Donde Jack Conway cría a dos niños que siempre se meten en problemas pero este no sabe cuidar de niños pequeños solo sabe hacer su trabajo por lo cual necesita un poco de ayuda.
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Segismundo necesita dinero pero de manera legal, no quiere otra...
Se encontraban sentados en el piso de la habitación que compartían, haciendo un círculo donde en el centro había una caja, un regalo por parte de los adultos, dentro de esta había algunas cosas bastante curiosas, como eran unos muñecos de ellos mismos e incluso de los adultos y uno de la mascota de la casa.
Se miraron entre ellos, preguntándose con la mirada que debían hacer con esos regalos, cada uno agarro una versión suya, analizando al muñeco, estos tenían pequeños accesorios, que estaban dentro de la caja, armas u objetos que se pegaban a las manos de estos.
Comenzaron a experimentar con los objetos, notando que en las puntas de las manos de cada muñeco había imanes para coger los objetos sin necesidad de cinta adhesiva.
Así comenzó una conversación de que harían de grande, diciendo que los muñecos serán de ellos de adultos y fungiendo ser lo que cada uno dijo que haría al cumplir la mayoría de edad, todos estaban de acuerdo que se quedarían en la gran ciudad actual, les gustaba el lugar, nadie lo podía negar.
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Los adultos se encontraban en la sala, uno de ellos estaba mirando como el contrario cantaba por lo bajo mientras cortaba unos vegetales para la comida, tenía en mente una Paella, hace ya un tiempo no comia de eso.
El más alto se acercó por la espalda y lo abrazo de la cintura, apoyando su mentón en el hombro del más bajo, este no se quejo, le agradaba la presencia del de corbata, este se dedicaba a besar la mejilla del gallego, haciendo que soltara unas pequeñas risas por las acciones de este.
Continuó cortando los vegetales para luego meterlos en una olla, tan sólo debía esperar que se estén listo, podría aprovechar este tiempo libre, se dio la vuelta quedando cara a cara con su pareja, no paso mucho para que se dieran un beso que estaba lleno calidez y aprecio, se apartaron un momento para tomar aliento para seguir.
Pero unos gritos, hicieron que se pusieran alertas, no eran gritos de felicidad, más bien de enojo, deshicieron el abrazo para ir a la habitación de los menores, apenas llegaron a la entrada de esta y notaron como cada uno estaba de los críos estaban sentados en el suelo, con sus muñecos en brazos, el único que no lo sostenía era el de coleta, su muñeco estaba roto, no del todo pero las piernas del este estaban arrancadas, mientras el de gafas le susurraba a quien tenía a su lado, este miraba al muñeco dañado.
-¿Qué pasó aquí? Ahora de qué se coño se pelean..
El primero en reaccionar a la situación fue el corbata.
-Si mira quien llegó, Conway, de seguro va a estar de lado de Emilio y no del tuyo Horacio, a pesar de que el te daño.
Se acercó más al pelirrojo que tenía la mirada perdida, apoyando una de sus manos en el hombro de este.
-¿Pero que gilipolles dices?
El adulto se acercó a los menores, estos en cambio intentaban evitar a este, el de gafas alejaba al de cresta del mayor, susurrandole en el oído, cosas que no se escuchaban con claridad.
-Gustabo deja de comerle el coco a tu hermano, necesitamos hablar, Horacio contigo también, Segis llevate a Emilio a otra habitación, tengo que hablar con estos capullos.
El gallego hizo caso a este, levantando al de coleta que agarraba los pedazos de su muñeco, saliendo junto a este de la habitación, para dirigirse a la sala. . . . ㅡㅡㅡㅡㅡㅡ
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No me podía sacar la escena de la cabeza, la tuve que dibujar, aún que soy bastante malo en eso.
