Tira y Afloja |Tyrus|

IX

Para nadie era un secreto que amaba los muffins, de verdad que sentía una gran fascinación por aquel postre, pero sus favoritos eran los muffins de chispas de chocolate, eran su debilidad, porque le seguían pareciendo lo más delicioso que había probado hasta ahora.
 
Razón por la que agradeció mucho, cuando después de casi rogarle con la mirada, Andi se guardó sus muchas ganas de probar aquel postre,y como la buena amiga que era, le regaló su muffin, porque él no había tenido la suerte que si tuvo ella, al tomar el último muffin que estaba disponible en la cafetería.

Lo comió con tantas ganas y lo disfrutó tanto pero tanto, que no le extraño cuando las náuseas lo invadieron y sintió deseos de vomitar ¿Había sido aquella reacción provocada por su postre favorito? La verdad era que no, pero de todas formas diría que sí, para de alguna forma poder justificar el enorme asco que sentía ¿Qué verdaderamente provocaba aquello? No lo diría, pero desde el momento en que sus ojos color miel vieron como Kira, la que era amiga de TJ por su gusto en común por el básquet, sujetaba el brazo de este, fingiendo que su toque era de lo más casual mientras reía junto al de mirada verde como también lo hacía los demás ahí presentes por algún comentario que pareció soltar Amber, Cyrus pudo jurar que se sentía asqueado.

Cyrus se removió incómodo de su asiento y sin que lo pudiera evitar sintió nuevamente ganas de vomitar. La presencia de Kira había arruinado su postre favorito. La chica en cuestión le asqueaba tanto pero nunca lo admitiría. Y sin que lo pudiera evitar cayó en cuenta de lo mucho que se parecían Thelonius y la chica que también parecía amar el básquet, porque además del gran amor que compartían ambos por este deporte, también eran iguales de orgullosos e incluso vanidosos ya que siempre parecían mirar a los demás por de bajo de su hombro.

Y recién ahora, se percataba de lo mucho que parecía molestarle el evidente interés de la chica de cabellos risados, por aquel que se lo follaba a escondidas. No era ciego y más de uno sabía que Kira buscaba en el basquetbolista más que una simple amistad, por lo que esto no era ninguna novedad, sin embargo, saber aquello no parecía haberle importado hasta el día de hoy claro estaba.

Podría jurar que habían sido pocas las veces que se sentía tan extraño. Su mente y su cuerpo estaban en tan perfecta sintonía, sentían tan igual, que mientras que se sentía disgustado al ver a Kira tan pegada a TJ, no dejaba de sentir náuseas. La sensación era desagradable y bastante asfixiante pero por más que lo intentaba no podía superarla, estaba ahí, presente en él y no parecía querer detenerse, por el contrario, podía afirmar que iba en aumento.

Entonces, observó la gran sonrisa en el rostro de aquella chica, mientras que no dejaba de estar unida a TJ y pensó que era una verdadera tortura para sus ojos ver aquella escena, por lo que su pequeña cabecita no demoró en torturarlo, mezclando a la perfección un poco de agonía y duda a montón, entonces se preguntó, ¿Por qué TJ no la apartaba de su lado? ¿Acaso su cercanía era de su gusto,? ¿No le desagradaba ni un poco el toque de Kira? ¿Ni un poco? Pensó al borde de la locura, ¿Se sentía a gusto con ella? ¿Sabía de sus sentimientos por él? ¿Los aprobaba? Pensó que no podía hacer aquello puesto que estaba con él, no en una relación claro estaba,  pero por el amor de Dios se lo follaba a él, ¡A él! 
Cuando se dio cuenta de que estaba mirando más de lo necesario desvío la mirada y su cuerpo experimentó una dosis de locura única, por una parte quería obedecer su razón y dejar de observar lo que no debía pero por otro lado quería mirar, mirar tanto hasta que sus párpados dolieran, porque quería tanto asegurarse de que no había ningún avance en aquel toque.

Días después de aquel incidente, cuando estaba fuera del colegio con sus amigas, pues ya debían irse porque las horas de clase habían terminado, le tocó ver cómo TJ se marchó en su motocicleta junto a Kira, ese día Cyrus se comió la cabeza pensando miles de cosas pero no hizo nada más allá de eso. Y es que perder la cabeza no era tan divertido.