No sabía cómo se desarrollarían los acontecimientos, no sabía si nada más llegar a casa iba a irse al dormitorio o se enfrentaría directamente al problema.
El problema. Minho.
Había estado tan concentrado en cómo quería solucionarlo, que no se había dado cuenta de que estaba asustado de verdad. Era el segundo día que no se dirigían la palabra y Jisung sentía una fuerte presión en el pecho.
Ya solo podía esperar que su sinceridad fuera suficiente.
Desde el exterior se escuchaba la risa de los chicos y sonrió por inercia. Quería estar con ellos y divertirse como siempre hacían. Quería volver a ser él y que todo volviera a la normalidad.
Pero sentía demasiado peso sobre sus hombros y antes necesitaba deshacerse de él.
Suspiró y abrió la puerta con lentitud, algo cohibido, y justo antes de que le diera tiempo a volver a cerrarla, Minho apareció corriendo a toda prisa.
—¡Hannie! —exclamó, haciendo que Jisung se girase a verlo.
Parecía aliviado de tenerlo en casa.
—¡Oh, hyung! Hola...
Jisung estaba temblando y apretaba con fuerza el pen que tenía en la mano. Fue entonces cuando Minho se acercó a él abriendo un poco los brazos, lo suficiente para que el pequeño cuerpo del menor cupiera entre ellos, pero Jisung le frenó al extender los suyos mientras le mostraba el objeto que sujetaba.
—¿Qué es eso? —preguntó Minho extrañado.
Jisung agachó la cabeza con vergüenza.
—Es mi forma de pedirte perdón por lo del otro día.
—Pero, Hannie, yo iba a... Yo...
—Por favor, mira lo que hay dentro —dijo en voz baja.
Por fin Minho lo cogió y Jisung pudo bajar los brazos.
—Está bien, voy a mi cuarto a... ¿escucharlo?
Jisung asintió y dejó que Minho le mirara confuso y se marchara sin decir nada más.
—¿Sunggie? —le llamó Chan cuando llegó al salón.
Lo único que hizo fue acercarse y abrazarse a él.
—Perdóname, hyung, y gracias por la comida... Yo... quiero que sepas que tú no tienes la culpa de nada. Te lo explicaré todo, ¿vale?
Chan le acarició el pelo y asintió. Seguidamente, se marchó a la cocina, donde había estado hablando con Jeongin.
—Hey, ardilla fea.
Jisung levantó la cabeza hacia Changbin, que estaba recostado en el sofá, con Felix sentado sobre su estómago.
—¿Qué quieres, enano imbécil?
—Si no tuviera a este idiota encima, me levantaría y te pegaría un puñetazo. —Jisung se rio—. ¡Oye, que te he llamado idiota! —exclamó, dándole un golpe en la espalda a Felix—. ¿Me puedes prestar algo de atención?
—¿No ves que estoy ocupado? Déjame en paz.
—Deja de jugar a ese juego inútil o acabaré quitándote el teléfono. —Al ver que Felix lo ignoraba, volvió a centrarse en Jisung—. Ven aquí.
Jisung se acercó y apoyó el brazo en la pared.
—¿Qué quieres?
—Que me cuentes qué tal te ha ido el día. ¿Has estado bien?
Jisung frunció el ceño, sintiéndose extraño por unos momentos. ¿Desde cuando Changbin se preocupaba por esas cosas?
—¡NO! —gritó Felix y se movió tan bruscamente que casi se cayó de encima de Changbin, por lo que el mayor le puso una mano en la cintura para sujetarle. Luego la llevó disimuladamente hasta su pierna y la dejó allí. Sin riesgos de caerse, Felix ya podía seguir gritando—: ¡Seungmin, te dije que no atacaras a esos! Tenemos que volver a empezar por tu culpa.
Los tres miraron a Seungmin y vieron cómo se reía y volvía a centrarse en su móvil.
—Bokkie, como vuelvas a gritar así, me ocuparé de darte una patada para que tengas verdaderos motivos para...
Jisung dejó de escuchar en cuanto notó el pecho de alguien chocando con delicadeza contra su espalda y unos brazos rodeándole el torso. De pronto, Minho asomó la cabeza para apoyarla sobre el hombro del pequeño y cerró los ojos.
—Hyung... —susurró Jisung.
Minho no respondió, simplemente lo apretó con fuerza contra él. Jisung se acomodó entre sus brazos, puso sus manos sobre las del contrario y cerró también los ojos.
—Te late muy rápido el corazoncito —dijo Minho, frotándole con suavidad la zona mencionada—. Estás bien, ¿verdad?
Jisung hizo que Minho lo soltara y se dio la vuelta para poder abrazarlo.
—¿Me has perdonado? —preguntó.
—Hannie... llevo dos días esperando verte para disculparme. No eres tú el que tenía que hacer esto. Lo siento por haber hecho que te esforzaras tanto.
—Quería hacerlo de todas formas —dijo. Ambos se hablaban en voz baja y parecían estar en su propio mundo—. Así puedes saber que eres especial para mí y puedes entender por qué a veces no puedo hacer todo lo que tengo que hacer.
Jisung había puesto casi todo lo que tenía dentro en esa canción. Había hablado sobre lo agradecido que estaba de haber encontrado a Minho y de haberlo tenido cerca de él desde el principio, sobre muchos momentos que habían vivido juntos, las risas y, sobre todo, los momentos difíciles. También había logrado explicar la presión que había sentido esas últimas semanas, aunque ni siquiera él la entendiera del todo, cómo su cuerpo le impedía concentrarse cuando estaba sobre el escenario y cómo sentía una especie de temor difícil de describir. Lo único que le había faltado para terminar de sincerarse con Minho era hablarle de lo que sentía por él.
Y es que cualquiera podría notarlo en su rostro y en sus movimientos erráticos cada vez que el nombre del mayor era mencionado, o estaban en la misma habitación. Todos podrían ver cómo se echaba a temblar en cuanto lo rozaba. Pero Jisung no era capaz de decirlo.
Ni en un millón de años.
—Mírame —dijo entonces, y Jisung se separó lo suficiente para verle la cara—, tienes que contárselo a los demás. Quizá... quizá necesitas algún tipo de ayuda.
Jisung asintió.
—Yo te ayudaré a hablar con ellos, igual Felix también puede... Necesitamos solucionarlo.
Jisung asintió y Minho le apartó el flequillo de la frente mirándole con una suave sonrisa.
—Vamos a superarlo —dijo, y Jisung no pudo hacer más que creerle.

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You had me at hello [Minsung]
Fanfiction«Mi triste corazón sintió la cálida primavera, y una flor floreció justo en su centro». --- -Actualizado-