Capítulo 8

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pov Conway

-C: Estáis todos bien? Esposadlos, que no escape ni uno.

Ya esposados procedí a quitarles las máscaras y a buscar sus DNIs para poder saber su identidad.

-C: Vale, primer detenido, Pablo Escobilla. Llevadlo a comisaría.

-C: Segundo detenido, Segismundo García.

Esto empezaba a pintarme mal, empezaba a estar nervioso por la identidad de los dos atracadores que me quedaban por identificar. 

-C: Tercer detenido, Horacio Pérez…

-H: Súper intendente yo…

-C: Callate

No me sentía preparado para descubrir la identidad del cuarto atracador. Ya sabía quién era pero aún así no quería creermelo. Les di trabajo, sueldo y seguridad, y lo único que hacen es el imbecil.

-C: Cuarto detenido…

Lo sabía, le miré a los ojos y solo vi tristeza y rabia acumulada. Me sentía traicionado y decepcionado. Lo último que me esperaba era que fuesen ellos, que fuera él el que jugase con mi confianza de esa manera. Me sentía utilizado, nunca debí fijarme en alguien, nunca debí fijarme en el.

-I: Señor intendente? Esta ahí?

El sonido de la radio me sacó de mis pensamientos.

-C: Si comisario Ivanov. Cuarto detenido, Gustabo García, llevadlos a todos a comisaría, os espero allí.

Me subí en mi mary y fui rápidamente a comisaría.

No podía pensar en otra cosa que no fuese en el. Me sentía tan utilizado por su parte, le di mi confianza y la había usado para hacerme daño. Y lo peor de todo era que eso no era lo que de verdad me dolía, lo que de verdad me dolía era que lo quería, por muchas gilipolleces que hiciese yo le seguiría queriendo. Me sentía débil, no, débil no, me sentía idiota porque me prometí a mí mismo no volver a enamorarme y me había fallado.

Llegue a la puerta de comisaría y espere ahí a que llegasen los zetas con los cuatro presos.

Una vez todos dentro metimos a cada uno en una sala distinta.

-C: Yo me voy con Gustabo, Volkov con Horacio, Ivanov tú ve con Segismundo y Torrente tu con Pablo.

Entre por la puerta y vi a Gustabo con la mirada baja. No podía mostrar ningún sentimiento hacia el.

-C: Vamos a ser rápidos, ¿Vale? ¿Porque cojones habéis intentado robar una joyería?

-G: ¿Quieres que te sea sincero Conway? Pues lo seré. Estamos hartos de que nos humilles, nos pegues y nos insultes, hartos de que no valores nuestro puto trabajo y, si no podemos estar en el mismo bando, tendremos que estar en el contrarío. ¿Te ha quedado claro?

Sus palabras eran como cuchillos estampandose contra mi piel, pero por mucho que me doliesen, no podía mostrar ningún tipo de sentimiento causado por el.

-C: Que no he valorado vuestro trabajo? ¿Que trabajo exactamente? ¿El trabajo de tocaros los cojones a dos manos? ¿De ese trabajo estás hablando?

-G: Eres un puto desagradecido, hacemos el trabajo que a ti no te apetece hacer y encima nos tratas así, normal que estes solo, no te soporta nadie, date cuenta de una puta vez.

-C: No te atrevas a hablarme así otra vez, vuestros culos me pertenecen, si no queríais trabajar para mí no haberlo aceptado, me hubieseis hecho un puto favor no aceptando por qué sois inútiles, no sabéis hacer absolutamente nada, ¿Trabajáis para mí? Lo hacéis mal, ¿Hacéis un puto atraco? También lo hacéis mal, ¿Es que no os dais cuenta? Tenéis que madurar, tienes que madurar Gustabo, tienes la mentalidad de un crío.

-G: Pues este crío no puede sacarte de la cabeza.

Instantáneamente mi humor mejoró, pero no podía demostrarlo, no podía darle esa satisfacción.

-C: Ahora vuelvo.

Me puse a hablar por radio para saber si mis compañeros habían conseguido sacar algo de información

-C: ¿Habéis sacado algo de información?

-V: Horacio me está venga a decir que lo hicieron para conseguir la confianza de Pablito y así poder conocer a sus contactos.

-I: Segismundo se niega a hablar, no ha abierto la boca para nada, solo para preguntar si sus compañeros estaban bien.

-C: ¿Y Pablito? ¿Ha dicho algo?

-T: Pablito lo único que ha hecho ha sido insultarme, así que se ha llevado unos cuantos porrazos.

-C: Vale, voy a preguntarle a Gustabo si es verdad lo de Pablito.

Antes de entrar por esa puerta respire un par de veces, tenía que prepararme para mirar a Gustabo, sobretodo después de la declaración que hizo ahí dentro.

-C: Ya estoy de vuelta, ¿Me has echado de menos? Ni respondas, me la suda. Tengo una pregunta para ti. Tu amigo Horacio a dicho que habéis preparado todo este follón para conseguir la confianza de Pablito, ¿Es eso cierto?

-G: Es cierto.

-C: Y otra cosa, si no puedes sacarme de tu cabeza, ¿Por qué coño besaste a Segismundo en el atraco?

-G: Se me lanzó el, me dijo que tenía que decirme algo y me besó, no pude apartarlo.

-C: Perfecto, os vais todos a la puta federal, espero que hayas disfrutado la libertad que tenías, porque a partir de ahora te vas a pudrir entre las rejas capullo.

Lo saqué de la sala de declaraciones y lo metí en el zeta.

Durante el camino ninguno de los dos dijo ni una sola palabra. De vez en cuando miraba por el retrovisor pero lo único que veía era su mirada fija en la ventanilla. Una pequeña parte de mi deseaba que me mirase a mí.

Entramos en la federal y rápidamente vinieron más policías para escoltar a los sujetos.

-C: Aquí te quedas Gustabin, espero no volver a verte nunca capullo.

-G: ¿Me echarás de menos Conway?

-C: Ni un poco.

Iba a decirme algo pero me marché. Le dejé ahí solo rodeado de policías.

Claro que lo iba a echar de menos, me dolía el simple echo de pensar que no lo podré ver hasta que salga de ahí, la pena de prisión por robo con violencia e intimidación puede ser de 2 a 5 años, y yo no estaba preparado para no verle durante tanto tiempo.

Eres Mío PutitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora