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En lo único en lo que podía pensar Jisung cuando atravesaba la puerta de casa era en meterse directamente en su cama. No quería hablar con nadie. Estaba cansado y de mal humor tras haber pasado todo el día con lecciones retrasadas, trabajo acumulado y casi sin tiempo para respirar. Era más tarde que nunca.

Dejó atrás el recibidor y cuando estaba a punto de salir del salón para entrar en su cuarto, una voz le frenó:

—Jisung, es medianoche.

—Ya sé la hora que es.

Minho alzó las cejas ante el tono con el que le había hablado, pero se convenció de que habían sido imaginaciones suyas.

—¿Te vas a dormir?

—Pues sí.

Minho se puso serio. Empezaba a cansarse.

—¿Por qué has llegado tan tarde?

—¿Crees que quería estar en la empresa hasta las tantas por voluntad propia? Algunos tenemos trabajo.

—Ya está bien. ¿Estás insinuando que yo no tengo trabajo? —preguntó, cruzándose de brazos.

Jisung alzó las cejas por la sorpresa, pero Minho pensó que trataba de desafiarle.

—¿Quién te crees que eres? No eres el único miembro del grupo, y no todo lo haces tú. No has trabajado prácticamente nada durante estos días, y ya te lo advirtió Chan...

—Hyung, yo no quería...

—... Así que si ahora tienes tantas cosas que hacer, es tu problema...

—Lo siento, de verdad, ¿te puedo explicar por qué...? —preguntó, intentando hacerse escuchar.

Sin embargo, su voz sonaba demasiado débil.

—... Pero no voy a permitir que nos acuses a los demás cuando nosotros sí que llevamos nuestras partes al día. Hazme el favor y vete a dormir, no quiero verte ni escucharte más. Por hoy he tenido suficiente.

—Pero...

—Vete —añadió, finalizando la conversación cuando levantó la mano y señaló la puerta.

Jisung se rindió y dejó caer los hombros. Podría haber intentado explicarse, pero sabía que no sería fácil y ni siquiera tenía claro que Minho estuviera dispuesto a escucharlo en ese momento. Le temblaban las manos cuando entró en su habitación y se quitó la ropa.

Cuando se puso una de sus camisetas favoritas, miró hacia la otra cama, donde Felix dormía tranquilamente, como si a menos de dos metros de él no hubiera alguien cada vez más roto.

Sacudió la cabeza para intentar mantenerse sereno, pero pronto las lágrimas inundaron sus mejillas al recordar la discusión que acababa de tener.

No podía creerse que Minho y él se encontraran en esas circunstancias, no cuando él era el pilar que lo mantenía estable.

Se tumbó en la cama y se tapó por completo, rezando por conseguir dormirse pronto por una vez. Apretó los ojos con fuerza y se secó la cara. Intentaba ser lo más silencioso posible, pero se dio cuenta de que no lo había conseguido cuando alguien le obligó a soltar las mantas, que estaba agarrando con fuerza, y luego se metió en la cama con él.

—¿Qué te ocurre, Sunggie? —susurró Felix con voz de cansancio.

—Na... Nada —dijo—. Perdón por despertarte. Yo... Sigue durmiendo.

Felix rodeó el cuerpo de Jisung y se apretó a él todo lo que pudo.

—No puedo si no sé por qué estás así.

—He discutido con Minho.

No podía verle la cara debido a que la tenía apoyada en su hombro, pero Jisung supo que había sonreído.

—También lo hiciste la semana pasada.

—Pero luego me dijo de pasar la noche juntos viendo vídeos de gatos.

—Mañana irá mejor, ya verás.

Eso no ayudaba a Jisung, porque Minho y él nunca dejaban que el contrario se durmiera sin haber arreglado las cosas, no importaba de quién era la culpa.

Pero esta vez le había dicho que se marchara, y ahora estaba preocupado.

Cuando notó que Felix se volvía a quedar dormido, esta vez pegado a él, Jisung alcanzó su teléfono, puso una alarma a las cinco y lo guardó bajo la almohada.

Las cosas no podían quedarse así.

You had me at hello [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora