Breathing Out de Keaton Henson de fondo.
Te amo por encima de todo aquello que no podemos ver, por encima de lo que no podemos conocer. (Federico Moccia).
Mi nombre es Alba. Alba Danielle Cox. Pero mi papá a veces me dice Albita.
Un día me llama Ali, otro hija de Eloise, el cuál sólo usa cuando de verdad (realmente) está muy molesto. Un día me llamó Fiorella por equivocación y otro conejo cochino. Sin saber porqué combina dos animales que de iguales no tienen nada.
Pero a mí me gusta cuando me llama Danielle, solo porque suena igual que su nombre. Daniel Cox.
Mi papá es increíble. Él nada como un delfín, amarra los cabos del yate como un profesional de Discovery Channel. Me prepara el desayuno, almuerzo y aveces la cena. Arma casitas de sábanas en mi cuarto. Cuenta las mejores historias. Da los mejores abrazos y tiene la sonrisa más bonita del mundo. Amo a mí papá.
Pero nadie se compara con mi mamá.
Ni siquiera los colibríes repletos de colores brillantes, zumbando felices y libres en el jardín, con el sol resplandeciente dando luz a su plumaje.
Mi mamá, con su cabello dorado, cubriendo su espalda y con un rico olor a lavanda, me carga en brazos y me canta una canción sobre girasoles, campos y paz. Ella anda por la casa recorriendo las paredes con sus suaves manos, con una sonrisa en el rostrox luciendo un lindo vestido que papá alaga pregonando que lo desarma.
Y así como recorre sus manos por las paredes blancas de nuestra casa, ella las pasa por mis mejillas, ojos, boca y frente.
—¿Porqué haces eso mami? —le pregunté una vez, estaba muy chiquita para entenderlo.
—Nunca termino de conocerte, vida mía.
Y sigue, y las recorre por mi cabello, que posee ondas similares a las de mi papá pero que llevan el color caramelo de mi mamá. Ella lo peina y termina hundiéndome en sus brazos confesando que me ama mucho. Le contesto que igual lo hago yo, y mucho más, hasta el cielo.
Ella ríe y es el sonido más maravilloso que puedo escuchar nunca. Papá está de acuerdo conmigo, tanto que una vez me confesó que la risa de mi mamá le regala paz y que yo le doy felicidad.
En las noches, en esas cuando los tres estamos en su cama, viendo películas o jugando juegos de mesa, me hago la dormida a la espera que papá me cargue en sus brazos y me lleve a mi cama. Pero lo hago sobre todo para ver, con mis ojos entrecerrados, la manera en que se miran el uno al otro.
Usualmente mi papá lleva aquél mechón suelto de su cabello detrás de la oreja de mi mamá y le sonríe con la sonrisa que ella nombra "La de un millón de dólares".
Lo mismo pasa cuando creen que me fui a jugar con las muñecas pero en realidad estoy a escondidas viendo como se pasean por toda la sala bailando una balada.
Él la toma en brazos y la acerca. Mamá siempre apoya su cabeza en el pecho de él y se dejan llevar por el ritmo de todas las canciones del reproductor.
—Mi Elie... —le susurra mi papá y le regala un beso en su frente, y luego en los labios.
Yo sonrío a escondidas, y satisfecha de lo que vi, me voy corriendo dando saltitos a jugar con Lizzie, la muñeca de cabello enmarañado. Con el viejo y querido Scott pisandome los talones.
Mis papás se aman mucho. Tanto que los dos me dicen por separado que si alguno le faltara, un pedazo de sus corazones moriría.
—¿Porqué solo un pedazo? —pregunté curiosa una vez a mi papá.
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Una Vida Contigo © Terminada.
Любовные романыUna chica ciega que habita en un mundo de reglas, luchará a través de ellas y de su pasado, para conseguir lo que anhela, libertad. ••• Eloise Bennett cumple seis años de haber perdido la vista a causa de un accidente que hasta el día de hoy lamenta...