Still the one - Segunda parte de 'ALIVE'

Capítulo 30. Yo

Sábado 15 de febrero de 2014

[Punto de Vista Judi]

- ¿Te has preguntado si quiero conocer esa verdad? -Cuestioné, con la voz temblorosa.

Su mano volvió a alzarse, como si no le importara que la anterior vez se la hubiera apartado con un fuerte golpe. Las yemas de sus dedos rozaron mis mejillas, que probablemente estuvieran sonrosadas. Me esforcé por captar su rostro con claridad. La música a un alto volumen y el ambiente más bien oscuro no ayudaban a que superara el aturdimiento que sentía desde que Zayn había aparecido.

- Te he hecho mucho daño -leí en sus labios, siguiendo como podía su voz-. Lo sé y lo siento. Siento muchísimo todo lo que ha pasado en los últimos meses, siento muchísimo que alguien como tú haya tenido que soportar una situación horrible que yo mismo he creado. Lo siento de verás -añadió, consiguiendo que bajara la cabeza, sin entender aún por qué ese día, por qué allí y por qué de esa manera. Sus dedos se desplazaron desde mi mejilla a mi barbilla e hizo que levantara la mirada-. Esa es la primera verdad de todas. Siento haberte hecho daño y necesito que me creas. Necesito que creas que lo siento.

- ¿Y yo qué necesito, Zayn? -Escupí-. Ni siquiera sé qué haces aquí. ¿Sientes haberme hecho daño? -Di un paso atrás, estableciendo entre nosotros una distancia que siempre debería haber existido-. ¿Por qué te empeñas en hacerme más daño entonces? ¿Qué haces aquí?

- Porque esta será la última vez -afirmó, con convencimiento-. Después de esta, no habrá otra. No habrá más daño, ni siquiera sabrás de mi existencia, te lo prometo. Pero tenía que intentarlo.

Observé la copa que aún sostenía en mis manos, ya completamente vacía. Eché en falta algún tipo de bebida que paliara la sequedad que sentía en la boca.

- ¿Intentar el qué?

- Que me perdones, eso lo primero.

Negué con la cabeza. Respiré profundamente pero con dificultad, pues una extraña sensación de asfixia se había instalado en mi pecho. Miré hacia un lado, después hacia el otro. Estábamos rodeados de personas en las que, sin embargo, no podía fijar mi mirada porque, en realidad, nos sentía en soledad.

- ¿Para qué quieres que te perdone ahora? -Pregunté, exhausta.

- Porque no puedo seguir así, Judi -observé de reojo, sin llegar a mirarlo de frente, cómo se acercaba aún más a mí. Pronto, sus manos estuvieron cogiendo las mías con un cariño que creía haber olvidado pero que reconocí de inmediato-. Esto es complicado. Sé que ha pasado mucho tiempo, sé que no tengo derecho a hacer esto, pero no puedo callarlo. Me equivoqué -aseguró, con rotundidad. Cerré los ojos y sentí un dolor parecido al que sientes cuando algo dispara directamente contra la boca del estómago-. Me equivoqué y no te he olvidado.

- No hagas esto... -pedí, sin estar segura de que me había escuchado.

Todo comenzó a darme vueltas en los segundos siguientes. La poca cantidad de alcohol que llevaba ingerida se hizo con el control de mis venas, de mi cuerpo, y el aturdimiento se acrecentó con rapidez. ¿Qué hacía él allí? ¿Qué hacía yo soportando aquello?

- He estado pensando todo este tiempo que no tenía elección -continuó-, pero siempre hay elección. Puedo acabar con lo que nos hace daño. Puedo acabar con lo que te hace daño.

Me atreví a mirarlo. Entonces comprendí que no iba a poder creerle.

- No soy nadie para ti. Nunca lo he sido. Siempre te has avergonzado de tener una relación conmigo, por mínima que fuera -movió su cabeza de un lado a otro-. ¡No soy nadie! -Exclamé, librándome de sus manos arropando las mías-. No sé qué haces aquí, lárgate.