''Cambio de planes, querida''

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Caminé por las escaleras hasta llegar al casino. Mi corazón en este momento sentía el arrepentimiento al no haber elegido el fusilamiento público o aunque sea la mutación biológica para alejarme de todo. 

Apenas al llegar al casino, una ola de personas invadió mi espacio para preguntarme todo sobre lo que había pasado. Bueno, esa ola de personas eran mis amigos o mejor dicho, compañeros de trabajo.

-Annie, dínos que no te pasó nada malo. Por favor.-Suplicó Beatrice mientras se sentaba frente a mi.

-Anda mujer, cuenta que pasó-gritó Will mientras me movía de los hombros para hacerme reaccionar. Recién ahí logré salir de mi trance

-Do Kyung Soo-susurré.

La cara de temor de Will, Beatrice, Pharrel y Joseph me hizo sentir realmente más mal de lo que ya me sentía.

-¿Por qué elegiste aquella idiotez?- espetó Pharrel con indignación- Sabes que lanzarse a una piscina llena de tiburones es mejor que ir a esa misión.

-Fue al azar y maldita sea, tengo una suerte envidiable-la ironía se tomó mis palabras.

Los chicos estaban muy curiosos y preocupados por lo que me fuese a pasar. Digamos que lo que se dice de aquel asiático no es para dejar a una persona muy tranquila que digamos.

Él había perdido a su familia cuándo era casi un bebé, la empresa lo tomó para hacer experimentos biológicos y comenzaron a mutar ilegalmente cada una de sus células, haciendo que el chico se convirtiera en un monstruo. O al menos eso dicen.  Y que después de que su cuerpo mutó, lo adormecieron y lo encerraron en una isla de Nueva Zelanda llamada Quail.

Salí de la empresa ya un poco más relajada. Pero sentía en lo profundo de mi corazón una punzada solorosa, como si éste me advirtiera de algo malo.

Las nubes dejaban a la vista un claro cielo celeste digno de admiración. El sol brillaba en su punto máximo y la naturaleza estaba a su favor enriqueciendo mi vista, entregándole algo de paz.

-Querida Lizperth-escuché en un susurró tras de mi oreja,

Volteé con rapidez, pero no vi a nadie. Mi piel se erizó de inmediato.

-Annie, no tengas miedo- volvió a hablar la voz, pero esta vez sonaba más como burla.

Volteé nuevamente y no había nada. Por dios, hoy no me levanté con el pie derecho.

Seguí el camino a pie hasta el edificio dónde estaba mi apartamento, seguía sintiendo tras de mi algunas pasos que me hicieron sentir más asustada que nunca.

Crucé el vestíbulo del edificio corriendo y en vez de esperar el ascensor, corrí por las escaleras para llegar al piso cuatro que era donde vivía yo.

Cuándo mis pasos y los pasos de alguien atrás resonaban con potencia por el piso resbaladizo del edificio, decidí voltear, pero nuevamente no había nadie detrás de mi. Mi mente me esta jugando muy sucio.

Caminé hacia la puerta, el número 17 en la puerta brillaba como oro puro. Saqué las llaves de mis bolsillos y abrí. Apenas cuándo entré, algo tras de mi cerró la puerta de golpe.

-Hasta que por fin llegamos-dijo la voz masculina nuevamente en mi oído.

-Ay por dios, ¡Déjame!-grité dando un golpe al aire.

-Nunca podrás golpearme, querida.

-¿Por qué me persigues?-pregunté en mi punto máximo de histeria.

-Ordenes de Warn.

-¿Qué quiere Warn ahora'-espeté cansada.

-Que te haga lo que me encargó-rió.

-¿Ah?, ¿No que ya tenía mi asunto resuelto?-pregunté mirando a la misma nada.

-Cambio de planes, querida.

Luego de aquellas palabras, sentí un dolor sordo en mi nuca, haciéndome ver todo oscuro.

Me habían herido.

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Biological Love [BL #1 | D.O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora