🍭Sweet Tears II 🍭

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— No sé porqué lo hice, me sentí tan traicionado ante su ingratitud, yo lo amo tanto, no entiendo como pude hacerle eso... — Park lloraba desconsoladamente en línea con su madre, su mayor consejera.

— Estas ebrio Ji-Min, ¿por qué bebes tanto? ¿no ves que eso te hace tomar las peores decisiones? — hacía más de media hora que no paraba de consolar a su hijo acerca de lo ocurrido.

— Me sentía mal madre, ¿qué más hacer?

— Ve y busca a Tae-Hyung, disculpate y arregla las cosas, pero ni se te ocurra dejarlo tirado de nuevo.

— Ya dije que lo siento.

— No debes decírmelo a mi Park Ji-Min, ¡por el amor de Dios!

— Está bien, ahora iré por él.

El joven cortó la llamada y se dirigió a su cuarto para buscar un abrigo y salir en busca de su amado novio.




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— Jimin-ah — Tae-Hyung, con tres años de edad, le entregó un regalo de cumpleaños a su amigo. — ¡Felishidades!

— Gashiash Tae— Jimin tomó el paquete y besó los labios del pequeño Kim en forma de agradecimiento.

— De nada — con una sonrisa y las mejillas muy rojas, el pequeño trigeño se dirigió a los juegos.

Mientras tanto, la señora Park, los observaba en silencio sentada en la punta de la mesa, junto a otros adultos. Había visto absolutamente todo, cada acción cometida por los menores y cada gesto que habían esbozado. Realmente le sorprendía ver lo feliz que su hijito se ponía cada vez que Tae tocaba sus labios con los propios.

Hacia tiempo que solía espiarlos y observarlos de manera secreta. Cuando jugaban,cuando veían tele, cuando se tomaban de las manos para entrar a la guardería, todo, y así mismo cuanto más tiempo transcurría, más se convencía de que su pequeño y amado bebé Jimin sentía atracción ,o le gustaba, su pequeño amiguito... Si, otro niño.

Aunque en un inicio le había espantado un poco la idea, a medida que el tiempo corría, comenzó a comprender que si su bebé era feliz así ella debía de aceptarlo.

Aceptar que su pequeño Jimin de apenas tres añitos era homosexual y amaba a su, tambien pequeño, amigo Taehyung.


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— Cariño,bebé, ¿dónde estarás? — Park observó el tumulto de personas y suspiró con pesadez. — ¿Por qué he sido tan idiota? ¿Tan malvado?





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Luego de ser expulsado de la casa de, su ahora ex-novio Jimin, emprendió caminos que ni siquiera él sabía a donde lo llevarían.

— No tengo nada, estoy solo, sin dinero, sin ropa, sin comida...

Tae-Hyung derramaba lágrimas muriendo de frío, tenía tanto miedo.

Caminó y caminó sin destino al cual llegar, pues solo quería ejercer pasos para olvidar.

— Si tan solo hubiese dejado a Jimin verme mientras estaba en terapia, nada de esto hubiese ocurrido.

Kim tragó vacilando levemente, hizo unos pocos metros y se detuvo.

— Sin dinero... tampoco podré estudiar, si a eso he venido a Seúl y ya no puedo cumplir aquí mi propósito... ¿entonces a qué mierda me quedaré?

Con restos de enojo y pena frotó su nariz con la cabeza sumida en pensamientos oscuros.



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— Tae, por favor, aparece. — hacía más de tres horas que Park no paraba de buscar a su amado trigeño. Pero aún así, en esa selva llena de fieras salvajes, sabía que podía hallarlo.

Pero Taehyung ya no estaba allí.

Tae vió la oportunidad y sin más opciones para elegir lo hizo.

Caminó hasta la autopista e hizo dedo para que algún alma bondadosa frene su vehículo y lo saque de esa maldita ciudad.

— Si a Jimin le divierten las fiestas y beber alcohol junto a sus amigos,salir a bailar y todo eso... pues dejaré que viva su juventud sin molestarlo.
Porque ya lo debo de haber agotado, y él tiene todo el derecho de ser feliz, aunque por eso deba marcharme.

Si, la verdad que Tae tenía su corazón partido en millones de pedazos, pero aún así, con todo el dolor, no iba a echarse para atrás, regresaría a su casa, con sus padres, a su amado Daegú, a dónde no sería una carga y mucho menos un estorbo.

Como a las dos horas de que estuviese parado y luego de que al rededor de cuarenta autos pasarán sin detenerse, una señora, de unos cincuenta años, se detuvo y lo cargó en su auto para luego marchar rumbo Daejeon, que quedaba a unos 122 kilómetros de su ciudad natal. Un recorrido muy pequeño le quedaría luego de llegar al destino al cual su transportadora se dirigía y eso lo pacificaba bastante, su amada casa estaba cerca.

Sin más que hacer y por dónde buscar, Jimin regresó a casa. Además de que la noche ya había caído y la oscuridad no era muy buena compañía a la hora de buscar que digamos.

— ¿Dónde estás amor mío? — musitó desbordando lágrimas. — ¿A dónde?

Tae ya no estaba ahí para consolarlo, Tae se había ido por su culpa, todo, todo era su culpa. Si tan solo hubiese abierto antes esa maldita puerta, la historia hubiese sido tan distinta.

Tae no se hubiese ido y ahora estarían juntos, dándose muchos besos, como siempre hacían desde que eran unos bebés.




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Sé que es súper corto, discúlpenme por favor, pero realmente no he tenido mucha inspiración.

Aún así no quería dejarles sin capítulo.

Los amo.

Gracias.

🍒𝑀𝑦 𝑆𝑤𝑒𝑒𝑡 𝐶𝑎𝑛𝑑𝑦🍒 [VMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora