3. Bitter Omega: Ilicito

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Volví a mirar el reloj, eran las cinco tres, tres minutos más de la hora que Gadreel había dicho y yo seguía sentado a la mesa con Gou, claro que no iba a ir. Mi omega se moría por ir, pero eso era él, yo quería quedarme con Gou en la mesa, amaba escuchar por quinta vez su historia de voluntariado en África.

Cinco con cinco, y empezaba a negociar conmigo mismo, si el destino existe el seguirá ahí en diez minutos o cosas por el estilo. Mi pie golpeó diez veces la pata de la mesa, tenía calor y las piernas se me hacían de gelatina ¿Y si iba? Solo por curiosidad, no tenía que hacer nada, el no dijo que hicieramos algo.

Cinco y media, ya no lo soportaba, mi omega estaba rasgandome la garganta, el estómago y hasta debajo de la piel. Por más que esperaba ver a Gadreel cerca de su esposa, no estaba, ni en esta ni en ninguna otra mesa. Perdí la batalla cuando Gouthier dijo que iría a nadar con Matt, no era su culpa, me sentía mal con cada paso que di dentro de la casa fingiendo que buscaba el baño, y me di animos diciendome que quizás el ya no estaba allí.

Abrí la puerta con la esperanza en la boca, pero no se si de que estuviera o ya no. Sin embargo, ahí estaba, sentado sobre una lavadora mirando su teléfono, cuando levantó la vista hacia mí sonreía— Pensé que tardarías una hora.

Esta tu esposo allá afuera, está mi novio —reclame incrédulo de haber llegado hasta aquí, el se levantó caminando hacia mí con la misma sonrisa soncarrona.

No me digas —contestó el con una sonrisa— ¿Les avisaste donde venias? —se detuvo a unos dos pasos, sin hacer nada realmente, pero ya tan solo así me sentía culpable.

No quiero ser uno de tus esposos —mencioné apretando mis ojos con fuerza, podía sentir mi propio aroma llenando el lugar ¿De verdad yo era esto?

Lo sé, no quieres ese tipo de vida, creo que es mejor no vernos más, yo no te puedo dar otro tipo de vida.

Amo a Gou —solté tratando de aferrarme a algo.

Lo sé, el amor entre ustedes se puede ver —concluyó— Solo quiero que le des a tu omega lo que quiere, una sola vez no va a matarte —sentía su voz en mi oído aún cuando él no se había movido, su aroma empezaba a embriagarme— Será una vez, mañana ya no querrás volver a verme, porque el destino no existe —mentía, el sabía que mentía y yo lo sabia, este era un paso sin retorno, pero en este punto ya no tenía opinión.

Solo una vez —seguí su mentira.

Yo mismo había acabado con la distancia entre nosotros, sentí sus labios en los míos y no sabía que la gloria tenía un sabor hasta ahora.

Me levanto del suelo con tanta agilidad que sentí que pesaba lo de una pluma, me dejó sobre la lavadora, mientras le ayudaba a quitarse la camiseta y desabrochaba su pantalón.

Era tosco, bruto y apresurado, pero me tenía tan caliente.

Ni siquiera se en que momento me había bajado y empotrado contra el blanco de metal, pero si se cuando toda su verga estaba dentro mío y apenas comenzó a moverse lo olvidé, olvidé que esto era malo, que no lo conocía, que el destino no existía, olvidé todo eso mientras el ponía su mano en mi boca para que dejara de gritar y sus dientes se clavaban con fuerza por sobre mi ropa, justo donde estaba mi glándula Omega. Yo mismo había ido a bajar la camiseta, perdido en placer, pidiendo que me mordiera y agradecí que el la volviera a cubrir.

Apenas quedaban los adultos aún de pie, yo estaba sentado en el sofá al lado de Gouthier, me sentía mal y asqueado de mi mismo, pero a la vez nunca había sentido que el sexo fuera tan bueno <<Solo fue sexo con alguien prohibido>> me repetía a mi mismo— ¿Que pasa? —interrogó Gou besando mi cabello.

BitterSweet Omega/ Omega Agridulce (OMEGAVERSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora