Tira y Afloja |Tyrus|

XII

Era una locura.

Con suma lentitud, comenzó a desvestirse, mientras que sus ojos color miel, estando repletos de miedo, se centraban en aquellos orbes verdes que tanto adoraba.

Estaba también siendo ultrajado con la mirada por aquel que poseía ojos celestes pero hacía todo lo posible por ignorar esto. No quería esos ojos sobre su cuerpo, no le gustaban, los odiaba, le resultaban repugnantes.

Su mirada sólo se centró en quien le había robado su virginidad, sólo a él lo quería, sólo a él su cuerpo deseaba.

Sólo a él y su ser lo juraba arduamente, sólo a él.

Se continuó quitando la ropa mirándolo sólo a quien añorraba más allá de lo sano, quedando completamente desnudo mientras que la ropa que había cubierto su ser, permanecía exparcida por la habitación.

Entonces caminó hasta el basquetbolista, quien lo devoraba con la mirada mientras que una muy dura erección se notaba a través de sus pantalones.

Las manos de Cyrus temblaron como gelatina al sentirlo, pero no se detuvo y comenzó a desvertirlo mientas eran observados.

Reed se estaba masturbando al ver como su compañero de equipo violaba con sus largos dedos el trasero de aquella puta, lo tocaba como si se tratara de una vagina que quería penetrar, y él compartía el deseo de su amigo, porque de verdad quería poner en cuatro a aquella zorra, y como la putita calienta vergas que era gimoteó de placer, cuando su compañero dio con su próstata.

Cuando gimió por segunda vez, los ojos del rubio se dilataron y sus fosas nasales hicieron lo mismo. Su respiración ya no era la misma, estaba agitado y caliente como la mierda. Quería joder a aquella cosita tan dulce como se merecía.

Quería tanto poder llenar su agüero y su boca con su pene, una y otra vez hasta dejarlo cubierto de su esperma. Quería follárselo tanto que su cuerpo terminará adolorido la mañana siguiente.

Imaginando aquello, los movimientos de su mano fueron más veloces, provocando que gimiera al aumentar el ritmo de su masturbación.

Sus ojos cegados por el morbo del momento, miraron una vez más, el trasero de Cyrus, se veía delicioso. Quería probarlo, destrozarlo.

Imitando a su compañero, metió uno de sus dedos en aquel apretado agüero.

Cyrus gimió ante aquella invación, ya no sólo eran los dos dedos del basquetbolista en su interior, ahora también estaba Reed tocando su cuerpo mientras que se daba placer.

Los labios de TJ recorrieron su cuello y él amo aquello, porque su cuerpo era solamente de quien lo introdujo al mundo del sexo.
Segundos más tarde, la lengua de su compañero de cama, también recorrió su mandíbula, su cuello y sus hombros y él sólo se dejó hacer, hasta que sin previo aviso terminó de rodillas en medio de aquellos dos.

Tenía dos miembros para devorar pero sólo deseaba uno, por lo que haciendo usó de su mano se dedicó a estimular el sexo de Reed mientras que su boca se deleitaba con el sexo de TJ, el cual probó con el mismo frenesí de siempre.

Quizás nunca lo llegaria a admitir pero el amaba el pene de su acosador. Le parecía tan perfecto, que de sólo ser consciente de esto sus paredes anales se contrajeron involuntariamente, gimiendo como una auténtica puta mientras que su boca era destrozada sin piedad por aquel erguido sexo.

Y ahí sobre el piso de la habitación, TJ dejó que las piernas de Cyrus, se depositaran sobre sus hombros y lo penetró tan duro como sólo él sabía hacerlo, alegando que una zorra como lo era Cyrus no necesitaba de una cama para ser tomado. Y ante sus palabras no hubo objeción.

Después lo incitó a que se colocará en cuatro, devorando con su boca su agüero, mientras que no podía gemir ante el placer que le ocasionaba esto porque el miembro de Reed mantenía muy ocupada a su boca, y si el bastardo pretendía correrse en su boca, pero en el último segundo cambió de opinión y se corrió sobre su cara, esa que pese a todo estaba colmada de inocencia.

—Se que acordamos que no habría penetracion pero...—Quería tanto poder hundirse en él—déjeme hacerlo, sólo una vez.

Dijo Reed a TJ.

Se le antojaba tanto aquel culo, completamente dilatado y con restos de semen, en aquellas condiciones sería tan fácil joderlo que se excitaba con sólo imaginarlo.

Quería poner a Cyrus en cuatro y tomarlo duramente y que disfrutará como lo hacía con el capitán de su equipo.

TJ sonrió ante las palabras del rubio, acto seguido miró a su más grande obsesión.

Cyrus había llorado mucho cuando le dijo que debia complacer a Reed. Había perdido la cabeza y le había suplicando que no le pidiera hacer tal cosa, Cyrus incluso le había dado la mejor mamada de su vida en ese momento, para que desistiera de la idea de hacerlo con Reed, pero el rubio sabía su secreto y aunque a TJ le daba lo mismo que este fuera divulgado para Cyrus no era así dado que tenía una reputación que cuidar ante su familia y amigos por lo que habían accedido al chantaje del rubio, el cual había pedido poder tener sexo con el de ojos color miel, TJ había aceptado pero bajo sus condiciones y era así como Reed podía hacer de todo con Cyrus, excepto penetrarlo.

—¿Quieres? 

Preguntó el basquetbolista a su compañero de cama.

—No—observó al rubio con desagrado—que se vaya.

Ya había obtenido lo que había querido.

Cyrus tenía razón, por lo que TJ caminó hasta la puerta semi abierta de su closet, sacando del mismo una cama digital que hizo que el corazón le latiera a mil a Reed.

Mierda.
Esos dos habían grado todo.

—No creo que haga falta explicación previa ¿Verdad? —Sentenció el de mirada verde—si dices lo que sabes haré este video público y si por alguna razón te vuelves acercar a Cyrus te mato ¿Entiendes? 

—Están enfermos.

Confesó aterrado y sin esperar más se vistió de prisa y se marchó sintiendo una gran impotencia por lo que había sucedido.

Era un imbécil por haber bajado la guardia, un gran imbécil.

—¿Satisfecho?

Preguntó una vez que estuvieron solos en la habitación.

—Quiero ducharme.

—¿Y después tener sexo? 

Cyrus se sentía tan lamentable en este momento, por supuesto que quería tener sexo con él pero no lo diría.

—Lo estuve pensando...ayer mientras me prepara mentalmente para esto y llegue a una conclusión.

TJ sonrió al oírlo.

—¿Cuál?

—Quiero que tengamos una relación, una de verdad.