Comida

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Los menores esperaban al adulto para que les llevara a un sitio a comer, los dos son muy buenos en correr aparte siempre tienen energía.

Horacio esperaba pero se percató de alguien, del comisario del lugar, pelo plateado, blusa roja y serio, le llamaba mucho la atención. Se puso de pie y se acercó, este estaba hablando con un pequeño grupo de 4 personas, estaban dando una denuncia.

- disculpe, señor.

El comisario puso una mano en señal de stop para el grupo y miró quien le hablaba, grande fue la sorpresa al ver al menor que estaba en la mañana.

-Necesitas algo pequeño?

Decía el comisario Volkov con amabilidad, no le iba a ser violento con niño.

-Me podría decir su nombre? por favor

Soltó un suspiró para luego hablar, la paciencia era buena en el.

- Soy Volkov y tu?

El menor se quedó pensando, nunca había escuchado ese nombre tan peculiar.

-Yo soy Horacio, un gusto Volkov, por ci-

Iba a continuar de no ser por un grito en la zona.

-Horacio nos vamos!

Su mejor amigo lo agarro de su abrigo y se lo llevó, solo pudo ver como Volkov se despedía con la mano para seguir con preguntando al grupo.

- Tan cerca Gustabo y la vienes a liar!

Los infantes estaban empezando a discutir, incluso a los golpes de no ser por que una bocina, ambos voltearon a la calle para ver al Superintendente en un vehículo rosa que tenía neón bajo de este y con la ventanas polarizadas pero una abajo donde se le veía al conductor.

-Subid y dejad esas gilipolleces!

Hicieron caso sin ninguna queja pero al momento que Gustabo abría la puerta de copiloto fue detenido por Conway.

-Qué crees que haces? Atrás

Dicho esto apuntó atrás donde Horacio se ponía el cinturón de seguridad.

-Qué? No, yo no iré con el retrasado de Horacio, que se vaya solo, yo me iré aquí adelante.

Comenzó a subir el pie pero nuevamente una voz lo detenía

-He dicho atrás, qué no escuchas?

De forma inmediata el de gorro habló.

-Tu no eres mi padre para decirme que hacer

Para acto seguido sacar su lengua en señal de burla

-No necesito ser tu jodido padre para darte órdenes, he dicho atrás!

Al ver que su respuesta no funcionó y el hambre le ganaba, cerró la puerta delantera y se fue atrás junto a su amigo, claro que con una cara enojada.

- ponte el cinturón.

Aún con la cara enojada se puso el cinturón y se cruzó de brazos. Y así el auto partió, rumbo a un lugar de comida rápida, paseando por las calles los niños vieron varias cosas como un hombre se peleaba con una anciana, un choqué, un tipo en la acera según Conway dormido.

Pasando frente de un club de bailarines al de cresta se le hizo una sonrisa.

-Cuando sea grande voy a trabajar allí, se ve muy bonito ese lugar, a que si Gustabo?

Pregunto a su amigo que lo miraba aún enojado y él conductor que se quería tirar del vehículo, la paciencia no era su fuerte.

- Pero que coño dices Horacio? Quieres bailar?

El enojo fue remplazado por una pequeña sonrisa.

- Pues claro si hombre! Sería el mejor bailarín, si mira como bailo.

Ya terminado de hablar empezó a mover sus brazos de un lado al otro mientras los mantenía arriba. Esto le causó bastante gracia a su compañero de asiento, sacándole muchas carcajadas pero este se tapaba con su chaqueta la risa.

-Tu también baila, que tu también trabajarás conmigo.

Ya dos pequeños estaban bailando y riendo por lo que hacían, solo faltaba la música pero el vehículo fue detenido.

-Bien par de bailarines, bajad que ya llegamos, qué van a pedir de comer?

El baile se detuvo pero ellos siguieron en movimiento ya que bajaron rápido del auto, seguidos del adulto que cerró su vehículo con llave.

-Yo quiero una hamburguesa

Dijo el mayor de los dos niños.

-La pizza pa' mi!

Sin mas el mayor saco su tarjeta de crédito, fue a la caja y pedir los pedidos de los menores, estos se fueron a sentar cerca, no querían perderse.

Después de esperar unos 15 minutos, llegaba el superintendente con unas bandejas y se sentaba frente de los infantes.

-Última vez que yo voy por sus bandejas, debieron ir ustedes.

Estos solo lo ignoraron para sacar sus comidas de sus bandejas, comiendo rápido por el hambre.

-Se van ahogar gilipollas, calmaos de una buena vez.

Esta vez si le hicieron caso al Superintendente, este sacó unas papas fritas, no había desayunado ese día, así que era lo de menos para estar bien.

-Me das un poco?

Decían al mismo tiempo quiénes estaban frente de él.

-Vosotros teneis sus cosas, dejadme ne paz.

Seguía comiendo sin importar las quejas de aquellos niños, que al parecer le seguían insistiendo por unas papas.
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Después de una media hora, los niños estaban con el estómago lleno y felices, pues empezaron hablar puras cosas sin sentido, como teorías ridículas.

-Hora de irnos, paren su trasero de allí, nos vamos a la comisaría.

Le hicieron caso al adulto y se subieron ambos a la parte trasera, con los cinturones puestos y ya apuntó de manejar, empezaron a quedarse dormidos. Habían caminado mucho en la mañana para llegar a la comisaría con sus pequeños pies, antes de dormirse del todo dijeron algo que dejó un poco confundido al conductor.

- Gracias por la comida de hoy papu..

Para luego dormirse por completo, que esos niños se hayan encariñado de él para decirle con un apodo, aún que le daba igual mientras no molesten tanto en su trabajo, al llegar tendría que buscar sobre los familiares de estos, para devolverlo, de seguro una familia los estaría buscando.

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