Capitulo 6: Lazos

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Era domingo por la mañana, si bien los días anteriores habían sido calurosos en su mayoría, este prometía ser uno refrescante. La madre naturaleza puede ser caprichosa cuando quiere, pero este capricho era agradecido por la gran mayoría de la población.

Desde el último incidente con los villanos, ningún acontecimiento de esa índole había tenido lugar nuevamente. Aun así, la vigilancia no había mermado y eran los policías y los héroes los que se llevaban la peor parte al ser ellos los protectores de la seguridad ciudadana.

Mientras tanto, en un modesto departamento ubicado en una zona comunitaria, una joven fémina con cabellos amarillos y algo desordenados yacía envuelta en cómodas sabanas, muerta del cansancio después de tan intensa noche. Saruki había adoptado esa costumbre desde hacía ya un par de meses: todos los sábados, en vísperas de su único día libre de la semana, pasaba la noche en el departamento de los Kamado.

Nunca nadie se imaginaría que este par de unidos compañeros de trabajo se hacían compañía de un modo mucho más cercano en las noches y en algunos casos, por qué no, cuando la ciudad estaba en calma y no había ningún malhechor al acecho el coche de patrulla era testigo de su pasión.

La chica se removió incómoda en su lugar pues sintió los rayos de sol entrando por la ventana de la habitación además de un peso extra sobre ella y un pequeño cosquilleo en su cuello. Lentamente fue abriendo sus ojos acostumbrándose a la molesta luz solar, siendo una corta cabellera roja lo primero en ver. Instintivamente su cola se acercó al cuerpo del joven, enroscándose alrededor de la cintura de este sintiendo los músculos adyacentes tensarse.

–Buenos días –saludó esta con una sonrisa a la par que el chico dejaba de olisquear su cuello y subía su cara hasta quedar a su altura.

–Buenos días –le respondió de igual forma–¿Cuándo te vas?

–¿Ya me quieres fuera? –bromeó–. Me iré a las diez ¿Qué hora es?

–Son la ocho –informó mirando un pequeño reloj de pared

–Perfecto.

Al decir eso Saruki tomo entre sus manos el rostro del pelirrojo acercándolo al suyo para así besar sus labios con una necesidad que ella no sabía que poseía. Sus bocas se movían a un compás magnifico y encajaban perfectamente como dos piezas de rompecabezas. Usando su cola, que aun aprisionaba la anatomía de Tanjiro, lo atrajo bruscamente hacia ella, provocando que este quedara entre sus piernas, creando una deliciosa fricción que hizo que ambos soltaran gemidos y quejidos. La fémina aprovechó la oportunidad para recorrer con sus manos el cuerpo de su amante, deleitándose con cada músculo y centímetro de piel que tocaba, agradecía que aún no se hubiera puesto una camisa.

–No debemos hacerlo ahora –interrumpió el beso Tanjiro haciendo un esfuerzo por regular su respiración.

–¿Por qué? –cuestionó la rubia.

–¡Hermano ya el desayuno está preparado! –se oyó una suave voz femenina desde la afuera del cuarto.

–Nezuko está despierta –contestó el de la cicatriz pidiendo disculpas con la mirada.

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Al otro lado de la ciudad una fastidiada pelirroja daba vueltas por su cuarto como si de un león enjaulado se tratase. No había podido conciliar el sueño estos últimos días entre lo del muchacho desaparecido y el numerito que formó con Izuku frente de la bruja de Sanada, por lo que había dado lugar a que se formaran enormes ojeras bajos sus ojos. Apenas había vuelto a poner un pie en su casa ese día no permitió que Yuno o Do le preguntaran nada pues se dirigió al baño y se dedicó media hora a desinfectarse las manos por temor a que el pecoso le hubiera transmitido una enfermedad debido a que en estas sintió un extraño hormigueo recorrerlas.

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