You had me at hello [Minsung]

6

Aunque la incomodidad siguió estando ahí, aterrizaron en Japón sin más incidentes y fueron directamente al hotel. Allí comieron y decidieron con quién compartirían habitación para ir a instalarse.

—Qué locura, ¿eh? —dijo Chan, abriendo su maleta sobre la cama y empezando a sacar sus cosas.

—Mmmh...

Ambos guardaron silencio hasta que el mayor terminó, se tumbó en la cama y se concentró en la pantalla de su teléfono. Jisung le lanzaba miradas de vez en cuando porque cada vez iba frunciendo más el ceño.

—¿Qué ocurre?

—Nada —respondió.

—Chris —dijo, y se quedó plantado en mitad de la habitación contemplándole con seriedad.

Chan suspiró, le indicó que se acercara y le enseñó un vídeo. Jisung pudo ver la escena en la que la chica se había tropezado y se había sujetado en él. Por unos momentos pensó que se cortaría ahí, pero el vídeo continuaba e incluso se escuchaba a Jisung pidiéndole ayuda a Changbin.

Las mejillas del pequeño ardieron. ¿Todo el mundo había visto eso? Era horrible.

—¿Quién lo ha puesto?

—No lo sé —respondió Chan—. Alguien lo ha resubido quejándose de lo que ha pasado. Estás bien, ¿verdad?

—Claro —mintió—. Voy a descansar.

—¿Te llamo para cenar?

—Mejor no, quiero dormir.

Chan asintió y se puso los cascos.

Se despertó un poco antes que Chan al día siguiente y bajaron juntos al gimnasio. No se esforzó demasiado, pero quería distraerse un rato. Más tarde fueron a comer con el resto y, finalmente, se subieron al coche que los llevaría a la siguiente pesadilla de Jisung.

—¡Primer fanmeeting en Japón! —exclamó Chan alzando los brazos cuando se llevó el micrófono a los labios.

Los fans que estaban congregados justo delante del escenario, tanto japoneses como coreanos, gritaron de emoción. Los chicos sonreían, saludaban o hacían tonterías para hacerlos reír, pero Jisung se dedicó a contemplar toda la sala como si estuviera buscando algo. Lo cierto es que creía que después de lo del aeropuerto podía enfrentarse a algo así sin problemas, pero las manos, que había escondido detrás de la espalda para que nadie pudiera ver que estaba asustado, le delataban.

Sabía que había mucha gente fijándose únicamente en sus movimientos, por lo que se sentía expuesto y presionado. Con todo, intentó mantener la calma todo lo que pudo.

El evento iba avanzando. Se le hizo eterno, pero al menos no había ningún problema y nadie elevaba la voz en exceso. Cuando se sentaron para empezar la firma, Jisung se removió con inquietud. Miraba a las cámaras y trataba de sonreír, aunque no estaba seguro de que lo estuviera haciendo bien. 

Se sentía decepcionado y frustrado consigo mismo por el estado en el que se encontraba.

Habló de cosas triviales con todos, intentando salir del paso con normalidad, hasta que una chica se sentó delante de él. Tenía las manos debajo de la mesa y se había echado un poco para atrás.

—Hola —le dijo en coreano—. ¿Cómo estás?

Jisung estaba un poco confuso por su forma de actuar, así que extendió los brazos hacia ella.

—Bien, ¿y tú? ¿Me das las manos?

Ella pareció dudar.

—¿Estarás bien?

—Claro —dijo, sujetándolas con fuerza cuando ella las colocó sobre las suyas.

—Después de todo... solo quiero hablar contigo sin incomodarte.

Jisung asintió sin comprender demasiado a qué se refería, le preguntó su nombre, firmó y volvió a cogerle las manos.

—Hannie, haz lo que tengas que hacer, ¿vale? Sabemos que eres fuerte. Te esperaremos.

No tuvo tiempo de preguntar porque el chico que estaba de pie detrás de ellos, controlando que todo marchara bien, le pidió que continuara.

—¡HAAAN! —gritó alguien en cuanto el asiento de enfrente se quedó vacío, rompiendo de esta forma el momento de silencio y logrando que el aludido se sobresaltara.

Muchos se rieron ante su reacción, que parecía algo exagerada, como si estuviera jugando, pero nadie se paró a pensar en lo que significaba para él.

Se quedó mirando la mesa durante unos segundos, con los ojos cerrados y tratando de controlar su respiración, pero se vio interrumpido por un chico que lo saludó con energía.

Jisung tuvo que forzarse a fingir que no había pasado nada.