El instinto de Minho nada más ver a Jisung fue llevar una mano a su cuello y acariciarlo con suavidad. En cuanto sintió el tacto, Jisung se tensó, pero poco a poco sus músculos fueron relajándose. El llanto no cesó, pero ahora era débil.
Minho le sujetó rostro entre sus manos y secó las pocas lágrimas que rodaban ya por sus mejillas.
Jisung se sentía patético.
—Respira, Hannie.
Los chicos se acercaron en cuantos se dieron cuenta de que algo sucedía y pronto se vio arropado por todos, menos por Chan, que al ver la situación se alejó del grupo y fue a buscar su teléfono. Jisung le siguió con la mirada hasta que desapareció por la puerta.
—Deberíamos... Deberíamos haber salido ya. Tienen que estar esperándonos.
—¿Crees que es lo que importa ahora? —preguntó Felix—. Deja de pensar en eso y céntrate en ti.
Cuando Chan regresó, le tendió el teléfono a Jisung.
—He llamado a la empresa para explicar lo que te sucede. Iba a hacerlo esta noche, pero conforme están las cosas... Por favor, ponte y sé totalmente sincero, quieren hablar contigo.
Jisung asintió con inseguridad y cogió el aparato.
—Mientras tanto, me han dicho que nosotros tenemos que salir.
Felix se soltó del brazo de Jisung y le dio un beso en la mejilla.
—Ponte bueno —le dijo con una sonrisita que el contrario le devolvió.
Después de eso fue con Changbin hacia el escenario.
—Hyung, me quedo con él un rato —le dijo Minho a Chan.
—Es mejor que esté solo.
Minho miró a Jisung, que les observaba con los ojos bien abiertos y la mano que sostenía el teléfono temblando ligeramente.
—No, no lo creo. ¿Quieres que me quede contigo? —le preguntó.
Jisung solo fue capaz de asentir.
—Está bien —cedió Chan—, pero cuando veas que está lo suficientemente bien para estar solo, sal. Sunggie, haz caso de lo que te digan, y si te dicen que esperes aquí, hazlo ¿de acuerdo?
—Sí.
Minho se situó a su lado y se quedó mirando su teléfono cuando Chan se marchó. No quería que se sintiera presionado por tenerlo allí, sino que encontrara tranquilidad y seguridad a su lado. Y así se sentía Jisung cada vez que lo tenía cerca.
El pequeño se llevó el móvil a la oreja mientras guiaba la vista al suelo y saludaba en voz baja, con timidez, a la mujer que le atendió al otro lado de la línea. Abrió la boca para empezar a explicarle la situación cuando le dijo que era la psicóloga de la empresa y que le gustaría que se lo contara todo, pero tener que decirlo de esa forma a una desconocida le resultaba complicado, por lo que las palabras no fluían y se quedaba trabado en cada oración. Tenía la sensación de que esa chica iba a pensar que le estaba mintiendo, o que estaba exagerando sus sentimientos. Se sentía expuesto y no sabía dónde meterse.
De pronto, notó como una mano rozaba la suya con delicadeza y después acariciaba con suavidad sus nudillos hasta que finalmente entrelazó los dedos con los suyos. Si los latidos de Jisung ya estaban acelerados solo con la llamada, que Minho estuviera cogiendo su mano le hizo pensar que podría tener un ataque al corazón de un momento a otro. El mayor movía el pulgar muy despacio, hasta el punto de que a Jisung le temblaban las piernas y no era capaz de escuchar las palabras de la mujer.
No obstante, logró sobrevivir, aunque no tenía muy claro cómo, y cuando colgó, lo primero que hizo fue mirar las manos entrelazadas y luego a Minho. Este seguía concentrado en su teléfono con una mano mientras con la otra seguía acariciando la del contrario, como si fuera una acción habitual.
El rostro de Jisung estaba completamente sonrojado y se alegró de que Minho no le estuviera mirando.
—¿Has acabado? —preguntó entonces, apartando la vista de la pantalla—. Oh, ¿te encuentras bien?
—Sí, he acabado y sí, me encuentro bien.
Minho se guardó el teléfono en el bolsillo y presionó la mejilla de Jisung con el dedo.
—Ahora tienes la marquita blaca... Ahora vuelves a estar rojo. —Presionó de nuevo su piel y sonrió—. La marquita... y ahora rojo. ¿Por qué estás así?
—Por nada, déjame —dijo, soltándole la mano.
—Eh —se quejó, cogiéndosela de nuevo—. ¿Qué te ha dicho?
—Que debo salir porque no pueden anunciarlo en el último momento, pero que es el último fanmeeting que atiendo. Lo van a anunciar esta noche —contestó casi atropellándose con sus propias palabras.
—¿Qué pasa si no te encuentras bien ahora? Esto no es justo.
—Me ha dicho que puedo irme si lo necesito. No te preocupes, Min, todo irá bien. Tenemos que salir.
Minho le soltó la mano, aunque sabía que sujetándola, pese a que lo pusiera nervioso por otras razones que podía imaginarse, le hacía sentir tranquilo y protegido. Con todo, no se alejó de él ni un solo momento, sino que dejó que se apoyara en su hombro, que se escondiera ligeramente detrás de su espalda y le dedicó sonrisas que siempre eran devueltas. Los demás se acercaban y bromeaban con él para distraerlo.
Jisung mantuvo la calma todo lo bien que pudo, incluso en los momentos en los que sentía que estaba a punto de perderla, y todo era gracias a los chicos.

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You had me at hello [Minsung]
Fanfiction«Mi triste corazón sintió la cálida primavera, y una flor floreció justo en su centro». --- -Actualizado-