa sonrisa en Kú sin tener un peso "Somos pobres ahora" había dicho mi amigo antes de buscarme un trabajo que pagara lo suficientemente bien, yo me pregunte cuántas veces se habría acostado con el dueño del café como para que le debiera un favor. El alfa que se lo llevo a casa no tenía dinero, no era joven, no era ni siquiera un alfa como tal, ni siquiera era el alfa que le había mordido y mi ego se sentía ligeramente dañado, lo envidiaba.

No tiene fotos —sonaba decepcionado, sorbió el café y sonrió cuando se dio cuenta que incluso estaba tibio como le gustaba— Te dejare propina...

¿Y que paso con lo de ser pobres? ¿Conseguiste otro trabajo?

Él sabía a lo que me refería con trabajo, no se ofendió y señaló su cuello— ¿Te parece que esto esté seco? —negué, si la de Fiet era  fea, esta era desagradable y grotesca, parecía que hubiesen quería arrancarle el cuello.

BitterSweet Omega/ Omega Agridulce (OMEGAVERSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora