Especial: AU Medieval #2

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Habían pasado algunos días desde que rescataron a Midoriya de las garras de un dragón y de su tiránico y muy sensual amo, Yune había perdido a su compañera de viaje y ahora caminaba junto al joven peliverde, lo cual no le hacía mucha gracia, en busca de la ciudad One For All ya que esta era el punto fijado de encuentro para las colegas.

La convivencia con el nuevo camarada de viaje había sido de todo menos cómoda, la diferencia y el choque de personalidades era abrumador: uno era muy dominante y el otro demasiado pasivo, si uno decía a la izquierda el otro pensaba la derecha, pero por razones obvias decía lo contrario a sus pensamientos.
De más está decir quien es quien.

Actualmente estaban pasando por un pequeño pueblo que se encontraba a un costado del camino, según el joven en este podrían surtirse de provisiones como pan y queso que podía comprar a los aldeanos del lugar; además de que era un atajo que ahorraría algunos días de caminata. Bueno, solo Yune se había encargado de comprar la comida, ya que apenas llegaron al caserío se separó de Izuku. Este le había dado una excusa a la que Yune no se había tomado la molestia en prestar atención, como a casi todo lo que el pobre chico decía.

—Hola viajeros errantes, acérquense no sean tímidos, pues hoy les contaré una historia y no, no cualquier historia; esta fábula trata de caballeros y dragones, de hermosas criaturas fabulosas y objetos encantados, de héroes valerosos y princesas en desgracia.

—Sería algo asombroso si alguien se quedara a escuchar esas niñerías –habló Yune totalmente fastidiada observando un pequeño teatro ambulante siendo rodeado por un público totalmente infantil, quienes se atumultuaban para escuchar mejor las historias de la artista.

—Vamos vengan, mis historias transforman a latosas y rechonchas pelirrojas en hermosos y delicados cisnes —la cuentera volvió a pregonar totalmente potente y jubilosa.

Algo hizo clic en el cuerpo de Yune, paró en seco su caminar y volteó su cabeza hasta casi dar un giro de ciento ochenta grados. Sabía perfectamente que ese último comentario había sido dirigido únicamente a ella, era la única con cabellos carmesí en el lugar. No era nada de lo que había dicho la mujer y menos gorda, solo tenía una pequeña barriguita y solo porque acababa de comerse un trozo de pan.

¡No era su culpa!

—No estoy gorda, es la ropa que da ese efecto —siseó para sí misma mientras se acercaba amenazante hacia el teatro improvisado.

Los niños reunidos en el lugar rápidamente se colocaron de pie dándole paso a esa figura tenebrosa que se acercaba con marcha pausada y aura escarlata totalmente maligna. Ni en los cuentos de terror más aterradores habían escuchado nada parecido a esto, incluso muchos chiquillos empezaban a soltar lágrimas del miedo.

—Oe, a quién le dijiste gorda —de un solo salto ya se encontraba encima del escenario observando como la sonrisa de la otra fémina no parecía desaparecer ni un poco.

—Hola, soy la dueña del teatro, pero me puedes decir Miss Joke, tengo treinta años, soy soltera y buscando marido— se presentó la adulta.

—Me importa poco, solo vine a propinarte un golpe e irme —una sonrisa sádica apareció en los labios de la pelirroja al mismo tiempo que juntaba una mano abierto con su puño en total ultimátum.

Al contrario de lo que pensó Yune, Miss Joke estalló en una rotunda carcajada dejando a todos los presentes totalmente consternados ante su poca noción del peligro. Incluso la pelirroja dudó de sus habilidades para intimidar que fueron tan arduamente practicadas en sus años de púber.

—Ya veo, tú también estas buscando marido —concluyó la mayor, dejando a la chica totalmente en blanco, eso no era ni de cerca el motivo por el que estaba allí— ¿Cómo los prefieres? A mí me gustan flacos, de pelo negro y largo preferiblemente y sobretodo que tenga una cara de sueño y fastidio todo el día —Sin que Yune se diera cuenta ya estaba siendo sostenida por sus hombros en un amistoso abrazo.

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