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Habían pasado dos semanas desde aquella noche, y Jisung estaba intentando quedarse dormido, pero no podía dejar de dar vueltas en la cama pensando en Minho y en por qué todo continuaba como antes de la película, como si no hubiera sucedido nada entre ellos.

Habían pasado suficiente tiempo a solas, así que si Minho hubiera querido acercarse a él de de nuevo, lo habría hecho.

Se incorporó y se levantó de la cama, haciendo que Felix levantara la cabeza hacia él.

—¿Te sigue costando dormir?

—Tengo que hablar con Minho.

—¿Ahora? Es tarde, debe estar durmiendo.

Jisung se lo pensó durante unos segundos.

—Voy a comprobarlo. Ahora vuelvo.

Salió de la habitación y atravesó el pasillo hasta llegar a la que compartían Changbin y Minho. Tocó con suavidad y abrió lo suficiente como para asomar la cabeza.

—¿Hyung?

Todo estaba a oscuras, por lo que Jisung esperó unos segundos por si alguno respondía. Ya estaba punto de marcharse cuando Changbin habló:

—¿A cuál de los dos le hablas? 

—Minho —respondió en voz baja.

Changbin emitió un ruidito de molestia.

—Deja de hacerte ilusiones, a ti nadie te busca a las dos de la madrugada, amigo —dijo Minho.

—Cállate, capullo.

Minho encendió la luz de la mesita y observó a Jisung parado en el umbral de la puerta.

—¿Ha pasado algo?

—No... solo quería hablar contigo. Si estabas durmiendo, puedo irme.

—Binnie, pírate —dijo Minho.

—¿Perdón? —preguntó el aludido, dándose la vuelta y abrazando a su peluche.

—Que te vayas.

Changbin sonrió con ironía.

—Claro, y si quieres duermo en el sofá.

—O puedes dormir con Felix, no es mi problema.

Minho nunca había visto a Changbin levantarse de la cama con tanta rapidez y sin rastro de mal humor.

—Gyu y yo os damos las buenas noches, pringados.

Cerró la puerta tras de sí y dejó a Jisung y a Minho solos, mirándose el uno al otro.

—¿De qué querías hablar?

El menor esperó a que se dejaran de escuchar los pasos de Changbin corriendo por el pasillo para ir a sentarse en su cama sin correr ningún riesgo de que le gritara por ello.

—Eh... ahora me da un poco de vergüenza —dijo cruzando las piernas.

Minho se rio y volvió a tumbarse.

—Ven aquí.

Dejó un hueco para que Jisung se colocara a su lado y cuando este llegó, lo cubrió con las mantas. Estaban tumbados de lado, sin poder apartar la vista del contrario.

—Dime.

—¿Por qué lo hiciste?

Minho asintió y llevó la mano a la mejilla del pequeño.

—Sabía que sería eso. —Suspiró y sonrió—. No sé si mi explicación tendrá sentido, pero quiero que te mejores y esa es mi prioridad ahora mismo. Lo del otro día... bueno, te vi de esa forma y... No pude evitarlo.

—¿No puedo mejorar contigo?

—No es eso. Es solo que prefiero que pienses solamente en ti y te asegures de que tu cabecita está bien. Después de eso, si te apetece, puedo hablarte de todo lo que siento.

Jisung se mordió el labio con nerviosismo, haciendo que Minho sonriera. Se acercó más a él para abrazarlo.

—¿Puedo dormir contigo?

—Sí —respondió, dándole un beso en la cabeza—. Duérmete, pequeño.

Minho se dedicó a acariciarle el pelo con suavidad mientras Jisung cerraba los ojos y se relajaba.

—La psicóloga me ha dicho que la semana que viene puedo empezar a incorporarme —dijo con cansancio y arrastrando las palabras.

El mayor asintió, aunque Jisung no le vio porque se estaba quedando dormido.

—No sabes lo orgulloso que estoy de ti —susurró.

—¿Mmm...?

—Nada, duerme.

You had me at hello [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora