Biological Love [BL #1 | D.O]

"Está muerto..."

Min Ho nos había acompañado hacia la isla Quail. 

Los chicos le hicieron tantas preguntas que se notó abrumado de inmediato, pero los comprendía. Nunca pensamos en tener a más como nosotros tan cerca.

Habíamos hablado sobre el pronto enfrentamiento entre Alphas y Omegas, y sabíamos que la empresa quería ayudar a los Alphas creando nuevas especies como Annie. La especie más poderosa.

Planeamos ir uno a uno hacia la isla Codfish—ya que en grupo éramos un verdadero desastre— y nuestro objetivo principal era crear un campo de fuerza,  uno que proteja la entrada e impida el ingreso de algún chico como Junmyeon.

El primero en partir fue Lu Han con Min Ho, luego los siguieron Yi Fan, Tao, Se Hun y Jong In. Yo me quedé unos minutos más con Annie en Quail.

—Nunca he dicho algo como esto, pero perdón—susurré mientras miraba mis pies, aún no encontraba la razón exacta por la cual sentirme tan nervioso, pero inevitablemente lo estaba.

—Está bien, no hay problema—alcé mi vista hacia ella. Tenía los ojos acuosos y mordía su labio para evitar que las lágrimas se escaparan de estos. 

—¿Qué te ocurre?

—Me siento decepcionada—susurró y sin poderlo evitar, una lágrima recorrió su pálida mejilla— Se suponía que Junmyeon era un buen chico.

—Él nunca ha sido bueno, pero nunca imaginé que podría llegar a ser tan desastroso. Tenía una apariencia apacible, una sonrisa agradable y cálida. Quizá eso te hizo confiar en...

No me dejó terminar la frase, cuando me apretujó entre sus brazos. Envolviéndome en el primer abrazo que he tenido en años. 

Espasmos eléctricos recorrieron todo mi cuerpo y por impulso involuntario mis brazos rodearon su espalda. Ella lloraba en mi pecho, dejando húmeda cada parte en la que acomodaba su cara. Pero no la alejé hasta que ella lo hizo.

Luego de eso no dijo ni una palabra y de un momento a otro estábamos en Codfish. 

—Tardaron mucho—se burló Jong In mientras me daba un pequeño palmazo en el hombro. Aunque sabía que más que fastidiar, quería dar a conocer que todo estaba bien. Que estaba dispuesto a hacer lo que fuese para salvar a los suyos.

No tenía idea de qué habilidades poseía Min Ho, pero por alguna razón su cara se me hacía conocida. Se notaba muy poderoso y realmente asustaba, pero era un chico muy accesible y agradable.

El camino dirigido por el nuevo chico fue expectante, todos estabamos ansiosos por encontrarnos con la manada Omega e integrarnos en esta después de tantos años de soledad. Y cuándo llegamos todo se convirtió en felicidad. 

Toda la gente nos saludaba, saludaban con besos y abrazos a todos y con los chicos solo sonreíamos. 

Resultaba que Min Ho era el jefe de su "manada", todos obedecían lo que él decía y por algún motivo los chicos dijeron que les recordó a como yo era. 

—Muy bien—vociferó Min Ho cuando estuvo en el escenario improvisado que la gente había levantado para escuchar las palabras del líder. El chico me hizo subir al escenario y estar con él arriba. Para él, ahora éramos dos jefes. No solo él—¿Recuerdan que a nosotros nos habían dicho que seis personas habían sido las primeras convertidas en Omegas, y no era ni uno de nosotros?—toda la gente asintió o dijo "sí" a coro—Los seis chicos que llegaron hoy, son ellos. 

Toda la gente sabía de nosotros y nos miraban con asombro, como si fuesemos dioses sobre un podio del Olimpo.

—Y hoy nos dimos cuenta que la guerra con los Alphas está más cerca de lo que creíamos—la mayoría de las personas soltaron un suspiro de asombro—Y mañana debemos comenzar a prepararnos, porque la isla Enderby acaba de ser la primera destrozada. 

Y ante eso, todos comenzaron a esparcirse hacia sus casas. Como era de noche, debíamos dormir para luego prepararnos para la lucha. No iba a ser de inmediato, pero estaba tan cerca como Junmyeon de este lugar.

Annie:

La verdad había llegado tan inesperadamente que llegó a darme escalofríos. 

Nunca pensé que Junmyeon llegaría a ser tan destructor. ¿Y si Warn ocupó alguna especie de producto biológico para hacerlo acatar ordenes tan drásticas como las que estaba acatando?

—¿Qué es lo que miras con tanta atención?—escuché a mis espaldas, volteé y me encontré con Se Hun sonriente. 

—Me gusta esta isla. No tiene esos árboles de pimienta que estaban en Quail... Ya no me arden los ojos—exclamé intentando parecer alegre y este rió. Se Hun se había convertido en una especie de amigo entre todo el caos. 

—Pensé que no te íbamos a volver a ver, Annie. 

—Han pasado tantas cosas que ya se me hace difícil qué cosa creer y que cosa no. Estoy preparada para todo.

—Así se habla—me sonrió y sin más, me abrazó.

Su abrazo fue protector, como si mi hermano me hubiese estado dando calor con sus largos brazos. 

"Pero nada fue tan bueno como el abrazo de Kyung Soo". 

Y como si mi subconsciente lo hubiese invocado, él apareció y con molestia llamó a Se Hun. Evitó mi mirada y se marchó. ¿Este chico estaba enfermo o qué?

—Hey, chica—gritó alguien de manera desesperada.

Volteé rápido hacia la persona que me había llamado, y ahí se encontraba un chico asiático. Tenía los labios gruesos, la piel pálida y el cabello negro alborotado. Me miró como si estuviese pidiendo ayuda, pero cada vez lo oía más lejos. Abrí los ojos como platos al notar que la barrera que habíamos creado para cubrir la isla, tenía un gran forado. Y sobre ella se encontraban todos los chicos que "me entrenaron". 

En mi trance silencioso pude notar como Chanyeol me miraba apenado, en realidad todos se miraba igual. Menos Junmyeon, había algo en su mirada que me hizo temerle. El borde de sus ojos estaba delineado de color rojo, era como si una versión satánica del chico que me besó hace varios días estuviese reemplazandolo.

—¿Sorpresa?—escuché en mi mente. Era Junmyeon.

—¿¡Por qué no puedo hablar!?—grité en mi mente, escuché una seca carcajada de su parte.

—Eres tan vulnerable a mí como pensé, sé que la Aficción afectó tu corazón. 

.—¿Qué es lo que necesitas?—espeté.

—A tí. Te necesito a tí, Annie.

Esta vez había sonado como el chico del que me había encariñado, el que había prometido enamorarme y hacer todo lo posible para salvarme de las garras de Warn. Desde la distancia podía ver sus ojos, su cara, él me hipnotizó. Estaba bajo un poder.

—No me iré contigo, mi hogar es con los Omegas—logré decir en voz alta. Mi voz estaba atrapada en mi garganta, como si fuese una gran bola de acero raspando por salir expulsada.

—¿Estás segura?—susurró, podría haber jurado que lo sentí dolido.

—Estoy más que segura.

Y ahí fue cuando todo se volvió un caos. Al menos para mí.

Junmyeon había apretado el cuello de uno de los chicos y lo había lanzado desde unos cincuenta metros hacia la tierra húmeda. El cuerpo del chico se retorció por algunos minutos y luego sus músculos dejaron de ejercer presión y de forcejear para poder ponerse de pie. Su espalda dejó de levantarse y sus ojos se volvieron blancos.

Lay estaba muerto.

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